Yo de las dos veces que he tenido covid lo que peor recuerdo son los oídos. Tengo tendencia a que se me taponen porque por mi problema de cervicales tengo esa zona muy inflamada siempre. De hecho se me taponan mucho cuando me duele el cuello, sin estar mala ni tener mocos. Pero es que con el covid era como si me fuera a explotar la cabeza. No oía nada, me oía los latidos del corazón como con aire en los oídos, y estuve así varios días que no entendía nada de lo que me decían y no podía hacer la maniobra de valsalva porque me dolía muchísimo y además seguían taponados pero peor todavía. Con los antiinflamatorios me recuperaba un rato y luego vuelta. También me ahogaba con los mocos por la noche, pero eso sólo fueron un par de días.
La segunda vez perdí olfato y gusto (un mes antes de mi boda) y yo decía, como tarde mucho en recuperarlos, no voy a mi cena, que me den un par de cajas de cartón y me ahorro mi menú.
Afortunadamente, sólo tardé un par de semanas en volver a la normalidad. Hice mucha terapia de olores, con esencias de limón, menta, rosa y no sé qué otras cosas que se recomendaban. Cuando conseguía captar algo, recuperaba la fe, pero no duraba mucho.
Diré que creo que mi olfato y gusto no son como eran antes. No es que huela peor o me sepan peor las cosas, sino que cosas cuyo olor tenía identificadísimo ahora me huelen diferente, con matices que antes no notaba, y otros que sí notaba ya no los noto. Es muy raro, aunque bueno, ya me he acostumbrado. Tengo un amigo que me dice lo mismo, que no se ha recuperado del todo y en su caso para peor. Cosas que antes le sabían normal, ahora le dan como sabor metálico. No sé, es raro.
Quitando eso, estuve más operativa que cuando me dan chungos del cuello o migraña. Vamos, no dejé de hacer deporte ni un día, me encontraba bastante mejor que con otros catarros, gripes, o, ya digo, migraña, que no puedo ni moverme.