LOS ORÍGENES DEL DOBLAJE. EL DOBLAJE EN ESPAÑA.
El doblaje esta considerado como una profesión de élite. El incremento de la demanda, las rápidas ganancias y la poca oferta de empleo en cine y teatro son motivos que han llevado a muchos actores españoles a trabajar como dobladores. Actores a los que no les falta el trabajo en su especialidad han pasado por los estudios de doblaje: Juanjo Puigcorbé, Paco Rabal, Fernando Fernán Gómez, Alfredo Landa, Constantino Romero, Fernando Rey, etc.
Es corriente que muchos actores tengan que ser doblados incluso en su propio idioma. Unos ponen la cara y otros la voz. Aunque el doblaje forma parte del bagaje cinematográfico en España y poco se sabe sobre él. Sin embargo, el doblaje en España tiene más de setenta años.
Sus orígenes se remontan a los precedentes que siguen: durante la primera década del siglo XX, se podía encontrar en los cines la figura del explicador de películas. Este profesional aparece en Barcelona en torno a 1900. Su trabajo consistía en narrar lo que sucedía en la pantalla. Debía poseer ciertos dones de improvisación, inventiva, elocuencia, facilidad de palabra y poder de convicción. Aunque en 1907 comenzaron a aparecer los insertos explicativos en castellano en las proyecciones, el explicador no comenzó a dejar de existir hasta 1910.
El primer doblaje en directo en un cine que se hizo en España podría situarse en 1908. Unos cuantos explicadores y unos actores, a modo de broma, se situaron detrás de la pantalla y comenzaron a prestar sus voces a los personajes de la película de la forma más sincronizada que pudieron. El resultado tuvo tanto éxito que la experiencia se repitió por todo el país. El acontecimiento se produjo en Barcelona, se trataba de una película cómica llamada “Los competidores”.
Las películas habladas comienzan a producirse a finales de los años veinte y surge el problema de que la mayoría de los países rechazan estas películas por ser incomprensibles para los espectadores. El cine mudo era universal pero con la llegada del sonido las cosas cambiaron. Una solución para este problema fue la doble versión: la misma película se rodaba en diferentes idiomas, se aprovechaban los mismos decorados y, a veces, hasta los mismos actores. Pioneras en la doble versión fueron la Fox y la Metro Goldwyn Mayer. En 1929, la Paramount adquiere los estudios Reservoirs en Joinville-le-Pont, a las afueras de París, para llevar a cabo este sistema.
La doble versión produjo un éxodo masivo de talentos españoles a Hollywood, lo que perjudicó en gran medida al cine español. Al publico español, en concreto, no le terminaron de convencer las dobles versiones porque muchas veces se escogían para estas a actores sudamericanos de diferentes países, y la mezcla de variaciones lingüísticas resultaba cuando no ridícula, incomprensible. El doblaje un poco más tarde, y el alto coste que suponía rodar las mismas películas en diferentes idiomas, pusieron el punto final a la doble versión.
La invención del doblaje se atribuye a Edwin Hopkins y a Jacob Karol en el año 1928 con la película The Flyer. En 1929 se dobla la primera película en castellano en los estudios parisinos de Joinville, aunque no todos los actores de doblaje eran españoles. La película se llamaba Rió Rita. Fue en 1932 cuando se dobló una película en castellano por actores españoles en su totalidad. Su titulo era “Entre la espada y la pared”, y se dobló en Joinville.
Sin embargo, la primera película doblada al español que se estrenó en España fue “Desamparados”, doblada en 1931 y estrenada en el Coliseum.
El primer estudio de doblaje que comenzó a trabajar en España lo hizo en Barcelona en 1933. Eran los Estudios Trilla-La Riva. En 1935 ya existían cuatro estudios más en este país: los de la Metro Goldwyn Mayer, Acustic S.A., Voz de España y Fono España S.A., este último en Madrid.
Después de la Guerra Civil se promulga la orden del 23 de abril de 1941 en la que quedaba prohibida la proyección cinematográfica en otro idioma que no fuera el español, salvo autorización del Sindicato Nacional del Espectáculo, de acuerdo con el Ministerio de Industria y Comercio. El doblaje debía realizarse en estudios españoles que radicasen en territorio nacional y por personal español.
El doblaje, a partir de entonces, se convierte en un instrumento de manipulación y de control ideológico durante décadas, aunque en 1946 cesa su obligatoriedad. Existen testimonios fílmicos que demuestran a cualquier espectador no entendido en la materia, que en muchas ocasiones se ponía un texto que poco tenía que ver con el movimiento de los labios del personaje.
La censura no se conformaba con aniquilar metros y metros de ciertos largometrajes, sino que además, modificaba los diálogos según le interesaba. La dictadura dejó irremediablemente su huella en todos los ámbitos culturales del país. Un pequeño ejemplo lo tenemos en “Arco de Triunfo” (Lewis Milestone, 1947). A Ingrid Bergman se le pregunta si el caballero que la acompaña es su esposo. Ella realiza un gesto de negación bastante explicito con la cabeza mientras que sus labios profieren un “si” en la versión doblada al castellano.
En nuestros días, la única censura que practica el doblaje consiste en la manipulación del idioma para que pueda ajustarse debidamente a los labios de los personajes sin perder el sentido del texto original. Si los personajes de una película hablan en ingles en el original, muchas veces la traducción al español no resulta sincronizable. Las frases en español pueden quedar mas cortas o mas largas comparadas al original. En tal caso, estas frases deben ser ampliadas o disminuidas según convenga, pero nunca se cambiará el sentido y el significado de la versión original. Si esto no resulta así, es que el ajustador, la persona que se encarga de ajustar el guión de los “takes” o tomas, no esta desempeñando bien su labor.
Spoiler
En los años 40, los actores de doblaje proceden de la radio y del teatro. Es a partir de esta profesión cuando grandes actores del cine contemporáneo saltan a la gran pantalla; este fue el caso de Fernando Rey o Fernando Fernán Gómez. Hacia mitad de los cuarenta la profesión del doblaje se consolida en calidad. En 1947 se realizó el que, todavía hoy, es considerado el gran doblaje español de la historia: “Lo que el viento se llevó”(1939). Se realizó en los estudios de la Metro Goldwyn Mayer y, con la técnica actoral llevada a cabo, marcó una línea a seguir por el resto de los estudios.
En los 60, cuando llega la televisión a España, TVE llevaba a doblar las películas a Sudamérica. La primera serie que triunfó en este país fue Perry Mason y tenía un claro acento portorriqueño. A mediados de esta década, las casas de doblaje comenzaron a presionar a TVE para que las películas y series que fuera a emitir, se doblaran en España y no en Puerto Rico o en México. No lo consiguieron hasta principios de los años 70.
Títulos representativos de aquel entonces son “Ironside”, “La casa de la pradera” y “Vacaciones en el mar”. En este tiempo, el público español rechazaba aquellos doblajes en los que se utilizara una variación lingüística que no fuese el castellano. Hasta 1984, TVE no dejo de emitir casi exclusivamente series dobladas en Sudamérica.
Barcelona se consolida como la capital española del doblaje. Aquí se crea el doblaje por ritmo. Este consiste en que los actores deben sincronizar el texto con el movimiento de los labios del personaje sin haberlo memorizado previamente, tal y como se hacía hasta entonces. Esto da lugar una la reducción de costes a beneficio de la empresa. Al necesitar menos tiempo para doblar la película, paga menos convocatorias a los actores y al personal técnico. La producción aumentó y de los 80 dobladores que trabajaban en 1970, se pasa a un censo de unos 160 en 1980. Un dato importante en la década de los 70 es que en 1978 se abolió la censura en el doblaje.
En los 80 llega lo que se conoce por el boom del doblaje. La industria del vídeo se hace fuerte en Espada y aparecen los canales de televisión autonómicos y privados. La calidad de producción decrece en gran medida y los conflictos laborales se hacen presentes. El doblaje se industrializa. Si en 1982 la facturación de los estudios de Barcelona era de unos 400 millones de pesetas, en 1987 llegaba a los 4.000 millones. Es en esta etapa cuando aumenta el número de dobladores no cualificados, algo que perdura en nuestros días.
La escasez de centros, cualificados técnica y humanamente, que se dediquen a la docencia de esta profesión hace imperante la necesidad de su existencia. Todavía hoy faltan centros suficientemente preparados para formar buenos dobladores, y la proliferación de alumnos nada cualificados que se aventuran a “jugar a profesores” es lamentablemente una realidad y un timo.
A partir de 1989 aparecen convenios de doblaje para la mayoría de las autonomías. Estos eran y son diferentes de los que existen en Madrid y en Barcelona, se llega a cobrar hasta un 30 y un 40 por ciento menos que en las dos grandes metrópolis, lo que provoca una pérdida de competitividad en detrimento de las ciudades ya mencionadas. Valencia, Andalucía, Galicia y El País Vasco ganaban horas para sí al ofrecer al cliente precios mas reducidos.
A esta competencia desleal, desde el punto de vista de los dobladores de Madrid y Barcelona, le tenemos que sumar la crisis económica que atravesaba España en estos años. El resultado de ésta fue: la difusión de las famosas telenovelas sudamericanas que ahorraban muchas horas de doblaje a las televisiones y, por tanto, dinero; la decisión de las distribuidoras de vídeo de trabajar tan sólo con aquellas películas que ya hubieran sido exhibidas en salas de cine, así se aprovechaba el doblaje de éstas; el hecho de que las televisiones privadas produjesen sus propias series, con lo cual, también se ahorraban horas de doblaje. Además, por estas fechas, las televisiones privadas ya tenían un stock suficientemente vasto como para poder comenzar a reponer sin aburrir demasiado a la audiencia.
Este es uno de los motivos por los que, de los 4.000 millones que se facturaban en 1987 en Barcelona, la cantidad descendió a 2.000 millones en 1994. Esta situación se agrava aún más si cabe, porque los precios de doblaje subieron bastante en España entre 1988 y 1991. España es el segundo país mas caro de la Unión Europea en lo que a precios de doblaje se refiere, el doblaje de una película de animación de calidad puede sobrepasar los doce millones de pesetas. Alemania es el país en el que más dinero cuesta doblar, e Italia en el que menos.
La política llevada a cabo por estos años en las diferentes televisiones del país, explica la huelga de los 100 días que en 1993 llevaron a cabo dobladores y empresarios, sobre todo en Madrid y Barcelona. El 6 de octubre de 1993 se suscribía el Convenio colectivo estatal de Profesionales del Doblaje por las asociaciones empresariales AEDYS y ACEDIS, por las empresas del sector, y por los sindicatos U.G.T, CC.OO, APADEMA y APADECA en representación de los trabajadores.
Este convenio tenía una vigencia de tres años, aunque fue oficial durante 1996 a efectos reales. Nunca fue respetado en su totalidad en las diferentes comunidades, sólo por aquellas empresas que quisieron llevar una política coherente con los pactos establecidos. En cada comunidad, los dobladores se rigen por su propio convenio.
La huelga de los cien días de 1993 demostró que el sector no era tan seguro como se creía, a pesar de tantos años de existencia. Desde mediados de la década de los 80, el doblaje en España sufre un grave descenso en su calidad y en su producción. Esto vino a contribuir, entre otros factores, la política llevada a cabo por las distintas cadenas de televisión. Durante los 80, las nuevas televisiones privadas y autonómicas necesitaban gran cantidad de horas de películas y series con las que poder completar sus parrillas de programación. De este modo, los estudios de doblaje tuvieron mucho trabajo.
Pero todo lo bueno tiene un final cercano y a principios de la década siguiente las televisiones ya se habían hecho de un remanente lo suficientemente amplio como para poder reponer películas y series ya dobladas. Así fue cómo las televisiones pudieron dedicar un presupuesto mayor a los programas situados en las horas de más audiencia y competir entre ellas.
Las telenovelas sudamericanas supusieron otro golpe para la industria del doblaje ya que, además de ser muy asequibles para las televisiones de España, no era necesario doblarlas. Según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, el 25% de la audiencia seguía de forma habitual estas emisiones. Así que eran bastante rentables.
A partir de 1993, muchas empresas del sector tuvieron que cerrar o bien transgredir pactos, convenios e incluso leyes tributarias. La falta de unión en el sector provocó una guerra de precios a la baja y de esto se aprovecharon distribuidoras y televisiones. La calidad del doblaje descendió en gran medida, pues el cliente se conformaba con peores doblajes, ajustes y traducciones, con tal de pagar menos a los estudios de doblaje.
Esta es la herencia que llega a nuestros días. A pesar de la existencia de un convenio estatal, los empresarios pagan según los precios pactados con distribuidoras y televisiones, con tendencia a la baja, y los profesionales del doblaje sólo tienen una opción: tomarlo o dejarlo, ya que la competencia desleal, proveniente de la masificación y de ciertos “amiguismos” que hay entre los propios actores y directores de doblaje, hace que siempre haya una voz dispuesta a suplir a otra por un poco menos.
Esto, obviamente, repercute en gran medida en la calidad de los productos, aunque a los clientes no parece importarles demasiado. Craso error, pues el público, entendido o no, lo detecta y lo sufre. Y esto hace que las versiones originales sean abrazadas por un, cada vez, mayor número de espectadores; aunque siempre constituirán un número menor que los que prefieren las versiones dobladas. No olvidemos que el doblaje en nuestro país es una cuestión cultural y, ya, casi imposible de “evitar”.
El futuro del doblaje es incierto. Es necesario el replanteamiento de muchos aspectos técnicos y sociales. Los planes docentes deberían incluir el doblaje dentro de sus estudios y hacer de él un consolidado bloque industrial y profesional que diese como resultado actores, traductores, directores, empresarios e investigadores de verdadera profesionalidad. Pero hasta hoy, la enseñanza homologada no se hace cargo de ello. Por poner un ejemplo, en Sevilla sólo hay escuelas particulares de doblaje. La Escuela Superior de Arte Dramático de Sevilla no imparte ni una sola asignatura relacionada con esta profesión. Es una simple cuestión de ignorancia y…”presupuestos”.
A pesar de todo, las nuevas infraestructuras tecnológicas que se están desarrollando en España permiten ver la profesión desde un punto de vista más optimista. Se espera que la creación de nuevas estaciones televisivas, a través del sistema de cable, ofrezca una oferta cinematográfica y de programación doblada en las diferentes lenguas de España, con lo cual, las horas de producción ajena doblada tendrá que aumentar en teoría, que no por fuerza.
La tecnología digital hace posible recibir la información de distintas formas, la prueba la tenemos desde hace años en el láser disc. El televidente puede escoger el idioma que quiera a través del mando a distancia. En el futuro, esto constituirá un gran avance para la difusión de una cultura políglota a través de la televisión por satélite. Para esto, tan sólo haría falta el consenso entre los diferentes países y la estructura de un marco legal que lo tratara.
El Libro Verde del Audiovisual de la Unión Europea recomienda que se posibiliten las acciones necesarias para favorecer un doblaje y un subtitulado de calidad que estimulen los intercambios culturales de obras audiovisuales dentro del contexto europeo y mundial. Pero en España, se necesita diseñar una política que acerque ciertos criterios -como el derecho de la propiedad intelectual, el marco laboral o la diferenciación de productos- a los de países como Francia, Italia o Alemania. El doblaje llegaría a ser, de esta manera, una parte indispensable para el conocimiento, la enseñanza y el perfeccionamiento de cualquier idioma. Lo cierto es que cada vez son más las facultades de historia, traducción, sociología, psicología y de ciencias de la comunicación las que muestran un creciente interés por el doblaje.
Aunque el futuro parece sonreír de nuevo a los profesionales del doblaje en España, no ocurre lo mismo con los estudios. Las televisiones están empezando a crear sus propias salas de doblaje, de manera que les es más fácil controlar la calidad de los productos y rentabilizar los recursos. Este es el caso de la televisión Española, o la autonómica de Andalucía, aunque ésta última en concreto, seguirá necesitando de los estudios de doblaje por el momento, ya que la calidad de sus producciones, deja mucho que desear, y con un par de voces solamente es imposible mantener su doblaje por mucho tiempo, a parte de la competencia desleal que ello implica. Lo cierto es que es sólo cuestión de tiempo. A este paso puede que los estudios de doblaje queden relegados a prestar un mero servicio asistencial a las televisiones cuando éstas tengan sus salas saturadas de trabajo, y a ocuparse del doblaje de películas de la industria del vídeo y de la gran pantalla.
https://www.atrildoblaje.com/2019/04/10 ... en-espana/
El post del DOBLAJE en España
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