Se está hablando también en el tema del feminismo y había pensado en abrir el tema en crímenes porque, aunque en principio no es un crimen, yo tengo mis dudas:
- Esta mujer pone una denuncia por agresión s*xual hacia su compañero de trabajo
- Sin embargo, le hacen firmar un papel para que se archive la causa y le aseguran que nunca más trabajará con ese hombre
- Ella empieza a recibir ayuda psicológica y se recupera, de modo que puede volver a su puesto de trabajo
- Le indican, a última hora, que tiene que embarcar con el hombre a quien denunció y con quien le habían asegurado que nunca iba a coincidir a nivel laboral
- Ella, a pesar de todo, decide embarcar asegurando a sus seres queridos que "se siente fuerte" y que necesita pasar página
- Sin embargo, días después envía (¿o alguien envía?) unos mensajes diciendo que no puede más, que se quiere matar y que, "si no la encuentran es que se tiró por la borda"
Sinceramente, me resulta muy raro, ¿decide subirse al barco porque se siente fuerte y quiere pasar página, pero apenas unos días después envía unos mensajes y se tira por la borda dejando a su marido y a sus tres hijos pequeños?
Y, aunque finalmente ella fuese quien lo hiciera, ¿el acosador se va de rositas cuando es quien ha provocado esto?
Dejo aquí una de las noticias, aunque hay varias:
https://www.elmundo.es/television/momen ... b4585.html
Salvados destapa el acoso que acabó con Mari y la vergüenza del CSIC: "Se tuvo que encontrar con algo muy oscuro dentro del barco"
Salvados y Gonzo volvieron anoche con una nueva temporada que, como ya nos tiene acostumbrados, regresó con una historia en la que cuando te adentras descubres el terror, la impunidad y la injusticia. Ella se llamaba María del Carmen Fernández y era camarera en el buque García del Cid
Mari, la mujer que murió a bordo del García del Cid tras años de acoso
Mari, la mujer que murió a bordo del García del Cid tras años de acoso. ATRESMEDIA
Sin noticias de Carmen Fernández, desaparecida en un buque oceanográfico del CSIC
Esther Mucientes | Madrid
16/09/2024 11:07
"Me quiero matar. Estoy en el camarote llorando. No quiero salir. Me da asco esta gente. Solo quiero morir. Si no me encontráis, me tiré por la borda. Os quiero mucho". Son las últimas palabras escritas por Mari. El 9 de septiembre de 2023, Mari, de 43 años, casada y madre de tres hijos pequeños, escribió varios WhatsApp a su marido, a su cuñada y a su hermano. La situación que estaba viviendo en el buque García del Cid, del CSIC, había podido con ella. Su último mensaje fue una fotografía de su diario, donde escribía todo lo que hacía tras haber pasado por terapia después de una presunta agresión s*xual en alta mar, años antes. El último párrafo de esa imagen fue el final.
Salvados y Gonzo volvieron anoche con una nueva temporada y con lo que vienen haciendo desde hace años: denuncia social, investigación y, por encima de todo, la historia de personas como Mari, como José Ramón, su marido, y como Amparo, otra mujer que se ha tenido que enfrentar, como reza el título del primer programa de anoche, Sola en el mar. Salvados volvió a sumergir al espectador en un viaje que logra traspasar la pantalla, adentrando a quien lo ve en el horror, en la denuncia, en el sufrimiento, esta vez, el de Mari.
Sucesos
El buque donde desapareció Carmen Fernández.
Sucesos. Sin noticias de Carmen Fernández, desaparecida en un buque oceanográfico del CSIC
Redacción:ANA MARÍA ORTIZ Madrid
Sin noticias de Carmen Fernández, desaparecida en un buque oceanográfico del CSIC
"Hay una vieja superstición marinera que asegura que las mujeres a bordo de un barco traen mala suerte. La realidad hoy en día es que la suerte de ellas depende de los hombres con los que les toque embarcar. Hace un año, una trabajadora de un buque oceanográfico del CSIC (el García del Cid) desapareció en alta mar sin dejar rastro. Su cuerpo nunca se recuperó. Lo que sí apareció entre sus pertenencias fue su diario personal que, junto a los mensajes que enviaba a su familia, documenta el infierno que tuvo que vivir durante demasiado tiempo", arrancaba Gonzo en el Salvados de anoche. Es el resumen de una historia de acoso s*xual, de sufrimiento, de resurrección, de dolor y de caída. Es la historia de María del Carmen Fernández Vázquez, camarera del García del Cid, cuyo nombre Gonzo no revela hasta el final, porque ella era Mari.
Sin posibilidad de hablar ni con el capitán del García del Cid ni con nadie del CSIC, quienes rechazaron participar en este Salvados, Gonzo recurre a los testimonios en primera persona. Ojalá pudiera haber contado con el de Mari, como contó con el de Amparo, una de las pocas mujeres que se ha atrevido a dar la cara para denunciar el acoso sufrido en uno de sus embarques. El resto tienen miedo porque "se sienten solas". Es lo que le pasó a Mari, pues su terrible historia, la que lleva repitiéndose años sin que nadie haga nada, comienza mucho antes de aquella noche del 9 de septiembre.
La punta del iceberg del sufrimiento de Mari
Cuenta su cuñada en el programa, María José Hermelo, que el día que desapareció, la justicia no la dio por muerta sino por desaparecida, se estuvo mensajeando con ella, su hermano y su marido todo el día. En esos mensajes contaba que había tenido problemas con el capitán por un bric de leche y con otro marinero por unas cápsulas de café. Cosas que, a priori, parecían sin importancia. En realidad, eran la punta del iceberg de lo que Mari llevaba años sufriendo.
"Se tuvo que encontrar con algo muy oscuro dentro del barco (...) El último mensaje fue a las 11 de la noche. Una foto de su agenda. No nos preocupamos hasta que leímos las últimas líneas de esa nota. No creíamos que lo fuera a hacer", relata María José entre lágrimas.
Todo comenzó en septiembre de 2018. Mari dejó de ser la mujer alegre, que "siempre tenía una sonrisa en la cara", para tener siempre una expresión de tristeza, cuenta José Ramón Martínez, su marido, también marinero y el hombre que sigue luchando para que Mari reciba la justicia que se merece. Cuando en aquel tiempo José Ramón le preguntaba qué era lo que le pasaba, Mari siempre respondía con evasivas.
En aquel barco, el García del Cid, en 2018 -recordemos que Mari murió en el mismo barco cinco años después- ya había sucedido lo que Mari estaba a punto de denunciar. Hubo acoso a otras mujeres, hubo denuncias, "y se tapó", cuenta José Ramón, contramaestre y actualmente de baja por "lo que sucedió".
Tras mucho tiempo intentando averiguar qué le pasaba a su mujer, Mari finalmente se lo fue contando con cuentagotas. Él le dijo que denunciara, aunque todavía no sabía el grado que había alcanzado el acoso de un compañero de la tripulación, que también era un familiar lejano. La verdad saldría a la luz después. "Ella no quería, tenía miedo a quedar marcada porque en esta sociedad es más fácil que una mujer quede como una p**a que como una víctima. Es más fácil que el acosador quede como un campeón", relata José Ramón a Gonzo.
Su marido la termina convenciendo con el argumento más fuerte posible: "Tenemos una niña pequeña. ¿Qué le vas a decir, que el día de mañana vendrá cualquier persona que la acosará y será su realidad? Ahí dio el primer paso".
Mari habló con el capitán, y este con el primer oficial que lo acompañó hasta Barcelona para que desembarcara. Abrieron el protocolo, la mandaron para casa y nada más. Pasaron ocho meses hasta que alguien del CSIC se puso en contacto con ella de nuevo. Fue cuando tuvo que declarar ante la Fiscalía que José Ramón se enteró de todo.
"Lo utilizaba para decirme que quería sexo conmigo. Me miraba los pechos, el culo... No salía más que para hacer mi trabajo". Está escrito en su diario.
"Era la primera vez que veía a una persona con tanto miedo"
El caso lo derivaron a la Fiscalía. "Fueron unos meses de agonía constante", relata el marido de Mari. Hasta entonces, él no sabía quién era el compañero que había acosado a su mujer. Mari llegó a un punto en que no se levantaba de la cama; "era un cuerpo que solo lloraba". "Era la primera vez que veía a una persona con tanto miedo".
El miedo de Mari, el que la llevó a convertirse en un cuerpo inerte que solo lloraba, comenzó en septiembre de 2018. Aquel compañero "entró en su camarote aprovechando que el barco estaba parado e intentó abusar de ella. Se negó, pero quedó paralizada y él siguió", cuenta José Ramón. Lo que había comenzado siendo una denuncia por acoso se había convertido en una denuncia por agresión s*xual. "Eso no se vive, se sufre", sentencia José Ramón cuando Gonzo le pregunta cómo se vive una situación así.
Llega la tercera agresión a Mari. No fue de ningún miembro de la tripulación, fue del propio sistema. La juez le dijo que no podía llevar a la otra parte a juicio porque, aunque creía a Mari, no tenía las herramientas para llevar el caso a juicio. "Le ofreció un acuerdo porque la otra parte la quería denunciar por denuncia falsa. La juez, para protegerla, le dijo que tenía que firmar un documento para que la otra parte no le hiciera nada", explica su marido. Ese documento que firmó venía a decir que todo había sido un malentendido, que no iba a coincidir con su presunto agresor nunca más, y que la otra parte le pediría disculpas. Al firmar ese papel, la empresa archivó el caso y mandó una carta explicando el archivo de la causa, indicando que esa persona seguía como estaba, sin expediente disciplinario.
"Ahí Mari tuvo un bajón muy importante. No quería salir de casa. Le daba como vergüenza salir", relata su cuñada. Buscó ayuda profesional y, en 2022, empezó a sentirse fuerte. Fue entonces cuando dijo que podía volver a trabajar. Pero a Mari la mandan de nuevo al mismo barco. Y no solo eso: la obligaron a hacer un curso previo de antiacoso junto al resto de la tripulación --todos hombres--, incluido el agresor. Cuando le pidió al capitán no asistir, pues habían vuelto los ataques de ansiedad y el pánico, el capitán le dijo que lo tenía que hacer sí o sí.
Volvió a caer en una depresión. Hablaba con el CSIC y le insistían que no volvería a embarcar con esa persona. Mari empezó a remontar a raíz de una terapia con una especialista y comenzó a sentirse cada vez más segura. Dijo que quería volver a embarcar, "ama el mar". "Quiero hacer una última campaña en el García del Cid, primero para pasar página y, segundo, para decir a toda esta gente que yo no hice nada", le dijo a su familia.
El mensaje de Mari: "El cabrón está aquí"
Y vuelve. El mismo día que pone rumbo de Vigo a Barcelona para embarcar, ya en el aeropuerto José Ramón recibe un WhatsApp de Mari en el que le dice que entre los que iban a embarcar se encontraba "el cabrón", su acosador. "Me dice: 'yo soy fuerte. Voy a embarcar'. Le dije: 'mira a ver lo que haces, porque lo importante eres tú'. Y ella me dice que lo tenía que hacer, porque si no, no iba a pasar página". Tras pasar dos noches en el puerto bajo el mismo techo que su acosador, en un espacio tan pequeño como es un barco, esta persona, de quien no se dice su nombre en ningún momento del reportaje porque, efectivamente, no hay sentencia, desembarcó. El alegó que tenía Covid, pero Mari llegó a coincidir 48 horas con la persona que había acusado de agresión.
Gonzo charla en Salvados con Isabel, otra mujer acosada en el mar.
Gonzo charla en Salvados con Isabel, otra mujer acosada en el mar. ATRESMEDIA
Mari embarca, su familia la nota feliz e ilusionada en los mensajes y las llamadas que recibe de ella. Pero el último día por la mañana, Mari le cuenta a su marido que "tiene un mal día". Le explica que le hablaron "como con retranca", primero, por un bric de leche. Ese mismo día le pidió permiso al capitán para desembarcar dos día y acudir a la boda de su hermano. El capitán se lo negó. "Él siempre le dijo 'tú a esa boda no iba a asistir'. Me dijo que no podía más. Le dije que hablase con el capitán. Lo que pasó después no lo sé", cuenta su cuñada.
Aquella noche, después de los WhatsApp, después de la imagen de su diario, después de aquella frase -"me quiero matar"-, Mari desapareció. Al día siguiente pasadas las once y media de la mañana, José Ramón la escribió, pero no recibió respuesta, pensó que estaba enfadada. Al rato, su marido recibe una llamada en la que le informan de que no encuentran a Mari en el barco. En ese momento, "solo quiero ir a Valencia porque es donde está el centro de coordinación de Emergencias más cercano". A José Ramón le llama entonces la Guardia Civil, le toman declaración durante cinco horas y al terminar le dicen: "Tú sales de aquí y te metes en un avión para casa". Solo declaró el capitán, el marinero de guardia y el cocinero. De 12 tripulantes tres. Mari había desaparecido y parecía que nadie quería hacer nada por encontrarla.
Actualmente el caso está archivado. Del CSIC José Ramón nunca volvió a saber nada.
Doce son denuncias por acoso s*xual en los centros de trabajo del CSIC. El protocolo del CSIC dice que este tipo de denuncias en 40 días tiene que quedar solucionado, pero pueden pasar años. Las mujeres quedan abandonadas, Mari se quedó sola. No ha sido la única, pero sí la que no pudo más.
"La violo ahora que está durmiendo"; "Le doy un po***zo"; "¿De qué colores son sus tangas?"... Comentarios que sufren las mujeres que se embarcan solas en una tripulación únicamente de hombres y las cuales muchas veces pronuncia el propio capitán del barco, el hombre que tiene la ley en su mano en altar mar, a 11.000 kilómetros de tierra.
"Lo hago por varios motivos", explica José Ramón al final del reportaje. "Primero, para saber la verdad. Me niego a decirle a mi hija que este es su futuro si hay un acosador. Quiero saber toda la verdad y quiero saber que esto no vuelva a pasar. Cada vez hay más mujeres navegando y embarcando y tienen que tener la misma seguridad que un hombre".