No será precisamente por su agitada vida erótico-festiva
Se casó una sola vez (un matrimonio en el que los contrayentes excluyeron decirse eso de "obedecer"), pero tuvo cientos, quizá miles de amantes. No sólo entre las estrellas con las que trabajó y las mujeres de mundo que trató, sino también con secretarias, peluqueras, modistas de los estudios y cualquier falda a tiro.
"Todas las mujeres que le conocieron se enamoraron de él", reconoció Ingrid Bergman, con la que vivió un romance tan intenso al filmar su segunda película juntos, de la que la Warner retrasó su estreno -eran otros tiempos-, ante el temor de que un doble divorcio de sus estrellas hundiera el filme.
La comedida Helen Hayes, gran dama del teatro americano que protagonizó con él "Adiós a las armas", confesó que habría abandonado a su esposo si Coop se lo hubiera pedido.
El director Stuart Heisler, que le conocía desde sus comienzos y trabajó con él en "El caballero del Oeste" y "Dallas, ciudad fronteriza", lo explicó en términos menos poéticos: "Coop fue el mayor f*llador que ha existido. Se atropellaban por llevárselo a la cama. No podía dejar de j*der. Las mujeres no se lo permitían. Iban a acostarse con él a su camerino portátil. Me imagino que se debía a que gozaba de la reputación de tener un polvo maravilloso".
Las mujeres jugaron un papel esencial en su ascensión al estrellato. La primera, la representante Nan Collins, le convenció para que invirtiera sus pocos ahorros en filmarse su propia prueba, con la que promocionarse. Le cambió, además, el nombre de Frank James por el del pueblo en el que había nacido ella, Gary, que sonaba mejor. Su primer papel de cierta importancia, en el filme Flor del desierto, se lo consiguió una de sus tantas novias, la secretaria del productor Samuel Goldwyn.
El empujón a la fama se lo dio la deslenguada y desinhibida Clara Bow, la Madonna de los años 20, que impuso la presencia de Coop en sus filmes cuando aún no era conocido.
La actriz, con bien ganada fama de ninfómana (llegó a acostarse con todos los jugadores de un equipo de rugby, entre los que estaba el aún desconocido John Wayne), se encaprichó de Coop a primera vista. Le pasaba a diario pero esa vez se llevó una grata sorpresa.
Se conocieron en una fiesta y nada más verle se lo llevó a su mansión de Beverly Hills donde pasaron la noche. No hubo quejas ni tuvo que coger el coche por la mañana en busca de más hombres con los que satisfacer sus necesidades, como solía hacer con otros. Muy al contrario, Clara, a la que le gustaba experimentar y contarlo todo, confió a sus amigas que Coop tenía un "polvazo" y "podía funcionar toda la noche y seguir aún por la mañana". El galán jamás soñó mejor recomendación.
La prensa acusaba a Gary Cooper de ser un gigoló que buscaba publicidad con sus romances y que se labraba una carrera gracias a las mujeres. No se equivocaban. Coop ni siquiera era fiel a sus amantes y alternaba a Clara y vaya usted a saber a cuantas más, con las no menos escandalosas Evelyn Brent -hoy olvidada- y Lupe Vélez, futura esposa de Johnny Weissmuller, Tarzán, a la que no en vano apodaban "la gata salvaje" y "la mexicana explosiva" por su gran vitalidad.
La sangre fría de Coop durante sus ruidosas peleas sacaba de quicio a Lupe, todo nervio, que más de una vez reaccionó golpeándole, lo que dejaba en su cara huellas inequívocas de violencia que había que disimular con maquillaje al rodar. La temperamental latina salía a la calle con una navaja y guardaba en casa una pistola, con la que un día, que reventaba de celos, le pegó un tiro al actor, que se iba en tren, en un intento de alejarse temporalmente de ella.
En el caso de Grace Kelly (futura princesa de Mónaco, tras superar con éxito una prueba de virginidad ) fue ella la que le acosó, mientras rodaban "Solo ante el peligro". "Era muy guapa," comentó Coop: "A los hombres podía parecerles fría como un pez, pero sólo hasta que se bajaba las bragas".
La insaciable bisexual Tallulah Bankhead, que dejó el teatro por el cine, contaba: "Me ofrecieron todo ese dinero y yo pensé: "me voy a Hollywood para f*llarme a ese divino Gary Cooper"".
Entre sus otras muchas amantes estuvieron Carole Lombard, Merle Oberon, Marlene Dietrich y un sonado romance con la rica heredera Dorothy Taylor, condesa di Frasso, mientras su marido miraba a otro lado. Coop conoció a la aristócrata consorte en Roma, mientras él trataba de superar una depresión. Ella no sólo le ayudó, sino que le enseñó a vestir y pulió sus maneras toscas. Recibió un vaquero y devolvió a Hollywood un caballero.
En vida del actor también hubo rumores de relaciones homosexuales. Hay que recordar que de Clark Gable se decía que se abrió paso en la pantalla como chapero en su juventud, que Cary Grant vivió una temporada equívoca con Randolph Scott y que Tyrone Power y Errol Flynn eran notorios bisexuales. Gary Cooper también tuvo una amistad ambigua con el actor Anderson Lawler, con el que compartió casa y cuya compañía provocaba los celos y la incredulidad de Clara Bow y de Lupe Vélez.
Sólo una mujer logró llevarlo al altar, Veronica Balfe, a la que los amigos llamaban "Rocky". Era hija de multimillonario, hijastra del responsable de la Bolsa de Nueva York y católica, mientras que él era episcopaliano (aunque se convirtió antes de morir). Se casaron en 1933, su relación fue siempre muy abierta y, aunque estuvieron al borde del divorcio, su unión sólo acabó al fallecer él. A ello colaboró María, hija del matrimonio y la pasión de su padre.
El dato más relevante del trato de Coop con las mujeres es que estuviera con ellas años o minutos, todas le adoraron. Ninguna se sintió utilizada.
Era guapísimo el tío
Me encantó Franklin Delano Roosvelt Jr., [mention]cerocero[/mention]
Más fotos suyas
Encontré una foto impresionante de este nadador y actor, en los JJ. OO: de 1932 en Los Ángeles, donde ganó una medalla de oro.
Oioioi, el traje de baño