[mention]Kate[/mention], qué risas tengo yo sola!
Es que me lo estoy imaginando porque yo soy igual, de manitas o de manazas, vamos, que yo intención le pongo y atreverme, me atrevo, ya cómo quede....
De hecho, en mi peregrinaje por los pisos compartidos, siempre me llamaban cuando a las compis se les rompía algo y yo era MacGiver, y claro, con el tiempo, se ve que me vengo arriba a veces y pasa lo que pasa.
El episodio del taladro me ha recordado a lo que nos pasó a una amiga y a mí...
Lo cuento en oculto porque seguramente edite, así que no citéis porfa.
Mi amiga se mudó de casa y siempre me decía que me fuera un finde, porque es en otra ciudad, y así, además de que hacía tiempo que no nos veíamos, veía el nuevo piso y la ayudaba a comprar (y colocar) unas cosas para la casa (hay confianza), entre ellas un riel de una cortina. ...Si es que se mascaba la tragedia, y no sé cómo no lo vimos venir.
A todo esto ella ya se había comprado el taladro y cuando yo fui compramos el riel y nos dispusimos a colocarlo. Para empezar, no tuvimos en cuenta que el ventanal y los techos son mucho más altos de lo normal, con lo cual casi nos daba la escalera para llegar. Y en esa posición era muy difícil taladrar.
A todo esto, mi experiencia taladrando es que he visto desde siempre a mi padre, que es muy manitas, pero ella decía que sí, que yo sabía, que su experiencia era aún menor (ella sólo lo había visto en bricomanía).
Con esa lógica aplastante me dispuse a taladrar allá en las alturas, pero aquello no le hacía nada a la pared
Y la conversación era así: "dame otra broca anda, que esta debe de ser muy fina", como si supiera lo que estaba haciendo!
Finalmente, me di por vencida pero con la boca pequeña, en plan: "debe de ser que o el taladro o las brocas no van, no deben de tener potencia, porque es que ni con la broca más gruesa". A ver, es cierto que tampoco era mi pared y no quería insistir y hacerle un estropicio a ella. Pero entonces mi amiga ya se había venido arriba y decidió probar ella, porque, claro, ya había aprendido viéndome a mí. Pues en un intento se le fue el taladro e hizo de una pasada tres señales a la pared cual ristra de ametralladora
Vamos, que agujeros no hacía, pero hoyos, sí. A todo esto, menos mal que no se cayó de arriba de la escalera ni me desgració con el taladro a mí, que aguantaba la escalera y daba indicaciones desde bajo. Vamos, nos tocó reconocer que éramos Pepe Gotera y Otilio.
Al final, tuvimos que poner dos alcayatas con un martillo en la parte más cercana al marco de la ventana y colocar una especie de visillo. Solo llegamos a eso. A todo esto, mi amiga fue a la tienda a ver qué le pasaba al taladro
y, finalmente, se lo cambiaron por otro. Nuestro orgullo quedó intacto porque era el taladro el que no iba bien
Pero con el tiempo, mi amiga se echó novio, que era (y es) muy apañao para esas cosas y el chico se acabó ofreciendo para colocar el riel para las cortinas. Pero cuando fue a ponérselo le dio el taladro y el chico le dijo: "no, yo me traigo el mío, que ese no vale para esto porque blah, blah, blah". Y mi amiga
tardó cero coma en contármelo, y, claro de vez en cuando sale el tema y nos partimos
Ahh y su novio también se parte porque ya le ha contado la batallita y aquel es como