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por Malen
Egofloja
En Suecia no se andan con bobadas; todos los príncipes y princesas tienen su primer acto oficial cuando cumplen los 2 años y de ahí en adelante, sin parar. Lo mismo les llevan a exposiciones, que al día nacional, que a X concierto, competiciones deportivas, juegos olímpicos, bodas, bautizos, recepciones oficiales... Todo. Y todavía no se ha muerto ninguno.
Y en Dinamarca, parecido. Ingrid Alexandra de Noruega, que también es heredera, leyó un discurso en público, se trabó, lloró, salió Mette Marit a terminarlo por ella y qué paso? Pues nada, porque al día siguiente ya estaba en otro acto. Bobadas las justas.
La nuestra no está preparada. Estarlo no es (solo) hablar 5 idiomas, conocer el protocolo al dedillo o ver películas de Kurosawa. Es tener la soltura suficiente para salir, sonreír, hablar en público, mostrarte cercana... Y es justo todo lo que no tiene y les sobra al resto de niños royals.