8 señales para detectar un restaurante de quinta gama
Servicio sospechosamente rápido
Todos sabemos lo que cuesta hacer de comer, el tiempo que requiere y lo que se tarda en preparar los platos, especialmente los más elaborados. Un servicio extremadamente rápido puede ser una señal bastante clara de que lo que nos están sirviendo ya estaba preparado en una bandeja de plástico antes de servírnoslo. ¿No te ha pasado nunca que casi sin terminar de pedir lo que quieres, ya lo tienes en la mesa?
Una carta casi interminable
Los mejores restaurantes y gastrobares de cocina de mercado suelen tener pocas cosas, pero de excelente calidad. Si lo que nos encontramos es una carta kilométricamente extensa, con una variedad de platos pasmosa y sorprendente, no sería de extrañar que la mayoría de sus platos vengan de una fábrica donde los han preparado y vendido al restaurante. ¿Cómo, si no, sería capaz una cocina de apenas unos metros cuadrados tener todo eso listo al momento, y ofreciendo tanta variedad para casi todos los gustos?
Precios redondos y extrañamente bajos
Al venir todo ya preparado y vendido por una empresa que es la que cocina realmente, los precios también suelen ser bastante comerciales. Así, si en esa carta sospechosamente larga te encuentras, además, que todos los precios son prácticamente idénticos, puede que estés ante otra señal inequívoca de que, igual, ellos no han cocinado ese plato y te están cobrando como si así fuera.
Salsa para todo y para todos
¿Te has fijado en que, muchas veces, nos encontramos exactamente la misma salsa en tu plato de solomillo que en el pescado de la mesa de al lado? Estas salsas, que también vienen ya hechas, claro, se usan especialmente para camuflar el nulo o escaso sabor de lo que te estás comiendo, y que las papas fritas y la humeante salsa impregnen y predominen en el plato. Si necesitan esconder el sabor de la carne o el pescado bajo una montaña de salsa, de adobo o viene «al ajillo», será que no están muy orgullosos de lo que te están sirviendo.
Cocina invisible
Casualmente, cuanto mejor es el restaurante y más orgullosos están de su higiene y su producto, más a la vista está la cocina. Por el contrario, los fanáticos de la quinta gama disfrazada de otra cosa suelen esconder bien sus cartas y es muy difícil que veas la cocina, probablemente porque no quieren que veas que apenas tienen un par de microondas, una plancha de dudosa higiene y poco más.
Imposible reservar. Mejor apuntarse en cola
Los sitios de gastronomía de quinta gama no suelen aceptar reservas. No las necesitan porque no se quieren arriesgar a tener una mesa vacía mientras llega la hora reservada. El producto no se va a poner malo, así que si podemos despachar rápido a unos que puedan hacer uso de la mesa mientras los demás esperan en la puerta, en una lista escrita en paredes o pizarras, mejor que mejor.
Un horario muy cómodo
Pasas por la puerta del local a menudo y ves que la cancela está echada, prácticamente, hasta media o una hora antes de abrir. En ese tiempo apenas da tiempo a abrir botes, organizar y empezar. Sin embargo, sus más de 50 platos están disponibles para ti en cuanto abren al público.
El sorprendente e inevitable clin del microondas
El gran aliado de la quinta gama. No es que sea una mala herramienta o que su uso sea menos prestigioso que otro, sino que normalmente suele ser lo único que hay en la cocina y ahí está la cuestión. El clin del microondas suele significar muchas cosas y, generalmente, es sinónimo de quinta gama.
Evidentemente, todos hemos pensado en algunos sitios al leer todo esto. No queremos decir que la quinta gama sea mala, pero difícilmente nos podemos fiar de un cocinero que no cocina, sino que calienta. Si no comemos en casa es porque queremos probar cosas que a nosotros nos cuesta (por medios, o por tiempo) hacer o directamente no sabemos. Calentar en el microondas y poner cuatro salsas prefabricadas lo sabemos hacer todos y no somos, precisamente, cocineros.
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