Re: Cotilleo general. Edición Celebrities.
4901El chico dice que es bi pero solo se interesa por mujeres bastante mayores. Será amor seguro.
Y si tiene 36 si que se conserva bien el muchacho, xdJ.. escribió: 15 Abr 2020, 17:34 Tiago. En todos los medios brasileños que he visto sale que tiene 22/23...
Tiago Ramos
El pasado futbolístico extremeño de Tiago Ramos, el novio de la madre de Neymar
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La vida de Tiago Ramos pasaba por ser la de un futbolista brasileño profesional en el Ferroviario de Fortaleza, de Serie C (Tercera categoría). Entonces su teléfono sonó. Era su representante, quién había alcanzado un acuerdo en enero de 2019 con el equipo de Villafranca de los Barros, ciudad extremeña de 13.000 habitante y cuyo equipo militaba en la Primera división regional.
"Estábamos en disposición de subir a Tercera y por eso nos movimos en el mercado invernal, para reforzar al equipo. De esta manera llegó Tiago Ramos al equipo", cuenta José Manuel Cisneros 'Pana' a MARCA. Pana le define futbolísticamente como un atleta: "Era un portento físico. Es verdad que era muy pobre en nociones tácticas y técnicamente era bastante limitado, por eso me sorprendía que había sido profesional en Brasil. Eso sí, físicamente como un toro, por eso jugaba como extremo".
Al final de esa temporada, el SP Villafranca de los Barros no puso ascender -"nos quedamos a un punto", reseña Pana- y Tiago Ramos le dijo al entrenador que quería salir del equipo e irse a probar fuera.
"Ahí fue cuando le perdí la pista. No era un chico que hablara mucho y estaba siempre muy pendiente del móvil y las redes sociales. Cuidaba mucho su cuerpo y su aspecto físico. Y por aquel entonces también recuerdo que ya tenía como novia a una mujer mucho mayor que él, superaba los 40 años (Tiago tenía 21). Pero oye, si él era feliz...", confiesa José Manuel Cisneros.
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https://www.marca.com/futbol/futbol-int ... b460e.html
Brad Pitt emociona a su maquilladora de toda la vida al reformarle la casa por sorpresa
El actor, aficionado de la construcción, ha participado en un programa de televisión para transformar el hogar de Jean Black, a la que considera una “hermana”.
Cuando creíamos que lo habíamos visto todo de Brad Pitt, el actor nos sorprende de nuevo. Algunas semanas después de verle en sus últimas apariciones públicas en las grandes entregas de premios cinematográficos como los Oscar, celebrados en febrero, el intérprete ha reaparecido en un programa de televisión estadounidense de reformas para sorprender con un bonito gesto a su maquilladora de toda la vida, Jean Black.
De la mano de los conocidos gemelos Scott, conductores y protagonistas de varios programas sobre construcción -que en España se emiten en Divinity-, Pitt ha demostrado su afición por las tareas de bricolaje a la vez que ha querido tener un detalle con Black, a la que quiere como a su familia.
“Ella es mi familia, somos como hermanos. Ella es una persona que valoro mucho en mi vida”, ha asegurado el actor durante su participación en la transformación del garaje de la maquilladora en una casa de invitados y estudio artístico independiente.
Tras la drástica reforma de la casa, sobre la que Brad Pitt asegura que ha quedado “increíble” y “fantástica”, Jean Black ha protagonizado un bonito e inesperado reencuentro con su hogar, que la ha hecho emocionarse notablemente y agradecer la bondad recibida.
“Estoy atónita. Realmente es conmovedor, lo aprecio mucho. Soy consciente de lo bondadoso que ha sido siempre Brad. Su generosidad no tiene límites, pero que haya hecho algo así... es más de lo que podría haberme imaginado jamás. Estoy muy emocionada; no puedo agradecérselo lo suficiente. Te amo Brad”, ha asegurado la maquilladora, cuya emoción ha terminado haciendo llorar al propio actor.
Según han revelado también programa, en el que también participarán otras celebridades como los actores Jeremy Renner, Melissa McCarthy y Rebel Wilson esta temporada, Brad Pitt y Jean Black llevan trabajando juntos desde hace mucho tiempo y han coincidido en más de 40 filmes de Hollywood.
De hecho, durante estos años, la maquilladora, que también ha coincidido con otros famosos como Julia Roberts, ha vivido muchas anécdotas divertidas con el protagonista de Érase una vez... en Hollywood.
De acuerdo con las palabras del actor, uno de los momentos más cómicos e incómodos vividos por los dos fue cuando ella tuvo que cubrir con maquillaje las marcas de bronceado en el trasero del intérprete para el filme "Leyendas de pasión" (1994) en uno de sus primeros encuentros laborales.
“Todavía seguimos siendo incapaces de mirarnos a la cara cuando aparece esa escena”, ha bromeado el actor, que con este bonito gesto, además de mostrar su bondad, ha conseguido demostrar una vez más que hay pocas disciplinas en este mundo que se le resistan a Brad Pitt.
https://www.lavanguardia.com/gente/2020 ... ywood.html
Maquilladora de celebrities buenorros, especialista en el culo de Brad
Mia Wallace escribió: 16 Abr 2020, 09:35Maquilladora de celebrities buenorros, especialista en el culo de Brad
Por ponerles cara:Tarek El Moussa 'Jumped Over the Fence,' Christina Was 'Crying and Shaking' in Alarming Pre-Split Gun Incident
According to officials, Tarek El Moussa agreed to voluntarily relinquish all of his firearms for safekeeping for 30 days
https://people.com/celebrity/tarek-chri ... t-details/
Darcy escribió: 16 Abr 2020, 11:45
Oioioioooo deseando verlo que a ver, a mi Brad Pitt me da bastante igual pero me muero por saber qué problemas chorras se sacan para crear tensión. Es que los programas de reformas de Divinity/Dkiss son mi perdición, pero no por las reformas sino por todas las tontadas que hacen para meterles dramatismo.
El imperio de los hermanos Jonathan y Drew Scott (+ some backstage secrets)
Los hermanos Scott o cómo aprovechar la desgracia ajena y hacerse millonario
Su fortuna comenzó a crecer gracias a la crisis. Hoy emiten hasta 11 programas distintos de reformas por televisión, entre ellos uno con damnificados por el Katrina, y se calcula que ingresan 7,5 millones al año.
La virilidad en el siglo XXI ya no es cortar leña. La virilidad en el siglo XXI es cortar leña, hacer un mueble con ella y decorar el salón, eso sí, sin despeinarse ni dejar de sonreír
Desde hace más de una década, los hermanos Jonathan y Drew Scott cumplen los sueños de toda la gente que acude a su programa de televisión para hacer una reforma y alimentan los de los espectadores que lo ven en más de 150 países.
La casa de mis sueños (en inglés, "Property Brothers") y sus otros 10 programas derivados les reportan a los Scott un sueldo de 7,5 millones de euros al año. ¿Quién dijo que la especulación inmobiliaria no podía ser sexy?
Drew y Jonathan descubrieron las alegrías que podría ofrecer el liberalismo a los siete años, cuando animados por su padre forraron perchas de alambre con nailon, que vendían puerta a puerta por 25 centavos, y una mujer les compró miles de ellas para exportarlas a Japón.
Tras acabar el instituto, los hermanos empezaron a comprar casas semiabandonadas para redecorarlas y venderlas, con cuyos beneficios Drew intentaría triunfar como actor en Hollywood y Jonathan produciría espectáculos de magia.
Cuando su socio resultó ser un estafador que le hizo el truco de magia definitivo (ahora ves tu dinero, ahora no lo ves), Jonathan se declaró en bancarrota. Tenía 20 años
La crisis de 2007 fue devastadora para la clase media en Estados Unidos y Canadá (donde nacieron los Scott), pero un bufé libre para tipos como Jonathan y Drew: la gente necesitaba vender sus casas a precios irrisorios, incapaces de pagar su hipoteca, y ahí estaban ellos para rentabilizar el colapso económico mundial.
También en 2007 los reality shows, capitaneados por las Kardashian, se asentaron como la forma de entretenimiento favorita del planeta y así nació "La casa de mis sueños", el programa de casas más visto del mundo. Su secreto, según Jonathan, es que "todo el mundo vive en algún lugar". Y algunos necesitan su ayuda.
"Esta casa no te la puedes permitir"
La estructura es tan sencilla como fácil de ver, tanto si el espectador llega con el capítulo a la mitad como si le ponen seis seguidos. Un matrimonio ha decidido que está harto de fantasear con el hogar de sus sueños y que ha llegado el momento de vivir en él: un sentimiento que cualquier televidente puede comprender.
Drew les acompaña a visitar una casa que cumple todos sus deseos solo para indicarles que vale el triple de su presupuesto. Ahí entra Jonathan (quien reconoce que ese sadismo es su parte menos favorita del programa: "Hay formas más amables de decirle a alguien que no tiene suficiente dinero"), para proponerles comprar otra, tirada de precio, y reconstruirla por completo.
Es un espectáculo tan logístico como emocional: mientras el mundo entero se derrumba, resulta reconfortante ver gente construyendo felicidad.
Los primeros programas no cuajaron entre los ejecutivos de la cadena. Uno de ellos llamaba a los hermanos "el guardián de la cripta y el que no está bueno" , de modo que les pidieron que fuesen "más presentadores".
Los Scott grabaron dos versiones de cada episodio: una en la que tenían una actitud formal y guionizada, y otra en la que bromeaban más relajados. El público siempre prefería las del segundo grupo.
Kathleen Finch, directora de programación de HGTV (el tercer canal por cable más visto de Estados Unidos, que emite solo contenidos relacionados con el hogar), recuerda que era importante que los hermanos resultasen atractivos, pero no demasiado sexis: : "Al principio, el pelo de Jonathan distraía mucho. Lo llevaba largo y teñido de rubio , parecía un modelo en vez de un constructor"
"Es un contenido seguro", explica Drew en una distribución simplona y tradicional de roles : "No es tan blandengue como para que los tíos no quieran verlo, a los niños les gusta porque siempre hacemos el tonto y las mujeres lo disfrutan porque aprenden auténticos conocimientos de decoración"
Hacer de la necesidad (ajena) virtud
Aunque sea por casualidad, el título español de su programa ("La casa de mis sueños") es el mismo que el nombre de la casa de la muñeca Barbie.
Y el sueño que alimenta el programa incluye a los dos galanes que lo presentan: con mandíbulas que parecen diseñadas para presidir la Casa Blanca, sonrisas que no expresan con los ojos sino enseñando mucho los dientes (pero vaya dientes) y dos roles de masculinidad que funden la América obrera (Jonathan) y la América de oficina (Drew), los Scott se erigen como lo más parecido a un Ken que ha existido en el mundo real.
Lo que se ve por la tele, sin embargo, se toma ciertas licencias de ficción:
- Los compradores que solicitan participar en el programa deben acudir con una casa antigua y remodelable ya localizada, de modo que lo de ir a ver una carísima, el rol de Drew como agente inmobiliario y las dudas de los compradores sobre si meterse o no en la uberreforma son una pantomima.
- También se exige que traigan a un personaje secundario gracioso (un amigo, una suegra, un cuñado) que vaya complementando el relato con comentarios como "¡vaya, menudo desastre!", "vaya, vas a tener que tirar de la cadena con una escalera" o "¡vaya, puedo ver tu dormitorio desde la cocina a través de ese boquete del suelo!".
- Las sorpresas, las tensiones y las alegrías se graban una y otra vez hasta dar la toma por buena. Como en cualquier reality show, claro, lo importante no es que sea auténtico sino que lo parezca.
- La reforma es costeada por los compradores, que además tienen que adelantar un 20% extra para cubrir los imprevistos que, sin duda, complicarán la aventura.
Las humedades, las tuberías oxidadas o las paredes inconsistentes que tanta tensión generan entre los matrimonios son contratiempos que los obreros ya detectaron antes de empezar la reforma. Pero deben parecer una sorpresa, crear dramatismo, generar televisión.
- Los compradores deben además elegir si reforman el baño o la cocina (nunca ambos) y el programa solo mostrará la renovación de tres o cuatro estancias. El resto de la casa se apaña fuera de cámara y a un ritmo más lento. Para tener lista la parte de la casa que se ve al final del capítulo, tres grupos distintos de obreros trabajan en paralelo aunque las cámaras solo muestren al equipo de Jonathan.
- El programa aporta unos 20.000 euros para ayudar al presupuesto y los Scott no cobran por sus servicios. Ni falta que les hace, con un sueldo de 100.000 euros por episodio en una media de 75 episodios anuales.
Del huracán Katrina a su propio rancho: los otros negocios de los Scott
Además de "La casa de mis sueños", los Scott han presentado variantes como: "Buying and Selling" (renuevan la casa de una familia para venderla más cara de lo que la compraron), "Brother vs Brother" (Jonathan y Drew compiten por renovar sendas casas, con su hermano J.D. como árbitro; el que pierde debe hacer "actos humillantes" como vestirse de mujer o bailar en un club de striptease para despedidas de soltera).
"Property Brothers: At Home" (la reconstrucción de su propia casa, que ambos comparten con la mujer de Drew en Las Vegas). "Property Brothers: At Home On The Ranch" (la renovación del rancho en el que crecieron, donde además promocionaron sus canciones como dúo country)
No hay suceso con el que no se pueda hacer un programa lucrativo: "Brothers Take New Orleans" (la reconstrucción benéfica de hogares de damnificados por el huracán Katrina), "Home To Win" (una competición similar al programa español "La casa de tu vida"), "Drew's Honeymoon House" (los preparativos para la casa de vacaciones de Drew con su nueva esposa), "Drew & Linda Say I Do" (la boda), "Property Brothers: Forever Home" (la transformación de las casas de familias que quieren seguir viviendo en ellas pero en mejores condiciones), o el próximo "A Very Brady Renovation" (donde renovarán la casa donde se rodaba "La tribu de los Brady").
"Nuestro padre nos dio un consejo cuando éramos pequeños: si la gente te dice que no puedes hacer algo encuentra cinco formas de hacerlo", explica Drew. Y aunque suene a eslogan de autoayuda para tazas de Mr. Wonderful, es comprensible que los Scott crean ciegamente en ese mantra.
Desde la bancarrota de Jonathan, todo les ha salido a pedir de Milhouse e, incluso cuando se han arriesgado con aventuras profesionales, su imperio no ha hecho más que crecer: Scott Living, su línea de muebles, generó unos 100 millones durante su primer año (y ahora la venden también en Amazon).
El contenido que producen (que incluye vídeos de tutoriales online donde Linda, la mujer de Drew, muestra cómo fabricar manualmente decoraciones para bodas) tiene más de 100 millones de espectadores al mes y sus apps, como "Casaza", un tour virtual por casas de ensueño donde todo está a la venta, atraen 513 millones de usuarios mensuales.
El éxito de los programas sobre vender, comprar, renovar, decorar, reconstruir radica en que hacen mucho más que convertir el capitalismo en entretenimiento. Son programas que venden aspiración. Porque, efectivamente, todo el mundo tiene una casa y, aparte, todo el mundo tiene una casa en la que preferiría vivir.
Este subgénero televisivo funciona por el mismo motivo por el que a la gente le gusta ver fotos de comida apetitosa, de personas atractivas o de paisajes paradisiacos: solo porque jamás vayas a acceder a ello (la naturalidad con la que estos programas manejan presupuestos de un millón de dólares resulta mareante), no significa que no lo disfrutes como voyeur.
Los hermanos Scott añaden el factor de la masculinidad sana al pasearse ante la cámara con el entusiasmo de dos chavales montando un Lego, haciendo chistes como "cuidado, Drew, te vas a romper una uña" , pero con el cuerpo de dos señores generados por un programa informático que diseña yernos de ensueño
Ellos son su producto, su marca y su contenido. Por eso, cuando Jonathan la lió en un bar de Dakota del Norte (le indicaron que era la hora de cierre, él se encaró con el camarero gritando "Pero, ¿tú no sabes quién soy yo?" , y le tuvieron que sacar agarrado del cuello) , durante un par de días su catálogo de la perfección quedó contaminado por una masculinidad mucho menos amable. Al fin y al cabo, el tipo es cinturón negro de kárate.
También se sabe que le gustan las escape rooms. Porque Jonathan y Drew son como cualquier tío corriente, pero en una versión mejorada. O al menos eso es lo que se ve por televisión. Y si no, bastará con repetir la toma.
https://elpais.com/elpais/2019/06/20/ic ... ml?rel=mas
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