“Transicioné –entendiendo por transicionar el momento en el que mis corbatas terminaron en la basura– en enero de 2015. Crecí, intenté encontrar mi identidad masculina, y sobrevivir con ella. De hecho me casé y tengo dos hijos”.
Cuando le preguntamos a Eva por sus padres nos dice: “Yo creo que para ellos… pues eran unas tendencias homosexuales que en los años setenta y ochenta, como puedes imaginar, era un terror. Nunca lo aceptaron, nunca me ayudaron ni apoyaron. Siempre me sentí rechazada. Yo tampoco sabía que era transexual. Si me preguntas con 15 o 17 años, te hubiera dicho que no sabía ni lo que era. Cuando me casé y tuve hijos, pues ya se quedaron felices: había cumplido con el estereotipo. Y a partir de ahí, para ellos, el tema se olvidó. Pero para mí no. No me vieron como Eva, los dos murieron antes. Estoy seguro de que mi padre, si lo hubiera visto, lo habría entendido, porque creo que él lo sabía. Al menos es lo que quiero pensar. Mi madre, difícilmente…”. La relación con su exmujer se ha enfriado: “A ver… es que eso hay que explicarlo. Cuando yo me casé, esa Eva que vivía dentro de mí, era una enfermedad, una aberración hasta para mí. Yo lo vivía como una deformidad. Yo lo odiaba. Era como un ‘defecto’ que yo tenía, con el que había que convivir, y que los dos aceptábamos. Ahora no tenemos relación porque la vida nos ha separado, no por nada especial. Ella conoce mi transición, y no tengo relación porque vivimos vidas muy distintas. Sobre mis hijos, tanto Irene como Guillermo me conocen como Eva y conocen a mis amigos… Los dos saben perfectamente lo que ha pasado y pasan tiempo en mi casa, aunque ya están independizados. Lo han aceptado. De hecho, mi hija siente un inmenso orgullo por la transición y por todo lo que he conseguido. A Guillermo le costó más, le pilló en la edad de la adolescencia y eso para él fue más complicado. Perdió a su padre, a su referente masculino. Pero ahora mismo la aceptación de los dos es total y absoluta”.
Eva es ingeniera industrial y alta directiva de dos empresas: directora ejecutiva de Exaccta y CEO de Appogeo Digital: “Me muevo en un entorno de ejecutivos, en muchas reuniones soy la única mujer [risas]. Es un mundo muy masculino. Nunca he tenido problemas. Cuando decidí hacer la transición abandoné el trabajo en el que estaba y empecé de cero. Sinceramente, no me sentía con fuerzas para presentarme con un vestido, al día siguiente, delante de mis equipos. Decidí dejarlo, pasé un periodo complejo hasta que pude encontrar trabajo otra vez. Me fui al paro en febrero de 2015 y me reincorporé profesionalmente en abril de 2017. No he tenido absolutamente ningún problema laboral por ello, y mi perfil es muy público”.
Gigi Sevilla de Ciudadanos
“Toda la vida fui superfemenina,
pero es que pensaba que yo era gay. Asumía un rol absolutamente femenino y mis novios siempre fueron chicos que salieron del armario conmigo. Pero llegó un momento en el que tienes ese gusanillo por dentro, en el que piensas, aquí hay algo más, que no estás satisfecho con ser gay, sino que ‘hay algo más’. Ya había vivido todo lo que tenía que vivir. Cuando fui al médico, lo primero que le dije fue ‘yo quiero empezar el tratamiento de hormonas, hacer la transición y soy una persona adulta que no necesita ir a un psicólogo ni nada porque estoy segura de lo que quiero y a estas alturas no me voy a echar para atrás a la mitad del camino. Estoy segura de lo que quiero hacer y lo que quiero desarrollar y como vivirlo’. Y ha sido fantástico, la mejor decisión que he tomado. Yo no he tenido una situación traumatizante ni dura. Gracias a Dios que vivimos en una sociedad democrática que ha avanzado mucho en todo lo que es la tolerancia. Y nosotros, en España, nos hemos convertido en un faro de libertad para la comunidad LGTB mundial”.
Gigi es venezolana: “Pero española de adopción. Gigi Sevilla es mi ‘nombre artístico’, el real es Gamal Salazar. Cuando vivía en Estados Unidos me decían Yamal, y yo decía todo el rato ‘with g, with g’. Y me quedé con Gigi [risas] y Sevilla, porque me encanta esa ciudad”.
Vive y trabaja en Madrid: “Soy profesora de idiomas para niños y adultos, y coordinadora cultural en la red de bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid. ¿Mi familia? Los más allegados sufrieron un shock, pero otra parte lo que me dijo fue ‘por fin te decidiste…” [risas]