Re: Opiniones impopulares II
6961Si, precisamente el de política es uno que yo no comparto con nadie pero en parte es porque no encuentro a nadie afín a mis ideas, lo más cercano es la izquierda.
Moderadores: lamaladelanovela, Candy Girl, Tach
y no sigo porque es tan horrible que paso. Partiendo de mi ignorancia y que a mí no me bautizaron en la pila de Dalí pues no sé, igual la genia esta quiere provocar a ese público aborregado y a esta sociedad infantilizada , o no sé cual es la pretensión si es que la hay.Angélica Liddell a Madrid
Teatro
El público ovaciona a la artista en Teatros del Canal gracias a su monumental y estremecedora pieza '¿Qué haré yo con esta espada?'
"Busco a alguien que me folle cuando muera mi madre". Ésta es la primera frase que Angélica Liddell pronunciaba en un escenario tras casi un lustro alejada de los escenarios españoles. Su veneno estaba de vuelta y algunos espectadores sonreían con nerviosismo porque eso era justo lo que esperaban de ella. El verbo enfurecido e inflamado, la cólera de una mujer con la frágil apariencia de un gorrión y la rabia de una jauría de perros, el abismo moral que late en su vientre y, por qué no reconocerlo, dentro del de cualquier humano. "Los monstruos no surgimos solos, somos vuestros hijos", vino a decir.
Con la artista envuelta en un traje de lentejuelas doradas tendida sobre una fría mesa de autopsias, mostrando su sexo a los espectadores y deseando ser una víctima de Ted Bundy, el asesino en serie de más de treintena de mujeres ("¿Por qué no soy tan bella para provocar la erección de un asesino?" ) arrancaba el primer acto de ¿Qué haré yo con esta espada?, la segunda parte de su Trilogía del Infinito. Un monumental montaje de casi cinco horas de duración para el que las entradas llevaban meses agotadas.
El público ovaciona a la artista en Teatros del Canal gracias a su monumental y estremecedora pieza '¿Qué haré yo con esta espada?'
"Busco a alguien que me folle cuando muera mi madre". Ésta es la primera frase que Angélica Liddell pronunciaba en un escenario tras casi un lustro alejada de los escenarios españoles. Su veneno estaba de vuelta y algunos espectadores sonreían con nerviosismo porque eso era justo lo que esperaban de ella. El verbo enfurecido e inflamado, la cólera de una mujer con la frágil apariencia de un gorrión y la rabia de una jauría de perros, el abismo moral que late en su vientre y, por qué no reconocerlo, dentro del de cualquier humano. "Los monstruos no surgimos solos, somos vuestros hijos", vino a decir.
Con la artista envuelta en un traje de lentejuelas doradas tendida sobre una fría mesa de autopsias, mostrando su sexo a los espectadores y deseando ser una víctima de Ted Bundy, el asesino en serie de más de treintena de mujeres ("¿Por qué no soy tan bella para provocar la erección de un asesino?" ) arrancaba el primer acto de ¿Qué haré yo con esta espada?, la segunda parte de su Trilogía del Infinito. Un monumental montaje de casi cinco horas de duración para el que las entradas llevaban meses agotadas.
En total, más de 1.600 personas asistieron a este estremecedor espectáculo en sus dos pases el sábado 26 y el domingo 27. No se lo perdieron directores como Álex Rigola, responsable de convencer a Liddell de volver a España, y Miguel del Arco, actrices como Barbara Lennie, Irene Escolar y Susi Sánchez, los dramaturgos Paco Bezerra, María Velasco e Iñigo Guardamino, la política de Podemos Rita Maestre o la Youtuber feminista Isabel Calderón.
El miércoles, la ganadora del León de Oro en la Bienal de Venecia había representado Esta breve tragedia de la carne, la primera parte del tríptico, que recibió una tibia acogida. Basada en la atormentada vida de Emily Dickinson, en la pieza de apenas una hora de duración Liddell no abrió la boca y, pese a la sublime belleza de muchas de sus imágenes (el arranque, con ella introduciéndose un dildo dorado en la vagina mientras de su sonrisa brotaba sangre, prometía mucho), la gente tenía la sensación de haber visto un tráiler más que una obra completa. Un poco coitus interruptus, vaya.
Pasada la 1,30 h. de la madrugada del sábado, la sensación era muy diferente. Los espectadores salían eufóricos y un tanto aturdidos, con la sensación de haber vivido una catarsis, un sentimiento al que sólo te llevan artistas tan viscerales como Liddell o Fabre. Durante cinco horas habían visto como un grupo de chicas de belleza prerafaelita se mastur***** y se azotaban con los tentáculos de un pulpo, a Angélica tumbada recibiendo una lluvia dorada, el agotamiento de un japonés sometido a un ejercicio sobrehumano, a la veterana Lola Cordón desnuda y llevada por un alien a un círculo de fuego... Pero, sobre todo, habían escuchado el verso abyecto y ardiente de esta mujer, que pone al espectador contra las cuerdas: "Os quejabais cuando hablaba solamente de amor, de Dios y de belleza (...) Tal vez lo que necesitáis es que os metan un puño enorme por el culo. Tal vez lo que necesitáis es que os digan los hijos de la gran p**a que sois. Tal vez lo que necesitáis es que un caníbal se meta en vuestras casas, asesine y devore a vuestras preciosas hijas (...) No sabéis nada de vosotros mismos. Haría falta azotaros", clamaba Angélica exhortando a los espectadores a ser personas verso y no prosa. "Sed míticos, por favor, sed míticos".
En su aproximación a la ley y el problema de la belleza, esta mujer bautizada en la misma pila que Dalí hila el asesinato del escritor nipón Issei Sagawa, que en 1981 asesinó y se comió a la estudiante holandesa Renée Hartevelt, con la masacre yihadista de la sala Bataclán de 2015. El horror iba a desplegarse ante los espectadores. En su primer acto, Liddell dedica una carta al caníbal japonés. "Señor Sagawa, sé que usted siempre ha deseado ver representado su crimen, sin duda porque considera que la representación es tan valiosa, como el propio asesinato. (...) Yo puedo representar su crimen y usted puede representar el mío. De esa forma ambos nos purificaremos". A partir de ahí, el público asistió a un espectáculo de gran belleza estética, con exquisitas coreografías de muchachas trigueñas desnudas, mastur***** y lesionándose. También escuchó cómo Sagawa fue desmembrando a la joven con todo lujo de detalles. Cómo necesitó una sierra cuando se paró el cuchillo eléctrico, cómo utilizó su ropa interior como servilleta y mantel, qué partes devoró. "Su clítoris se estiraba como un chicle, sabía dulce".
esto si que es trangresor y novísimo , venir con lo de la" ideología de género"A Angélica Liddell no le gusta “este mundo donde las mujeres han dejado de amar a los hombres”. Lo proclama al comienzo de su nueva obra, The Scarlet Letter, libremente inspirada en la novela de Nathaniel Hawthorne, que se estrena esta noche en los Teatros del Canal de Madrid. La francotiradora por excelencia de la escena española no ha firmado una vulgar adaptación de ese monumento literario, sino un texto que parte de aquella diatriba decimonónica contra el puritanismo estadounidense para cargar contra la última iteración del feminismo en tiempos del #MeToo.
Liddell denuncia sobre el escenario la “justicia de revista de peluquería” del movimiento, conducido por “misandras totalitarias” que no dudan en condenar “a quienes, con su perversión, nos hicieron más libres”. No lo expresa la propia directora, sino su álter ego escénico, aunque en su caso cuesta distinguir al doctor Frankenstein de su criatura. Y, para aclararlo, de nada sirve pedirle ayuda. Hace meses que Liddell dejó de conceder entrevistas, tal vez porque sus explicaciones no serían audibles en el clima actual. Aun así, el programa del espectáculo contiene un texto firmado de su puño y letra que no deja lugar a dudas. “Seguimos rebelándonos contra la violencia de la hipocresía moral en tiempos de puritanismo. Hemos perdido en el arte la fuerza de la naturaleza salvaje para siempre”, escribe. “Hemos ganado en pacatería, en estupidez y en embuste. La cobardía y la mojigatería son más agresivas que nunca. Antes era la religión. Ahora, la ideología”.
esta Angélica también lo hace, no sé si lo pone ahí o no lo pegué, se mastur***** con un dildo y le sale sangre de la boca. Todo correcto.cerocero escribió: 16 Oct 2020, 00:16 Madre mía, seré una garrula pero me llaman más bien poco esas performances...¿cómo se llamaba aquella que hacía gárgaras con leche hasta hacerse sangre? y el espectáculo se llamaba "batido de fresa" o algo así
Si, lo acabo de leer, por eso me acordé! pero no lo encuentro, ésta hacía gárgaras hasta que se hacía herida, y al salir la leche teñida de sangre...pues eso, batido de fresamevacor escribió: 16 Oct 2020, 00:21esta Angélica también lo hace, no sé si lo pone ahí o no lo pegué, se mastur********** con un dildo y le sale sangre de la boca. Todo correcto.cerocero escribió: 16 Oct 2020, 00:16 Madre mía, seré una garrula pero me llaman más bien poco esas performances...¿cómo se llamaba aquella que hacía gárgaras con leche hasta hacerse sangre? y el espectáculo se llamaba "batido de fresa" o algo así
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