Los 30 años de historia reciente de crímenes s***ales contra las mujeres fijan el relato sobre qué temer y cómo evitar el peligro
https://elpais.com/sociedad/2018/12/19/ ... 49697.html
Cada generación de mujeres jóvenes tiene un cuento de terror que le enseña qué debe temer y cómo evitar el peligro. Esas historias, que siguen la narrativa del cuento infantil Caperucita Roja, se repiten cada cierto tiempo y marcan la memoria de las niñas y adolescentes tras su difusión en los medios de comunicación.
Son los casos más mediáticos de violencia s*xual. En todos hay una conexión, según Nerea Barjola: el cuerpo como un espacio político. “Contar, por ejemplo, qué agresiones han sufrido las víctimas de violencia s*xual es poner sus cuerpos sobre una mesa y dejar que la sociedad meta sus manos. Dar noticias de esta manera convierte el cuerpo de las víctimas en un cuerpo público”. Un cuerpo, según Barjola, a partir del cual se legisla o limita la libertad del resto de mujeres: “Se nos dice cuál es la frontera que debemos y no debemos cruzar, como hacer autostop o volver a casa de noche solas. Y que, si la cruzamos, nos ponemos nosotras en peligro”.
La investigadora Bárbara Tardón, cuya tesis doctoral explora la violencia s*xual durante siglos, apunta que “violencia machista” es “una categoría política” que la narrativa histórica ha obviado: “El terror s*xual, que dice Barjola, se ha producido a lo largo de la historia de la Humanidad. En épocas antiguas, sin medios de comunicación, existían instrumentos disciplinarios para las mujeres, para controlar su libertad s*xual y sus cuerpos, como por ejemplo la propia iglesia, lugar en el que se socializaba”.
Barjola, que ha publicado una tesis sobre la cobertura mediática del asesinato de Alcàsser, Microfísica sexista del poder, señala las consecuencias de estos relatos: “Apelan directamente a las mujeres jóvenes que se pueden sentir identificadas con las asesinadas. Tienen la función de proponer reglas de conducta, como no volver solas a casa porque supone un peligro s*xual”, explica.
La identificación es un elemento clave en estos casos, señala la psicóloga clínica Marta Redondo, especialista en conducta y salud: “El comportamiento tiene que ver con procesos de aprendizaje. Las conductas vistas en otros y las consecuencias observadas a partir de esas conductas [salir sola y ser asesinada] impactan en nuestra propia conducta”. Redondo señala que en los casos mediatizados de violencia s*xual a menudo “se pone el acento en algunos aspectos que aumentan el miedo y la percepción de amenaza”: “La alarma y el miedo guían nuestra atención, que está preparada para seleccionar los elementos que le resultan amenazantes. Y si además nos identificamos con un modelo concreto que ha sufrido esos peligros [mujer, joven y que sale sola], más fácil es que nuestra conducta acabe siendo modificada”.