A mi lo de los baños agujero sólo me había tocado en fiestas de mi ciudad, en los típicos remolques de baños que ponen en las calles, aunque ya hace algunos años que los traen con taza normal. Pero vaya, a mi no me supone ningún trauma, pero cuando volví de Marruecos y le conté a la gente las cosas flipáis con la cantidad de gente a los que si les supondría trauma.
Bua yo es que con la comida... me lo como todo, vaya, y además es que es una de las cosas que más me gusta de viajar, poder probar comidas típicas de otros países, si cuando estoy de viaje veis mis stories de instagram la mayoría son de comida
. En Marruecos acabé hasta el coño del tajine, es verdad, más que nada porque allí se especia mucho la comida y aunque está muy rica yo no soy muy especiera y al final me acababan cansando esos sabores, pero aun así me puse morada. En el riad en el que nos alojamos en Fez cogimos la cena allí y fue la experiencia gastronómica más putamente extraordinaria de mi vida, primero nos sacaron unos boles con diferentes verduras y luego lo que pensábamos que era el postre, era como un pastelito con azúcar glass por encima, hincamos el diente y no era el postre, era una masa rellena con carne de ternera especiada con un toque a canela, fue la cosa más flipante del mundo porque esperábamos chocolate o algo, no sé, pues eso, un postre, y encontrarnos con ese relleno de carne y ese contrastre del salado de la carne con el dulce del azúcar glass y la canela... Puf, es que lo recuerdo como la mejor cosa que he comido en mi p**a vida.