Marta Gárate,, enfermera en la UCI del hospital de Torrejón
Tengo 35 años. Nací en Madrid, y vivo parte del año en Guatemala. Soy enfermera en el hospital de Torrejón, y coordinadora de salud de la oenegé Nuestros Pequeños Hermanos (NPH) en América Latina. Estoy soltera, no tengo hijos. No hablo de política, y no soy creyente.
“Hay demasiados pacientes por enfermera: toca corregir esto”
VÍCTOR M. AMELA 12/05/2020
Se nota la mejora en la UCI?
Mucho, desde hace unos quince días: la UCI ya respira, ya recibe pacientes de patologías comunes.
¿Desde cuándo es enfermera?
Me licencié en el 2007, y desde el 2009 ejerzo en América Latina y aquí, en Torrejón.
Tuvieron aquí al primer infectado de Covid-19 en la Península.
Entró en UCI el 24 de febrero, un día antes que la paciente del Clínic de Barcelona. Y enseguida hubo dos más, en Sevilla y València.
¿Estaba usted en el hospital aquel día?
No, no, yo estaba aún en Guatemala.
¿Qué hacía en Guatemala?
Trabajar como enfermera en el quirófano recién abierto en el centro de Nuestros Pequeños Hermanos (NPH).
¿Qué es NPH?
Una oenegé española presente en once países: sus centros amparan a 3.000 niños, hoy en día, desde bebés hasta la universidad.
¿Y qué hace usted por ellos?
Asesoro los servicios sanitarios de todos esos centros, desde Guatemala. Y, como enfermera, soy feliz ayudando a aquellos niños.
Hábleme de alguno de esos niños.
Wilmer Arias era parapléjico desde los nueve años, por una bala perdida. Con 18 años, una úlcera en el sacro comprometía su vida: se lo comenté al doctor Cavadas y...
¿El célebre cirujano de los milagros ?
He trabajado con él en quirófanos de campaña en África. Y traje a Wilmer a España, y él le operó la columna y se salvó: hoy el chico estudia en la universidad en Guatemala.
¿Qué día voló de Guatemala a Torrejón?
El sábado que comenzó el estado de alarma aquí, pregunté en la embajada: “¡Vuélvase!”. Cogí mi pasaporte, y al avión con lo puesto.
¿Qué dejó allí?
Un apartamento y coche alquilados, y mis cosas. Llegué a Madrid, y me reincorporé como enfermera en mi hospital, en la UCI.
Descríbame esta UCI.
En el hospital de Torrejón hay boxes individuales, y eso ayuda mucho al aislamiento.
¿Como trabaja usted?
Voy segura: mascarilla SPP3, bata, pañuelo lavable en el cabello, guantes, gafas y, encima, pantalla protectora. No es fácil, con dos guantes, canalizar vías de intubación. Y en los boxes te asas de calor con la bata.
¡Ánimo!
Y, en cada cambio de box, cambio de bata y de guantes. Y a la bolsa de basura hermética.
No se ha hecho así, me han contado, en nuestras residencias de ancianos.
Ya.
¿Se les desbordó a ustedes la UCI?
Sí, enseguida, y habilitamos como UCI otros espacios, y desdoblamos habitaciones.
¿Qué ha sido lo más duro de su trabajo?
La limitación terapéutica: si el médico descarta que un paciente vaya a mejorar se destinan a otro paciente los pocos recursos.
¿Ha habido pocos respiradores?
Sí, pero esto sucede desde siempre: la única diferencia es que hoy lo cuenta el telediario.
¿Cómo es el trabajo en la UCI?
El paciente está sedado e intubado, para respirar, y nutrirle y medicarle. Hay que estar pendiente de todo. La ratio de pacientes por enfermera ha llegado a cuatro. Ha sido duro.
¿Muchas horas y poco personal?
Yo he hecho turnos de ocho horas, pero compañeras mías los han hecho de doce. Yo prefiero dormir y cuidarme algo más.
Bien. Habrá visto morir a pacientes.
Claro, y hemos de seguir adelante. Suerte de la asistencia psicológica, y del apoyo que nos damos unos a otros. Tengo compañeras a las que se les ha alterado el sueño y tienen que medicarse un poco para descansar.
¿A qué se agarra usted para resistir?
Me he acostumbrado a ver cosas muy duras. He visto a niños morir deshidratados, desnutridos. En África, en Centroamérica. Ayudé tras el terremoto de Haití. Y cuándo estoy aquí, ¡valoro tanto lo que tenemos!
¿Nuestro sistema sanitario, no?
Sí, siento mucha gratitud por todo lo que tenemos aquí. Y nosotros, en Torrejón, humanizamos los cuidados intensivos: a cada paciente puede verle un familiar, con ciertas pautas horarias y todas las precauciones.
Esto es muy loco o muy acertado.
Los primeros pacientes en UCI, al recuperar la conciencia, preguntaban: “¿Qué hago aquí? ¿Por qué vais vestidos así? ¿Dónde está mi familia?”. La separación angustia. Y también a los familiares, y así la paliamos algo.
Y han vuelto a un mundo distinto.
Valoran seguir vivos. Lo peor ha sido para los que padecían diabetes, hipertensión, cardiopatías... Y hay aún demasiados pacientes por enfermera, esto tocará mejorarlo.
Por ser enfermera, ¿ha sentido algún rechazo en su vecindario?
No. Bueno, algunos se enterarán por aquí de que soy enfermera. Compro por internet.
¿Le han hecho analíticas?
Un análisis serológico. Ha dado negativo.
¿Qué opina de las pautas del Gobierno?
Ojalá nos hubiesen confinado antes. Aunque, la verdad: yo no creí que esto fuese tan grave hasta que llegué y lo vi con mis ojos.
Año y día de la Enfermera
Hoy es el día mundial de la Enfermera, en el año internacional de la Enfermera y la Matrona. Marta envía aquí un mensaje a todas sus compañeras: “¡Esto mejora, ánimo!”. Y a la ciudadanía: “No os relajéis, atended al Ministerio de Sanidad, a este virus hay que tenerle aún mucho respeto”. Y añade: “Siguen ingresando infectados y siguen muriendo ingresados”. El virus sigue activo: sortéalo (por ti y por los que amas). Y aún otro mensaje envía Marta, a los que gobiernan: “Valorad cada día el trabajo de enfermeras en hospitales y en residencias, pagad bien, y que haya menos pacientes por enfermera”. Regresará a Guatemala con Nuestros Pequeños Hermanos: Esta crisis levantará allí una oleada de pobreza y precariedad”.
https://www.lavanguardia.com/lacontra/2 ... -esto.html
es muy gráfica 
