En un clásico estudio de 2000, Eleanor Maguire realizó una serie de escáneres cerebrales a un grupo de taxistas de Londres para ver el tamaño de un área del cerebro llamada hipocampo y determinar si este tamaño varía con la práctica. Ahora ha publicado un nuevo estudio que confirma la plasticidad del cerebro incluso en la edad adulta.

Antes del siglo XVIII, los profesionales médicos creían en algo llamado modelo (o teoría) de un solo sexo. Esta idea fue inventada por un anatomista y médico romano antiguo llamado Galeno que creía que había un solo modelo para hombres y mujeres. Todas las mujeres tenían un pene interno . Y he aquí, esta fue la base de la anatomía humana hasta el siglo XVIII.

Fue como si todo terminara en 1700 cuando surgió el modelo de dos sexos y se crearon las bases para el género tal como lo conocemos hoy.

Según la Dra. Lise Eliot, profesora asociada de neurociencia en la Universidad de Medicina y Ciencia Rosalind Franklin, hasta hace poco el consenso general era que las mujeres tenían un volumen de hipocampo mayor que los hombres. Esto respalda la suposición de que las mujeres muestran "una mayor expresividad emocional, habilidades interpersonales más fuertes y una mejor memoria verbal". Básicamente, la idea de que las mujeres piensan demasiado, lloran más y recuerdan todo lo que hace un hombre ha sido un fenómeno respaldado indirectamente por la ciencia. Eso es hasta que Eliot y un equipo de investigadores llevaron a cabo un estudio que fundamentalmente desafiaría este "consenso general" y, de manera efectiva, lo probaría mal.

El grupo reunió a individuos sanos de todas las edades y realizó estudios de resonancia magnética en cada uno de ellos solo para descubrir que no había diferencias entre el tamaño del hipocampo masculino o femenino...

Significativamente, suelen justificarse las matanzas en masa organizadas por los estados redefiniendo como subhumanos a nuestros adversarios de raza, nacionalidad, religión, e ideología y sexo.

A mediados del siglo XIX, los investigadores afirmaron que podían determinar el sexo de un individuo simplemente observando su cerebro incorpóreo. Pero un nuevo estudio encuentra que los cerebros humanos no encajan perfectamente en las categorías "masculino" y "femenino". De hecho, todos nuestros cerebros parecen compartir un mosaico de formas; algunos que son más comunes en los hombres, otros que son más comunes en las mujeres, y algunos que son comunes a ambos. Los hallazgos podrían cambiar la forma en que los científicos estudian el cerebro e incluso cómo la sociedad define el género.

"Nadie ha tenido una forma de cuantificar esto antes", dice Lise Eliot, una neurocientífica de la Escuela de Medicina de Chicago en Illinois que no participó en el estudio. "Todo lo que han hecho aquí es nuevo".

Tan pronto como los científicos pudieron obtener imágenes del cerebro, comenzaron a buscar diferencias s***ales. Se han reportado algunas modestas disparidades: en promedio, por ejemplo, los hombres tienden a tener una amígdala más grande, una región asociada con la emoción. Tales diferencias son pequeñas y están muy influenciadas por el medio ambiente, sin embargo, todavía se han utilizado para pintar una imagen binaria del cerebro humano, "incluso cuando los datos revelan mucha más superposición que diferencia entre hombres y mujeres", dice Eliot.

Entonces, ¿cómo explicar la idea de que los hombres y las mujeres parecen comportarse de manera diferente? Eso también puede ser un mito, dice Joel. Su equipo analizó dos grandes conjuntos de datos que evaluaron comportamientos estereotípicos altamente relacionados con el género, como jugar videojuegos, hacer álbumes de recortes o tomar un baño. Los individuos fueron tan variables como estas medidas: solo el 0.1% de los sujetos mostraron solo conductas estereotípicamente masculinas o solo estereotípicamente femeninas.

Heidi Johansen-Berg, profesora de neurociencia cognitiva en la Universidad de Oxford, dijo que los resultados son interesantes, pero no sorprendentes. "El punto principal que están haciendo es que a diferencia de los genitales, no se puede categorizar perfectamente los cerebros como masculinos o femeninos, pero no estoy segura de que alguien haya pensado que podrías", dijo.

Los hombres y las mujeres son diferentes porque tenemos cerebros diferentes. Esto se propaga a través de artículos clickbait y segmentos de noticias que muestran imágenes brillantes de escaneos cerebrales que explican nuestras frustrantes diferencias de género con "evidencia científica". Cerebros rosados y cerebros azules son fáciles de vender en un mundo donde se nos ha dicho durante generaciones que los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus.

La investigación realizada por psicólogos del comportamiento ha demostrado en estudios con más de 1 millón de personas que nuestras diferencias individuales son mucho mayores que cualquier diferencia de género a nivel de grupo, y que ningún individuo se ajusta al estereotipo masculino o femenino a la perfección.

El resultado final es que nuestro género es una parte bastante poco informativa de quiénes somos. No determina nuestra estructura cerebral, no determina en qué tareas y trabajos somos buenos, y no determina mucho sobre quiénes somos. Los humanos y nuestros cerebros son mucho más complicados que eso.

¿Han revelado las nuevas técnicas de imágenes cerebrales que las mujeres y los hombres están "cableados" para sus roles de género? ¿O se ha malversado la neurociencia para justificar las brechas de género? Profesora de neuroimagen cognitiva Gina Rippon investiga.
 
Existe una larga historia de debate sobre las diferencias s***ales biológicas y su papel en la determinación de los roles de género, con el mantra de "la biología es el destino" que se utiliza para legitimar los desequilibrios en estos roles. La tradición continúa, con nuevas técnicas de imágenes cerebrales aclamadas como fuentes de evidencia de las diferencias "esenciales" entre hombres y mujeres, y el concepto de 'cableado' que se cuela en el lenguaje popular como una explicación basada en el cerebro para todo tipo de brechas de género .

Pero el campo está lleno de muchos problemas. Algunos son producto de la literatura popular mal informada (neurotrash) basada en el malentendido o la tergiversación de lo que las imágenes cerebrales nos pueden decir. Algunos, desafortunadamente involucran poca ciencia, con científicos que usan estereotipos obsoletos y desaprobados para diseñar e interpretar su investigación (neurosexismo). Estos problemas oscurecen o ignoran las 'neuronews', los avances en nuestra comprensión de cuán plásticos y permeables son nuestros cerebros, y cómo el concepto de 'cableado' debe ser condenado al basurero de la neurohistoria.

Esta charla tiene como objetivo ofrecer formas de erradicar el neurotrash, erradicar el neurosexismo y dar paso a neuronews.
Gina Rippon es profesora de neuroimagen cognitiva en la Universidad de Aston. Su investigación involucra la aplicación de técnicas de imágenes cerebrales, particularmente electroencefalografía (EEG) y magnetoencefalografía (MEG), a estudios de procesos cognitivos normales y anormales.

En una entrevista concedida a la escritora científica, que es Máster en ingeniería por la Universidad de Oxford, Ángela Saini, Gina Rippon ha relatado que a partir del año 2008 decidió dedicarse al análisis de diversos estudios publicados sobre la posible relación entre las imágenes del cerebro y las diferencias de género. «Me quedé horrorizada, explica la experta, porque pensé que era terrible que se estuvieran utilizando esas imágenes exactamente igual que cuando, en el pasado, se decía que las mujeres no debían ir a la universidad porque ello podría dañar su sistema reproductor» (Saini, 2018).

En este contexto, la periodista de The Telegraph, Julia Llewellyn, precisaba que «Gina Rippon saltó a la primera página de los periódicos del mundo a principios de 2010 cuando negó públicamente la idea de que el cerebro de las mujeres estuviera programado de manera distinta del de los hombres, un supuesto que definió como una “mentira condescendiente”».

En su nuevo libro, "Cómo la ciencia entendió mal a las mujeres" y la nueva investigación que está reescribiendo la historia, la autora Angela Saini examina la esfera de la ciencia dominada por los hombres y marca agujeros en algunos de los que hemos aceptado como hechos durante décadas. En su conversación con The Agenda, ella elimina los sesgos que han dictado las narrativas comunes en biología evolutiva, neurociencia, psicología y farmacología.

La periodista científica británica Ángela Saini publica 'Inferior' (Círculo de Tiza), un libro que pretende desmontar, mediante estudios y experimentos, aquellas afirmaciones --algunas de ellas también científicas-- que legitiman la desigualdad de género. "Mi libro es una munición contra aquellos que dicen usar la ciencia para demostrar que la igualdad es imposible", reivindica la autora en una entrevista con Europa Press.

Uno de estos estudios que, según la autora, avalan la desigualdad es la teoría de la evolución de Darwin. Según afirma, dado el lugar central que siempre ha ocupado la ciencia para confirmar o desmentir prejuicios, siempre ha habido una conciencia sobre la necesidad de refutar lo establecido por el naturalista inglés "con sus mismas armas", es decir, a través de las investigaciones científicas que invaliden las tesis darwinistas sobre la inferioridad de las mujeres respecto a los hombres.

"Darwin creía que las mujeres eran intelectualmente inferiores a los hombres, y había alguna explicación evolutiva para esto", explica la periodista británica, que atribuye esta explicación a que se basó "en sus observaciones de las mujeres de su sociedad, que no parecían estar alcanzando tanto como los hombres", pues olvidó que las mujeres victorianas ni siquiera tenían el derecho al voto o las mismas oportunidades que los hombres en lo que respecta a lo intelectual o a estudios.

Celia escribió: 29 May 2018, 19:57 Hay mas opciones que XX o XY, aunque sean síndromes u errores del cuerpo, basar tu identidad como persona en cuestiones biológicas que nadie puede controlar o en tus genitales es lo que critica los Queer. ¿ Que hacemos con los que tienen xxy? ¿ O los que tienen pene pero dentro vajina? ¿Son mujeres, hombres, extraterrestes, transgeneros, transexuales, Cis? No veo lo misógino ahí, y yo tampoco soy super fan de la teoría Queer, le veo lagunas, pero a la explicación tradicional la veo muy simplista y que solo tiene en cuenta lo normal y lo establecido.

El patrón s*xual normal está dado por los siguientes determinantes:

- Genéticos: 46 cromosomas de los que 44 son autosomas y 2 cromosomas s***ales (XY en el hombre, XX en la mujer).

- Gonadales: Testículos en el hombre y ovarios en las mujeres.

- Genitales internos y externos:

- En el hombre: los derivados del conducto de Wolff son el epidídimo, el conducto deferente, la vesícula seminal y el canal eyaculador. Del tubérculo genital se origina el glande. Del pliegue genital, el rafe y de la prominencia genital, el escroto.

- En la mujer: los derivados del conducto de Müller son el útero, las trompas y el tercio superior de vagina. Del tubérculo genital el clítoris. Del pliegue genital los labios menores. Y de la prominencia genital los labios mayores.

- Hormonales:

- Hombre: Hormonas gonadotropas y andrógenos.
- Mujer: Hormonas gonadotropas (cíclicas). Estrógenos y progestágenos.

- Somático: Aparición de caracteres s***ales en la pubertad.

- Sociales y psicológicos: Principalmente ocurre durante los 2 primeros años de la vida, hacia uno u otro sexo, con pautas de comportamiento determinadas por los patrones culturales de la comunidad.

La intersexualidad es una variación orgánica por la cual un individuo presenta discrepancia entre su sexo y sus genitales, poseyendo por tanto características genéticas y fenotípicas propias de varón y de mujer, en grado variable . Puede poseer, por ejemplo, una abertura vaginal, la cual puede estar parcialmente fusionada, un órgano eréctil (entre pene y clítoris) más o menos desarrollado y ovarios o testículos, los cuales suelen ser internos.

Es una cuestión genital, principalmente externa. Es un error común pensar que un intersexual es "hombre y mujer a la vez". Es imposible que una persona tenga el sistema reproductor para la gestación de un feto, exclusivo de las mujeres, y a la vez tenga la capacidad de generar semen con espermatozoides, capacidad exclusivamente masculina. De la misma manera es biológicamente imposible que en un mismo cuerpo se desarrollen plenamente órganos s***ales masculinos y femeninos. La intersexualidad se caracteriza por una ambigüedad genital dentro de una escala de severidad y se puede empezar a manifestar en cualquier momento desde el nacimiento hasta la adultez.

Anteriormente se empleaba el término hermafrodita, pero el mismo ha empezado a reemplazarse, pues para algunos puede resultar engañoso, insensible y confuso ​ por comparar una característica común en otras especies de animales y plantas con una condición de nacimiento que ocurre en algunos pocos seres humanos.

En 2006, la Lawson Wilkins Pediatric Endocrine Society (LWPES) y la European Society for Paediatric Endocrinology (ESPE) publicaron un estudio sobre desórdenes intersexuales con el objetivo de elegir una terminología que sea más descriptiva, que refleje más la etiología genética de esta condición y que esté ausente de carga peyorativa. Acuerdan llamar a cualquier enfermedad intersexual: "disorders of sex development (DSD)"; en español: "trastornos del desarrollo s*xual".

Alemania es el primer país europeo en permitir que no se registre el sexo de los recién nacidos en los certificados de nacimiento

Los estados intersexuales, se clasifican en cuatro grandes grupos, aunque no existe consenso en la comunidad médica respecto a este tema, debido a los pocos trabajos de investigación realizados en esta materia. Algunos autores coinciden en que la siguiente resulta una clasificación conveniente para los estados que han sido identificados y caracterizados:7​ 5​

Seudohermafroditismo masculino.- (Pacientes con cariotipo XY, testículos (inmaduros) y genitales externos incompletos o erróneamente diferenciados).
- Seudohermafroditismo masculino Clásico severo
- Seudohermafroditismo masculino Clásico leve
- Seudohermafroditismo masculino atípico

Seudohermafroditismo femenino.- (Pacientes con cariotipo XX, con o sin genitales internos femeninos y genitales externos ambiguos masculinizados).

- Seudohermafroditismo femenino clásico ​
- Seudohermafroditismo femenino clásico leve
- Seudohermafroditismo femenino masculinizante
- Seudohermafroditismo femenino atípico

Hermafroditismo verdadero. (En forma característica presentan tanto tejido testicular como ovárico. Genitales externos ambiguos. Grados variables de desarrollo de los conductos Wolfianos y/o Mullerianos).

- Hermafroditismo verdadero con sexo cromosómico XX en el 75% de los casos
- Hermafroditismo verdadero con sexo cromosómico XY o con mosaicismo en el 25% de los casos restantes.

Disgenesia gonadal.- (Incluyen las anomalías cromosómicas y generalmente las personas no presentan ambigüedad s*xual, sino desarrollo s*xual incompleto).

- Disgenesia gonadal monosomías: XO o Síndrome de Turner).
- Disgenesia gonadal Aneuploidias como la XXY o Síndrome de Klinefelter.
- Disgenesia gonadal con Mosaicismos (2 o más estirpes celulares en un mismo individuo),
- Disgenesia gonadal con alteraciones de la morfología cromosómica (deleciones, isocromosomas, cromosomas anulares).

Surge de un estudio del Darmouth College. Al observar las imágenes de los cerebros de sus alumnos, vieron que en los de 18 años o más las áreas de las emociones y de lo cognitivo no estaban aún maduras

Y que en los cerebros de los mayores se podían apreciar grandes diferencias. De ese modo se concluyó que los de 18 están en pleno proceso de maduración, lejos de la que ya habían alcanzado los de 25. Recién hacia los 30 se podría afirmar que, según parámetros establecidos para este estudio, existirían manifestaciones de cierto grado de madurez.

La adolescencia, una edad que se consideraba que terminaba a los 19 años, ahora va de los 10 a los 24, escribe un grupo de académicos en un artículo de opinión publicado en la revista Lancet Child & Adolescent Health.

Los autores argumentan que el hecho de que los jóvenes estudien durante más tiempo y pospongan el matrimonio y la paternidad ha retrasado la percepción popular sobre en qué momento empieza la edad adulta.

Y cambiar la definición de la adolescencia es vital para garantizar la relevancia de las leyes y las políticas sociales, defienden los autores del texto de opinión.

Sin embargo, otros expertos consideran que reclasificar la adolescencia conlleva el riesgo de infantilizar aún más a los jóvenes.

La neurociencia de las diferencias de sexo, como esfuerzo empírico, empezó en serio a mediados del siglo XIX. Los descubrimientos de los científicos y médicos de la época victoriana fueron una «fuente de oposición clave» contra el sufragio de la mujer y su acceso a la educación superior, dice la historiadora de ciencias de la Universidad de Yale, Cynthia Russett. Ciertamente, mejoraron las ideas de sus predecesores que presentaron pruebas para decir, por ejemplo, que la inferioridad intelectual de la mujer en comparación con la de los hombres blancos podía observarse en el ángulo de su rostro. Tal como afirmó un experto en medir la verticalidad facial a finales del siglo XVIII, «el concepto de estupidez está relacionado, incluso en la gente normal, con la elongación de la nariz, que necesariamente reduce la línea facial».

Las mujeres no salieron muy bien paradas con esos valores de juicio y compartieron con los «primitivos» y las razas «salvajes» una desafortunada falta de verticalidad facial. Sin embargo, no transcurrió mucho tiempo para que esa medida tan poco fundada se desechase en favor de un más sofisticado índice cefálico: la proporción entre la longitud y la anchura del cerebro. Durante un tiempo, se pensó que el índice cefálico era un indicador bastante prometedor de la capacidad mental, pero fue desechado de mala gana cuando resultó obvio que la forma cefálica de los grupos sociales «inferiores», incluidas las mujeres, no se diferenciaba mucho de los superiores.

Posteriormente se creyó, como se mencionó anteriormente, que la inferioridad intelectual de la mujer se debe a que tiene el cerebro más pequeño y menos pesado. Sin embargo, cuando se demostró que se podía tener un cerebro muy poco pesado y gozar de un gran intelecto (y viceversa), se volvió a desechar esa idea de mala gana y se empezó a buscar con más cuidado los correlatos neurálgicos de la inferioridad femenina. La cinta métrica y la balanza de los científicos cerebrales de la época victoriana se han sustituido por la potente tecnología de la neuroimagen, pero aún nos queda una lección que aprender de ejemplos históricos como esos.

Los escáneres cerebrales más modernos nos ofrecen una información sin precedentes acerca de la estructura y el funcionamiento del cerebro, pero no hay que olvidar que en su momento la cinta métrica alrededor de la cabeza también fue considerada un instrumento moderno y sofisticado y, por tanto, es importante no caer en la misma trampa. Como veremos en los capítulos posteriores, aunque algunos comentaristas muy populares lo representan como algo sumamente sencillo, la enorme complejidad del cerebro hace que resulte muy difícil interpretar y entender el significado de cualquier diferencia s*xual que encontremos en él. Sin embargo, la primera cuestión en la investigación sobre las diferencias de sexo, y quizá la más sorprendente, es precisamente saber cuáles son las diferencias reales y cuáles, como el prometedor índice cefálico, son falsas y meras casualidades.

Ese tipo de cambio de dirección teórico siempre ha obstaculizado la neurociencia de las diferencias de sexo. Por ejemplo, en el siglo XIX, cuando se creía que la base del intelecto se encontraba en los lóbulos frontales, un cuidadoso examen del cerebro masculino y femenino reveló que esa región era más grande y estaba estructurada de forma más compleja en los hombres, mientras que los lóbulos parietales estaban más desarrollados en las mujeres. Sin embargo, cuando los científicos creyeron que eran los lóbulos parietales los que proporcionaban una mayor capacidad de pensamiento intelectual abstracto, las posteriores observaciones revelaron que los hombres tenían más desarrollados los lóbulos parietales

Morton y sus colegas también descubrieron que, para los hombres que tienden a ver la discriminación s*xual como algo del pasado, la atracción de la investigación fundamentalista se resalta por las pruebas de que la diferencia de género se está cerrando. Se les pidió a los participantes que evaluasen un estudio que investigaba las bases genéticas de las diferencias de sexo en el cerebro de los ratones, y donde se afirmaba que unos factores similares podían darse en las diferencias de género psicológicas de los humanos. Antes de eso, los participantes leían un artículo de un periódico, supuestamente nacional, en el que se afirmaba que la desigualdad de género era algo estable o se estaba estrechando. Después de leer sobre los logros de las mujeres, esos hombres se mostraron más de acuerdo en que «ese tipo de investigación debía continuarse, merecía más fondos, era beneficiosa para la sociedad, representaba los hechos sobre las diferencias de género y contribuía al conocimiento de la naturaleza humana ». En general, los descubrimientos de Morton indican que los logros de las mujeres incrementarán, en determinados sectores, la demanda de más investigación fundamentalista. A medida que esa investigación cale de nuevo en la sociedad, las personas se irán apartando de las explicaciones sociales y estructurales de la diferencia de género y abandonarán la idea de la necesidad de un mayor cambio social. Y, para ayudar a que esa creencia en la irrefutabilidad de la desigualdad se haga una realidad, aumentará la discriminación laboral contra la mujer.

Hay muchas razones, sutiles y descaradas, por las que un medio neutro de género no es algo que los padres hagan, puedan o quieran proporcionar. Los obstáculos a una educación de género neutro empiezan antes incluso de que el bebé haya nacido. Cuando Emily Kane les preguntó a los padres de su estudio sobre sus preferencias en cuanto al sexo de sus hijos antes de ser padres, sus respuestas denotaron que tenían expectativas de género incluso de sus hijos hipotéticos.

Los hombres solían preferir un varón, muchos por la sencilla razón de que deseaban enseñarles a practicar deporte. «Siempre he querido un hijo… Creo que es normal que un padre desee eso. Me gustaría haberle enseñado a jugar al baloncesto, al béisbol, cosas de ese estilo. En fin todas esas cosas que uno puede hacer con un hijo», dijo un padre. (Un investigador alienígena que viniera del espacio y leyera lo escrito por Kane llegaría a la conclusión de que las mujeres humanas nacen sin piernas ni brazos).

Las madres del estudio también parecían estar de acuerdo en que los niños y las niñas están hechos para diferentes cosas. Kane descubrió que si las madres deseaban un hijo era para proporcionarles a sus maridos un compañero con el que poder hacer las cosas propias de los hombres, como practicar deportes, algo que al parecer no se puede hacer con las niñas. De las hijas, por el contrario, se esperaba otro tipo de experiencias maternales: «Deseaba tener una hija para vestirla, comprarle muñecas, llevarla a las clases de danza… Tener una niña era tener alguien con quien poder hacer esas cosas que no se pueden hacer con un hijo». Sin embargo, con más frecuencia se deseaba tener una hija por la conexión emocional que se establecía con ellas. Solo las hijas se sienten naturalmente predispuestas a la intimidad emocional, las únicas que se acuerdan de los cumpleaños. Los niños aún no habían sido concebidos y ya se estaban librando de acordarse de los cumpleaños y enviar flores.

Después de la concepción, las expectativas de género continúan. La socióloga Barbara Rothman le pidió a un grupo de madres que describiera los movimientos de los fetos durante los tres últimos meses de embarazo. Entre las mujeres que no conocían el sexo del bebé no había un patrón en particular que diferenciase a los chicos de las chicas. Sin embargo, las mujeres que conocían el sexo describieron los movimientos de sus hijos e hijas de forma muy diferente. Todos eran «activos», pero la actividad masculina se describía como «vigorosa» y «fuerte», incluyendo lo que Rothman describió en tono socarrón como el «feto John Wayne»; es decir, «tranquilo, pero fuerte». La actividad femenina, por el contrario, se describió en términos más delicados: «No violenta, no demasiado enérgica, no tremendamente activa».

Luego, están las experiencias intrigantes de Kara Smith, una investigadora educativa con experiencia en estudios de la mujer, que mantuvo notas de campo sobre el embarazo. Durante los nueve meses completos del embarazo, Smith notó todas las palabras y sentimientos expresados ​​al bebé nonato. Y, en el sexto mes del embarazo, un ultrasonido reveló su sexo:

Él era un chico. Él era "más fuerte" ahora que el niño que había conocido solo un minuto antes. No necesitaba que lo abordaran con un lenguaje tan ligero y esponjoso, como "pequeño". Por lo tanto, bajé mi voz a una octava más profunda. Perdió su ternura. El tono en mi voz era más elocuente y breve, mientras que, antes, el tono en mi voz era alto y femenino. Quería que fuera "fuerte" y "atlético", por lo tanto, tuve que hablar con él con una voz estereotípica "fuerte" y "masculina" para alentar esta "fuerza innata".

Lo que más le asombró a Smith con respecto a este ejercicio fue que alguien como ella, bien versada en las consecuencias negativas de la socialización de género, inadvertidamente recurrió a estereotipos en la forma en que respondió al bebé. "Honestamente, me sorprendieron los hallazgos", escribe. Aquí había una madre -y no olvidemos, no solo a cualquier madre anciana, sino a la madre feminista amada por las historias unisex-parentales-equivocadas-encontrándose a sí misma socializando a su hijo en roles de género antes de que naciera.

En cuanto a los antojos, también existe una mitología popular que habla de que si durante el embarazo solo te apetece comer alimentos dulces es muy probable que vayas a tener una niña. En cambio, para aquellas mujeres embarazadas que tengan antojos salados o ácidos, se trataría de un niño.

Si el embarazo es bastante molesto durante los primeros meses al tener más náuseas, vómitos o el estómago revuelto, se dice que lo que está en camino es una niña. Para las mujeres bendecidas con los síntomas de embarazo casi inexistentes, el caso sería el contrario. Aunque, una vez más, se trata de una teoría sin base científica..

Mira que me fastidian las imposiciones de género para los niños desde recién nacidos: la ropita, rosita o no, los juguetes, rositas o no, incluso los dibujos animados, rositas y estúpidos (Minnie, las princesas, las hadas, Tarta de Fresa...) o no. Pero en esto de los pendientes lo reconozco, he seguido el carril. No tiene ninguna justificación racional agujerear las orejas de una bebé, con el consiguiente dolor (aunque sea pequeño) y riesgo de infecciones, enganchones, tragado accidental o mala colocación. Y no, lo de que "están tan monas con pendientes" NO es racional. Aunque están tan monas con pendientes...

El tema es bien curioso. Intento buscar información sobre los orígenes de esta tradición en España, pero no encuentro ningún dato. Hay estudios antropológicos de los piercings tanto en tribus de África como de los que se hacen adolescentes y adultos occidentales, pero esto del piercing institucional en las nenas españolas está tan normalizado que parece que nadie ha indagado. Porzio me confirma que no conoce ningún estudio sobre el tema, y aventura que podría estar relacionado con la tradición católica, y que es una de las primeras formas de marcar el género. Como decía alguna madre que intervino en el debate que se creó en Facebook, es una "marca genital".

Experimento psicológico sobre como tratamos a los bebes en función de si son niños o niñas. El género de los bebes viene determinado por la educación recibida.
A las niñas se las trata como si fueran frágiles, débiles; dignas de admirar su belleza y a las que hay que proteger y acunar.
A los niños se les trata como fuertes, vivaraces, deben explorar y se les hacen juegos de volteretas o el superman.
¿Es este un modelo de educación adecuado?

Mi trabajo actual, The Pink and Blue Projects es el tema de mi tesis. Este proyecto explora las tendencias en las preferencias culturales y las diferencias en los gustos de los niños (y sus padres) de diversas culturas, grupos étnicos, así como la socialización de género y la identidad. El trabajo también plantea otros problemas, como la relación entre el género y el consumismo, la urbanización, la globalización del consumismo y el nuevo capitalismo.

Los proyectos Pink and Blue fueron iniciados por mi hija de cinco años, que adora tanto el color rosa que solo quería vestirse de rosa y jugar solo con juguetes y objetos de color rosa. Descubrí que el caso de mi hija no era inusual. En los Estados Unidos, Corea del Sur y en otros lugares, la mayoría de las jóvenes aman la ropa, los accesorios y los juguetes de color rosa. Este fenómeno está muy extendido entre los niños de diversos grupos étnicos, independientemente de su origen cultural. Tal vez sea la influencia de publicidades comerciales generalizadas dirigidas a las niñas pequeñas y sus padres, como la mercancía universalmente popular Barbie y Hello Kitty, que se ha convertido en una tendencia moderna. Las chicas entrenan subconsciente e inconscientemente para usar el color rosa para parecer femeninas.

El rosa fue una vez un color asociado con la masculinidad, considerado como un color rojo aguado y con el poder asociado con ese color. En 1914, The Sunday Sentinel, un periódico estadounidense, aconsejó a las madres "usar el rosa para el niño y el azul para la niña, si eres un seguidor de la convención." El cambio al rosa para niñas y azul para niños ocurrió en Estados Unidos y en otros lugares solo después de la Segunda Guerra Mundial. A medida que la sociedad moderna entró en la corrección política del siglo XX, surgió el concepto de la igualdad de género y, como resultado, revirtió la perspectiva sobre los colores asociados con cada género, así como las conexiones superficiales que los unían. Hoy, con los efectos de la publicidad en las preferencias del consumidor, estas costumbres de color son un estándar mundial.
La sacarina, dulces objetos de color rosa que llenan mis imágenes de niñas y sus accesorios revelan una expresión penetrante y manipulada culturalmente de la feminidad "y un deseo de ser visto. Para hacer estas imágenes, organizo y exhibo las pertenencias de varios niños con algodón de color caramelo en sus habitaciones. Cuando comencé a producir las imágenes rosa, me di cuenta del hecho de que muchos niños tienen muchas posesiones azules. Los clientes son dirigidos a comprar artículos azules para niños y rosas para niñas. En el caso de mi hijo de once años, aunque a él no parece gustarle particularmente el color azul sobre otros colores, cada vez que compramos su ropa, la ropa que elige es de la selección azul en muchos tonos. Las secciones de ropa y juguetes para niños ya están divididas en rosas para niñas y azules para niños. Sus accesorios y juguetes siguen su ejemplo.

Las diferencias entre los objetos de las niñas y los objetos de los niños también se dividen y afectan sus patrones de pensamiento y comportamiento. Muchos juguetes y libros para niñas son de color rosa, morado o rojo, y están relacionados con maquillaje, vestimenta, cocina y asuntos domésticos. Sin embargo, la mayoría de los juguetes y libros para niños están hechos de diferentes tonos de azul y? están relacionados con robots, industria, ciencia, dinosaurios, etc. Este es un fenómeno tan intenso como la locura de Barbie. Los fabricantes producen ponis antropomórficos que tienen las características de las niñas. Tienen pasadores, peines y accesorios, y las chicas adornan y arreglan los ponies. Este tipo de pautas divididas para los dos géneros afectan profundamente la identificación del grupo de género de los niños y el aprendizaje social.

A medida que las niñas crecen, su gusto por el rosa cambia. Hasta aproximadamente el 2 ° grado, están muy obsesionados con el color rosa, pero alrededor del 3 ° o 4 ° grado ya no se obsesionan con el rosa. Por lo general, sus gustos cambian a púrpura. Más tarde, hay otro cambio. Sin embargo, la asociación original con el código de color a menudo permanece.

La empresa americana creó en 2014 una línea de zapatos con tacón plegable para niñas de cero a seis meses de edad. Según su página web oficial, la idea surgió cuando la esposa del fundador Michele Holbrook quiso comprar unos zapatos de tacón para su hija recién nacida. Tras una búsqueda desesperada por tiendas físicas, encontró el modelo que buscaba en una subasta online pero al recibir el pedido en casa, estaban rotos. Esto dio la idea al empresario.

"Criar a una hija es como regar el jardín del vecino", reza un antiguo proverbio hindú. Evoca la inútil inversión que supone para una familia india cuidar y alimentar a una niña que, según las inmisericordes reglas sociales del país, se convertirá al crecer en elemento productivo para otra familia, la de su futuro marido. Esta arraigada convicción, que otorga nulo valor a las niñas, está provocando consecuencias dramáticas en algunos países asiáticos, donde la preferencia por el varón empuja a parejas a recurrir al aborto o al infanticidio para deshacerse de una hija indeseada. Muchas embarazadas deben abortar contra su voluntad. Para denunciar y atajar esta lacra, que lleva decenios manifestándose, cinco agencias de la ONU emitieron en junio un informe sobre selección s*xual en el que instan a los Gobiernos y a la sociedad de esos países –entre ellos India, China y Vietnam– a erradicar este hábito nefasto.

Resultado: un genocidio silencioso de magnitud similar a las grandes masacres bélicas del siglo XX. Se estima que faltan en el mundo más de 160 millones de mujeres, que no llegaron a nacer, que fueron asesinadas siendo bebés tras el parto, o que murieron en la infancia por negligencia alimentaria y médica. La estimación figura en el libro Unnatural selection. Choosing boys over girls, and the consequences of a world full of men (Selección no natural. Escoger niños sobre niñas, y las consecuencias de un mundo lleno de hombres), publicado por la periodista estadounidense Mara Hvistendahl.

"Existe la creencia infundada de que la escasez de mujeres elevará su estatus,

y de que acabarán casándose con hombres que realmente quieran crear una familia –arguye Tanushree Soni, especialista regional de género para Asia de la oenegé internacional Plan, dedicada a los derechos de la infancia–. Nada más lejos de la realidad, ya que esta desproporción ocasiona un incremento de la violencia de género, y del tráfico y la explotación s*xual".

Aparte de la dote, Ortiz indica que la discriminación de género también se debe a la sumisión de la mujer a la familia del hombre, que, entre otros aspectos, pierde su apellido familiar y el derecho a la herencia, que se queda en manos de la familia del marido.

Según la ONU, India es el peor cuarto país para nacer mujer, sólo por detrás de Afganistán, Congo y Pakistán.

Este es un mapa de la proporción s*xual femenina de mi país

La proporción general de sexos femeninos del país es de 940 por 1000 hombres. Los estados con las cifras más inquietantes están aquí:

La razón: la gente no quiere hijas, entonces las matan. Hay aborto selectivo por sexo (que es una ofensa criminal, y sin embargo aquí estamos), o para aquellos que no pueden acceder / pagarlo, los está matando después de que nacen, en cualquier etapa de la vida: feminicidio . Como puedes imaginar, es un problema feminista. Deseas probar un feto para ver si se convierte en una radfem más adelante, pero ¿sabía usted que es un crimen en la India saber incluso el sexo del feto antes del nacimiento (la gente paga un brazo y una pierna para hacerlo ilegalmente, en vehículos en movimiento, en lugar de tener una hija), para desalentar el aborto selectivo por sexo? ¿Sabía que en la India el debate sobre el aborto no es si debería o no debería permitirse por sí mismo, sino sobre si debería desalentarse el control del aborto selectivo por sexo? Sí, es un problema bastante serio.

Sé que las anécdotas no cuentan mucho, pero no puedo evitar relatar esto. Soy la segunda hija de mis padres. Cuando mi madre quedó embarazada por tercera vez, y el médico les dijo que iba a ser una hija, mis abuelos intentaron persuadir a mi padre para que abortara. Mi padre intentó convencer a mi madre, que se negó rotundamente. Afortunadamente, ella era una de las minoría de mujeres en este país que puede ejercer cierta autonomía corporal. Ella lo llevó a término, y fue un hijo. Hubo grandes celebraciones, todos felicitaron a mis padres, etc., y no, esto no sucedió cuando mi hermana y yo nacimos.

La mayoría de las personas que conozco tienen muchas, muchas anécdotas para contar. Todos los esfuerzos para terminar con este odio a las mujeres son por parte del feminismo radical. Lo poco que las mujeres de este país han liberado del patriarcado se debe al feminismo. Estoy segura que entiendes que el feminismo de la barra de labios de la igualdad no llega muy lejos, porque nunca aborda ningún problema real. Ha sido, y continúa siendo, el feminismo radical. (ves, ¿cómo las radfems no son todas blancas / occidental-céntricas? Bueno).