18806
por Elei
Intralerda
Ayer falleció mi abuela, la inmortal, la que llevaba con problemas cardíacos que la habían llevado a asomarse a la muerte mil veces desde hace 22 años, la que hace cinco años casi muere por una infección de orina, la luchadora que hace cuatro años perdió a su hijo mayor y a su hermana y apoyo en cuestión de meses, la que nos invitaba a pizza cuando íbamos a verla con los enanos y se justificaba diciendo "por un día...", la que nos hacía reír como locos con sus cosas, la que la liaba parda, la que disfrutó hace un mes de unas vacaciones increíbles junto a sus hijas, la que el sábado estaba bien.
Se fue sin hacer ruido, sin avisar. Se levantó de madrugada para cualquier cosas y se cayó, se golpeó la cabeza y dejó de sufrir. Su cuerpo se apagó en cuestión de horas y se fue dormidita y con sus dos hijas como siempre quiso. Pudimos despedirnos y decirle lo que ha significado para nosotros.
Mi abuena nos ha criado, nos ha cuidado, nos ha querido, fue la primera en defenderme del bullying que sufrí en el colegio, fue quien nos dejaba destrozar los CD de mis tíos mientras se reía viéndonos actuar, quien confió en nosotros para que liáramos la de dios es cristo con el agua. Se ha ido y no sé qué hacer. No entiendo que después de tantos sustos a lo largo de los años se haya ido sin avisar, que en parte me alegro de que su marcha haya sido así, pero estaba sola y pensar que estuvo en el suelo horas me destroza....
No sé qué va a ser de nosotros, si su casa era cuartel general para las jaujas. Sólo sé que hizo lo que la salió del toto durante sus 89 años de vida, que vivió como quiso, comió lo que quiso y fue muy feliz, aunque también sufrió mucho. Pero era un ejemplo a seguir, siempre con esa sonrisa y su ojo de cristal. La mujer más grande que hay, me queda el consuelo de que, la última vez que la vi, me la comí a besos y la dije cuánto la quería (siempre se lo decía) y la oí reír mucho.