Hoy no ha sido mi mejor día, antes de bajar a la sección donde estoy de cara al público he estado llorando por un problemón personal que si me animo algún rato os contaré, bueno, pues cuando he podido parar de llorar, he bajado a mi puesto de trabajo, tarde y nerviosa por llegar tarde y ya podéis imaginar con qué cara, bueno, pues he atendido a mi primer cliente, yo intentando aparentar normalidad, pero el cliente se ha dado cuenta, yo me he dado cuenta de que se ha dado cuenta (valgan todas las redundancias habidas y por haber) entonces, de repente, como para querer agradarle o parecer más servicial, como queriendo disculpar mi mal aspecto o yo qué sé, he empezado a parecer aquellas dependientas súper entregadas de los años... no sé, donde eran todo reverencias, sonrisas hiperfalsas, peloteo sumo, usando palabras que ni Cervantes, hablarle de usted como si me hubiera poseído el espiritu de Gracita Morales... El tío ponía cara como de: que Dios me asista con la degenerada que me ha tocado, que primero está enfadada, triste al borde de las lágrimas y luego ha mutado.
Para poder hacerle la gestión tenía que dejar un momento el mostrador y entrar a otra sala a buscar una pieza, pues le digo:
-Verá señor cliente (poseída aún por Gracita Morales) me ausento
un momento para ir a buscar su pieza. Enseguida vuelvo.
Justo en ese momento, no en otro, JUSTO EN ESE, pasa por el pasillo que queda por detrás del cliente, un compañero con el que me llevo muy bien y tenemos un cachondeo con su hora de descanso porque siempre que pasa yo estoy en mi mesa o bien en mostrador y siempre me saluda a propósito muy efusivamente sin hablar, pero para que le vea muy bien que se va a descansar, yo, si estoy libre de clientes o en mi mesa, le suelo decir cosas como: ya me tocará a mí, la venganza será terrible... Pero si estoy atendiendo le saludo amablemente con la mano pero también con alguna coña sutil.
Bueno, pues, tal y como le he dicho a mi cliente que me ausentaba, ha pasado el compi y yo que he hecho? decirle adiós (a mi compañero) al estilo reina gilipuertas:
A lo que el cliente, que no ha visto pasar al otro porque ya digo que estaba de espaldas y además lejos, pues se ha pensado que me estaba despidiendo de él así para ir a buscarle la pieza por lo que el cliente se ha quedado tal que así
Vuelvo con la pieza, se la doy y le digo: no me tiene usted que pagar nada. Que pase un hermoso día.
Ha cogido la pieza y yo creo que no ha salido corriendo por vergüenza