Propongo (quizás con, quizás sin éxito) dejar poemas que nos gusten por aquí, para que podamos descubrir juntas nuevos o viejos poetas. O sencillamente para venir de vez en cuando a disfrutar...
IDEA VILARIÑO
Re: Hilo de poemas
2SEPTIEMBRE
Tú en la playa
—recogiendo—
y el mar desesperado.
................................. Karmelo Iribarren
Tú en la playa
—recogiendo—
y el mar desesperado.
................................. Karmelo Iribarren
Re: Hilo de poemas
4Este me da una especie de pena y esperanza a la vez muy contradictorias y me mueve mucho. Tal vez porque he perdido un ser querido.
A LA HORA DE PONER LA MESA ÉRAMOS CINCO, José Luis Peixoto
A la hora de poner la mesa, éramos cinco:
mi padre, mi madre, mis hermanas
y yo. Después, mi hermana mayor
se casó. Después, mi hermana pequeña
se casó. Después, mi padre murió. Hoy,
a la hora de poner la mesa, somos cinco,
menos mi hermana mayor que está
en su casa, menos mi hermana
pequeña que está en su casa, menos mi
padre, menos mi madre viuda. Cada uno
de ellos es un lugar vacío en esta mesa en la que
como solo. Pero estarán siempre aquí.
A la hora de poner la mesa, seremos siempre cinco.
Mientras uno de nosotros esté vivo, seremos
siempre cinco.
A LA HORA DE PONER LA MESA ÉRAMOS CINCO, José Luis Peixoto
A la hora de poner la mesa, éramos cinco:
mi padre, mi madre, mis hermanas
y yo. Después, mi hermana mayor
se casó. Después, mi hermana pequeña
se casó. Después, mi padre murió. Hoy,
a la hora de poner la mesa, somos cinco,
menos mi hermana mayor que está
en su casa, menos mi hermana
pequeña que está en su casa, menos mi
padre, menos mi madre viuda. Cada uno
de ellos es un lugar vacío en esta mesa en la que
como solo. Pero estarán siempre aquí.
A la hora de poner la mesa, seremos siempre cinco.
Mientras uno de nosotros esté vivo, seremos
siempre cinco.
Re: Hilo de poemas
5HOMBRE, de Blas de Otero (Ángel fieramente humano, 1950)
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.
Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser -y no ser- eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.
Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser -y no ser- eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!