La falsa historia de amor que envió a un superdotado a prisión

¿UN INOCENTE ENTRE REJAS?

Jens Soering era un joven estudiante alemán de 19 años hijo de diplomático que en 1984 estudiaba en la universidad de Virginia con una beca para superdotados. En el campus coincidió con una chica canadiense de buena familia. La belleza de Elizabeth Haysom era enigmáticamente atractiva, casi tanto como su inestable y arrolladora personalidad. Jens se enamoró locamente de esa brillante estudiante que odiaba la frialdad de sus padres y ahogaba su tristeza en la heroína y el LSD. Una mujer fatal que se declaraba lesbiana y utilizaba a los hombres a su antojo. Jens, con sus gafas de pasta y su cara de empollón, cayó de inmediato en las redes de esa ávida lectora de Shakespeare.

Soering y Haysom compartían un gran nivel intelectual y unos padres poco afectivos. Parecía que solo se tenían el uno al otro. Durante las vacaciones se escribían apasionadas cartas de amor en las que Elizabeth confesaba querer deshacerse de sus progenitores e instigaba a su amor a colaborar con ella para su propósito.

“¿Sería posible hipnotizar a mis padres? ¿Hacerles vudú? ¿Los mataría eso? Parece que estar tan concentrada en su muerte les está causando problemas. Mi padre casi se cae por un barranco con el coche después de comer y luego casi lo aplasta un árbol al llegar a casa. Mi madre (borracha) se ha caído al fuego. Creo seriamente que debería probar la magia negra... Podemos esperar a graduarnos para no volver a verlos o deshacernos de ellos pronto”.

Jens no era el chico que los acaudalados Haysom querían para su “hija perfecta”.

“Tengo el ‘arma’ definitiva para cuando conozca a tus padres. Están sucediendo cosas extrañas en mí. Creo que podría hacerles perder el juicio por completo, que les diera un ataque al corazón o incluso que empezaran a amar el resto del mundo”, escribió en diciembre de 1984.

El 30 de marzo de 1985 Dereck y Nancy Haysom aparecieron brutalmente asesinados en su casa de Holcomb Rock Road, en Bedford (Virginia). Jens y Elizabeth habían orquestado un plan para tener coartada en el caso de que la policía les interrogara. Habían alquilado un coche y pasaron el fin de semana en Washington D.C. viendo películas y encerrados en el hotel. Sin embargo, el vehículo había recorrido 600 kilómetros más de los necesarios. La pareja inició entonces un viaje por Europa con identidades falsas y pagaron con cheques sin fondo hasta que fueron ‘pillados’ en Inglaterra por estafa el 30 de abril de 1986.

La policía británica se puso en contacto con las autoridades de Virginia y se presentaron cargos contra ellos por el asesinato del matrimonio. Jens asumió enseguida toda la culpa porque creyó que gozaba de inmunidad diplomática y lo deportarían a Alemania. No soportaba la idea de que su amada acabase en prisión. Pero su chica tenía otros planes: pactar con el fiscal y testificar contra Jens para que cargara con todo el peso de la ley.

El juicio por el brutal crimen del matrimonio Haysom fue el primero retransmitido en directo por televisión

Cuando el chico se dio cuenta de la actitud egoísta de su novia, el mundo le cayó encima y acabó confesando que él no participó en el crimen y que solo se declaró culpable en un principio por amor. Pero ya era demasiado tarde. La bonita historia romántica de la que se creía protagonista se rompió en mil pedazos para dar inicio a su peor pesadilla.

El brutal crimen ocupó las principales páginas de los diarios de Estados Unidos y trastocó a los ciudadanos del país, además de ser el primer juicio criminal retransmitido en directo por televisión.

"Mis padres murieron porque Jens y yo estábamos obsesionados el uno con el otro” Elizabeth Haysom

Elizabeth declaraba con cara de pena que era una mujer triste y que sus padres la exhibían como si fuera un trofeo, además de explicar que su madre abusaba de ella. “Mis padres murieron porque Jens y yo estábamos obsesionados el uno con el otro”, dijo en un momento del juicio. Los dos hermanos de la sospechosa manifestaron ante el juez que era una mentirosa compulsiva.

La chica fue condenada a 90 años de prisión como cómplice de asesinato y al joven alemán le cargaron dos cadenas perpetuas. Sin embargo, el juicio cosechó demasiadas lagunas y la única prueba por la que Jens fue enviado a prisión fue la huella de sangre en un calcetín que apareció en el brutal escenario.

Los directores alemanes Marcus Vetter y Karin Stenberg han querido aportar nuevas pruebas reveladoras que transforman esos cabos sueltos y una sentencia plagada de errores en un brillante documental con formato de thriller que denuncia el sistema judicial de EE.UU. La promesa, enmarcada dentro del ciclo El documental del mes del DocsBarcelona, dibuja un recorrido por una historia que cuenta con todos los ingredientes propicios para una tragedia de Shakespeare. Una combinación de Romeo y Julieta y Macbeth, como explica Jens ante la cámara. El alemán es ahora un hombre de mediana edad que lleva 30 años entre rejas y sigue proclamando a los cuatro vientos su inocencia.

La película es un perturbador true crime (documental que reconstruye crímenes reales) que combina imágenes de archivo y entrevistas actuales a una gran parte de las personas que vivieron de cerca el caso -Elizabeth rehusó dar la cara- y que proclaman la inocencia de Jens. En diciembre de 2010 el asunto dio un giro inesperado, ya que se descubrieron muestras de ADN de otra persona en el lugar del crimen. Jens dijo en el juicio que Elizabeth había contado con la ayuda de James Farmer, su camello, para matar a los Haysom. Nadie le hizo caso. Tampoco apareció un perfil del presunto asesino elaborado por el FBI que debía ser entregado a la defensa.

El reo pensaba entonces que podría salir de la cárcel para dedicarse “a vender alarmas”. Pero como si de una broma pesada se tratara, el destino le volvió a pasar una mala jugada. El republicano Robert McDonnell sustituía a Timothy Kaine para convertirse en nuevo gobernador de Virginia y dio marcha atrás a la deportación. Este mismo político fue procesado por corrupción en 2014. Al mismo tiempo, Elizabeth rompía su silencio y escribía a la agencia Associated Press que “Si Jens fuera inocente, yo lo habría proclamado; pero es tan culpable como yo”. Para postre, Farmer no podía testificar porque ya había muerto.

La amaba con locura. Solo fui un tonto a quien ella implicó en todo este lío”Jens Soering

“La amaba con locura. Solo fui un tonto a quien ella implicó en todo este lío”, afirma con la mirada ausente este hombre que necesita el perdón con urgencia “por haber hecho tanto daño” a su familia. En todo este tiempo en el centro penitenciario Buckingham, Jens ha escrito varios libros, ha perdido a su madre por culpa del alcohol y también se ha quedado vacío de fe, aunque ahora sonríe incluso de forma nerviosa ante la cámara para anunciar que aún mantiene la esperanza y agradece todo el esfuerzo que numerosas personas, entre ellas un allegado de su familia y el detective Chuck Reid, están dedicando en cuerpo y alma para que se vuelva a reabrir el caso.

Jens ha escrito varios libros, ha perdido a su madre por culpa del alcohol y también se ha quedado vacío de fe