nubecilla Bueno es queal final todo da problemas, yo me paso el día apagando fuegos y acabo agotada¡¡ Lo bueno es que siempre pienso que nada dura eternamente, ni lo bueno ni lo malo así que intento relativizar aunque no siempre lo consigo¡¡
nubecilla Sugar Kane Chicas sigo con la escapada que esto va por fascículos o capítulos, nos habíamos quedado la noche durmiendo a pierna suelta jajaja.
Yo duermo muy poco, con pocas horas de sueño estoy a tope y me levanto de buen humor y con mucha energía, lo contrario a mi marido que es Mr. Gruñón y sin reflejos nada más despertar, luego muta a Mr. Optimista es como Dr. Jeckyll y Mr. Hyde.
Abrí un ojo porque habíamos dejado la ventana abierta y lo primero que me llamó la atención fue la paz que se respiraba, solo los pajaritos cantando, me levanté despacito para no despertar al bello durmiente y me asomé a la ventana, era muy temprano, adoro esa sensación de calma, me sentí como si fuera la única persona despierta en el mundo, todo en silencio, esa luz que todavía no está claro del todo y el aire fresquito, que agusto de verdad, esos momentos de felicidad no tienen precio.
Me fui a la ducha, el baño era precioso, la mitad del baño estaba empapelado en un papel crema y la otra mitad era un mosaico estilo ajedrez de azulejos rosas y cremas, el lavabo estilo antiguo de pie y un espejo que he visto en muchos sitios en París, apaisado con forma ovalada con florecitas grabadas y dos apliques estilo Art Decó con forma de flor con tulipas blancas de cristal mate.
Me anoté mentalmente que cuando cambie uno de los baños en casa pondré uno igual, es que me encantan y el lavabo del estilo, bueno los lavabos que quiero dos, en casa de mis padres tienen uno de los baños que es enorme y tienen dos lavabos y es que lo mejor para no interferir¡¡ porque a pesar de tener más de un baño siempre coincidimos para lavarnos los dientes en el mismo baño y lavabo y a la misma hora por la noche???
La ducha era enorme y los amenities de Nuxe de la gama de Rêve du Miel y ese olor es que me pirra, las toallas gorditas y esponjosas además de enormes, no podía empezar mejor el día, me embadurné con la crema hidratante de Nuxe y me olía y me sentía tan bien, estuve un rato en el baño de relax con potingues y pensando en los planes del día.
Al salir del baño perfumada como una reina ya se había despertado el cumpleañero, no se esperaba tener regalito para desenvolver y cuando salté a lo bomba encima de la cama con el paquete le hizo mucha ilusión, eran unas deportivas pero a pesar de que era su número le iban pequeñas así que no las pudo estrenar.
Después de trastear un poco por la habitación mientras él se duchaba y de asomarme a la ventana unas 24 veces a disfrutar del día y venirme arriba cada vez que lo hacía, bajamos a desayunar, el aire era fresco pero hacía un día tan espectacular que decidimos desayunar en la terraza, el desayuno me decepcionó bastante, esperaba algo mucho mejor en calidad y presentación, me puse ciega a creppes y bollería, le hice mimos a Misha que volvió a hacerme compañía y después de acabar de prepararnos salimos del hotel.
En el parking había una pareja de 60 y muchos con un coche clásico precioso, estaban limpiando los cristales, quedaba perfecto el coche en el parking del hotel.
Tenía varios planes para ese día y sabía que no nos daría tiempo a hacerlos todos pero bueno la cuestión era disfrutar de lo que nos diera tiempo, sin agobios ni horarios, no había que hacerlos todos.
Decidimos acercarnos a Bayona a dar otro paseo, aparcamos sin problema otra vez al lado del centro y nos dirigimos a visitar el claustro de la Catedral, el día anterior me había quedado con las ganas, me gustó muchísimo.
Seguimos paseando un poco más que había mercado y como me encanta el ambiente con la gente con sus cestitos de mimbre o carritos yendo a comprar las frutas, verduras y más productos de los puestos, me quedo boba contemplando el espectáculo costumbrista.
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Dimos una vuelta mirando las cosas que había, adoro el ambiente de los mercados y más en Francia, el look de esta chica me encantó, espero no infringir ninguna ley poniendo la foto.
Le dije a Quino que había que llevar un Gateau Basque, siempre presente la comida...
Andando. andando dimos a Galerías Lafayette, mi marido me preguntó si quería entrar y le dije que no y juro que no me apetecía pero se empeñó porque no me creía, yo diciendo que no a Galerias Lafayette??? Una respuesta que para él no se sostenía, al final me creyó cuando vio que no quería mirar nada y fue él, el Greench del shoppoing que odia comprarse ropa y mucho más probar, el que acabó comprando unas cuantas prendas, yo feliz porque es una tortura llevarlo a mirar ropa, así que así es la vida, el mundo al revés jajajaja
Saqué foto de las escaleras y las vidrieras que me recordaron a las Galerías de Paris pero bueno nada que ver con el lujerío de aquellas.
Tenía reservado una sorpresa para comer, un restaurante con estrella Michelín, a él le encantan estos sitios, bueno a mí también, nos encanta descubrir restaurantes y nos encanta comer, no era de los que tienes que empeñar un órgano que con el viaje y el regalo sorpresa ya había excedido presupuesto¡¡
El restaurante se llama Choko Ona en Espelette, lo recomiendo muchísimo, nos encantó
Había reservado la hora más tardía que permitían que eran las 13:30, de camino a Espelette yendo en el coche me llamaron, era para pedirme por favor si podíamos estar un cuarto de hora antes, íbamos con tiempo de sobra así que dijimos que sí.
Al llegar a Espelette nos encantó este pueblo, estaba super animado y la arquitectura como todos los pueblecitos que habíamos ido dejando atrás de camino de Bayona por la carretera era una maravilla, hay momentos en que te planteas que sea un decorado de lo bonito y cuidado que está todo.
Como llegamos pronto y aparcamos sin problema decidimos tomar el vermut en un sitio muy pintoresco, Espelette o Ezpeleta es famoso por sus pimientos y mires donde mires hay pimientos por todas partes.
No tenía pensado comprar ninguno pero al pasar por delante de una tienda vi una bolsa de chocolatinas que me llamó la atención y dije "ay sí, esto si" eran chocolatinas de chocolate negro con pimientos y dije esto lo pruebo, asi que me compré una bolsita para nosotros y otras para regalar.
También tenían jabones y productos como velas aromáticas artesanos.
Pusimos rumbo a pie hacia el restaurante y atravesamos todo el pueblo, hacía muchísimo calor pero un calor de tormenta, el sol picaba como si fueran mosquitos, de la que bajábamos una cuesta vimos un restaurante peculiar, saqué la foto a la vuelta que ya estaba cerrado pero cuando estaba abierto se veía super bonito y super animado con gente se veía muy chulo.
Al llegar al restaurante nos recibieron con mucha amabilidad, el sitio me gustó nada más entrar, me pareció muy agradable pero hacía un calor tremendo.
Decidimos el menú que queríamos, había tres opciones en función del número de platos y elegimos la tercera opción que creo recordar que eran 8 platos pero es que me perdí con tantas cosas.
La comida riquísima, con mezclas de texturas y sabores que te sorprenden, que es al final a lo que vas a estos sitios, disfrutamos de casi tres horas de comida y eso que a mitad de servicio nos preguntaron que si queríamos degustación de quesos que era opcional, te traen un carrito con quesos y te dan a elegir 5 para probar pero es que no podíamos si queríamos acabar el menú.
El menú ya digo que nos encantó, unas cosas más que otras, además como te lo explican todo disfrutas más y ya con uno de los postres que a mí me estalló la cabeza, fresas con un helado de vainilla cubierto con trigo y no sé cuantos ingredientes más, es que no me acuerdo de todo lo que llevaba pero de los postres más ricos que he comido nunca, ilustro con foto.
Y para finalizar y eso que ya no me cabía ni un alfiler, pero que me comí "bien sûr" unos mini pastelitos con un licor con muy poco alcohol de higo, juro que hubiera robado la botella y echado a correr porque nunca he probado una bebida con alcohol tan rica, nos contaron que lo hacían ellos y de verdad que era una maravilla y eso que yo no suelo beber nunca bebidas alcohólicas salvo ocasiones especiales y poquito.
Después de casi tres horas de comida que nos pasaron volando, no sabíamos si echarnos a rodar por alguna calle de Espelette o jugar un poco al frontón, cogimos el coche y decidimos seguir ruta a Ainhoa otro pueblo del estilo , el tiempo había cambiado, se había nublado por completo, bajó la temperatura de golpe y empezaron a llegar nubes negras que no indicaban nada bueno.
Tomamos un café en una terraza muy animada, nos dimos un paseo por el pueblo y decidimos si visitar las cuevas de Sare, tenía anotado eso que tenían una pinta estupenda pero entre lo feo que se estaba poniendo y que ya era tarde decidimos dejarlo, me dio mucha pena pero otra vez sería.
Pongo foto de las cuevas de internet.
También tenía anotado el tren cremallera de Larrun, en el que subes a la cima de una montaña en un tren de 1924, ese estaba descartado ya casi desde el principio ya que tarda 40 minutos en realizar el ascenso y luego tienes que esperar arriba otras creo que tres horas para volver a bajar.
Tras descartar la visita a las cuevas porque se estaba poniendo muy feo y ya era tarde decidimos volver al hotel, de camino pensamos que igual era mejor opción volver a Bayona, darnos una vuelta y apurar para cenar hasta que la lluvia hiciera acto de presencia, si íbamos a descansar al hotel y luego llovía nos daría mucha pereza, así que decidimos eso.
LLegamos a Bayona y volvimos a pasear sin rumbo, llegó la hora de la cena temprano claro, todavía nos duraba el empacho de la comida pero había que cenar, así que nos sentamos en una terraza como acto de valentía, en ese momento el cielo estaba negro negro, pedimos una tabla de embutidos y quesos, nos encanta cenar eso en París, el camarero que nos atendió era argentino, bastante desagradable por cierto.
Entre risas y pufs varios sobre voy a explotar nos comimos las tablas así pim pam, si es que somos así, no podemos dejar nada en los platos, empezó a tronar de manera ostentosa así que pedimos varias veces la cuenta al camarero, cuando por fin la trajo fue pasar la tarjeta y empezar a caer unos goterones como puños, salimos pitando y nos di tiempo a llegar a duras penas a una zapatería que tenía un pequeño alero pero es que granizaba, del granizo pasó a lluvia cortina con ráfagas de viento que aquello parecía un baile de agua, nos pegamos al cristal de la zapatería, yo ya tenía el moflete contra la vidriera, rezando por mis Castañer de fresas, menos mal que uso un 37 y no asomaban mucho, el bolso de rafia lo metí en una bolsa de tela de Rouje que llevaba para proteger las cosas y me lo guardé debajo del trench.
Estaríamos unos 20 minutos en nuestro refugio temporal, riéndonos porque si saben que somos nosotros los que llevamos las nubes enganchadas detrás nuestro, nos contratarían para erradicar la sequía de muchos sitios.
Empezó a amainar y fuimos corriendo de un sitio a otro porque seguía lloviendo pero flojito, así de Oca en Oca y de alero en alero nos acercábamos a donde teníamos aparcado el coche, cuando nos quedaban unos 100 metros para llegar al coche empezó a jarrear de nuevo y madre mía, yo creo que levité sobre el suelo porque las Castañer llegaron intactas.
Cuando llegamos al hotel volvía a llover muy suave de nuevo, una vez en la habitación ya no paró de llover a lo bruto en toda la noche.
Aprovechamos para brindar en la habitación por el cumpleañero que había llevado una mini botella de cava y abrí los chocolates con pimientos
, si es que no tengo fin para el dulce, me gustaron oye, el chocolate negro y el picante de los pimientos hacían buena combinación.
Prueba superada, creo que había conseguido un cumple diferente y lleno de recuerdos para Quino, desde hace años nos preparamos cumples así porque te quedan grabados de por vida, yo tengo uno en la duna de pilat en la que hicimos un picnic para el atardecer y luego bajamos rodando cual croqueta casi de noche que no olvidaré jamás.
Además él estaba super feliz porque decía que lo había pasado genial y no hay mayor felicidad que conseguir hacer feliz a alguien que quieres y lo mejor es que todavía nos quedaba el día siguiente, que era de vuelta pero también había que aprovecharlo al máximo, esa noche ya no paró de llover y con fuerza además, mi alegría por dormir con calor y la ventana abierta se había ido al garete pero la lluvia también ayuda a dormir, así que no hay mal que por bien no venga.