Yo creo que has entrado en un bucle de negatividad y da igual lo que te digamos porque a todo le pones pegas. Se te dan alternativas para organizarte de otra manera y todo es no, se te dice que te plantees cambiar de trabajo y también es un no porque eso no es posible y no es tan sencillo.
Es que no sé qué quieres que te digamos, parece que no hay otra opción en tu vida que aceptar y resignarte porque todas las opciones posibles que se te plantean son imposibles para ti. Pues no hay más. O cambias de trabajo (que también es un no) o aceptas que tu vida es así y no va a cambiar.

No sé a ver que yo quiero ayudar y te he recomendado consultar con las compañeras del post de docentes porque seguro que te pueden dar más consejos. Yo te entiendo porque trabajo ocho horas como todo el mundo (hace años en otras empresas incluso más horas), he tenido en mi vida laboral muchos proyectos que acababa reventada y hecha polvo, además del tiempo es la presión y el estrés que había.. más dos horas de transporte público, estudiando un máster y varios cursos, y más actividades en las que me meto y luego me arrepiento un poco (aunque luego me gusten),... y sí es muy sacrificado pero es que tenía asumido que era lo que tocaba en ese momento y esperaba a que con el tiempo sería mejor. Pasar la vida quejandose está bien y es importante desahogarse pero tener una actitud en plan que todo está mal y no hay nada que hacer no ayuda nada, te hunde más. No quieres encontrar la forma de vivir mejor?

Lo de trabajar en casa una hora era un ejemplo, como si son dos, pero tiene que tener un límite muy claro que te permita hacer otras cosas o descansar. Hay que organizarse muy bien, en eso también te pueden ayudar compañeras de aquí que hayan pasado por lo mismo. Cada trabajo tiene sus cosas, y hay que aprender de los demás, buscar un mentor, una guía o una compañera que haya pasado por lo mismo y te eche un cable.

Te decía lo de los médicos porque mencionas algunos que tienes pendiente ir, por eso se entiende que aún no has pedido cita y si solo se trata de revisiones puedes aplazar un poco más las citas entre y otra.
Lo de la peluquería y esteticista lo mismo. Está claro, a mí también me gusta verme bien y cada semana me toca algo (que si cejas, o piernas, etc) pero cuando estoy en plan economía de guerra con el tiempo y si estoy muy desbordada, sinceramente priorizo descansar y no volverme loca. Ya tendré tiempo para ir a cortarme el pelo, pero es más importante descansar. Bueno y ya lo dejo, pero de verdad que no eres la única que tiene un trabajo muy duro.

Pues no hagas nada, haz como las maestras de antes que leían la lección, hacían los ejercicios y corregían en clase. Luego los apruebas a todos y tú te vas a la peluquería, a tus médicos y a tus historias.

Y si alguien se queja, que se quejen, cada año pides un instituto diferente y que no te conozca nadie.

Yo también he estudiado y trabajado a la vez, varias veces. Todo, para llegar a un punto en que esté mejor, un punto que nunca llega. Escribo y me desahogo porque no hay otra, es lo único que puedo hacer porque no hay solución.

Claramente necesitas ayuda, Azul. La vida no es para vivirla así.

Te están dando muy buenos consejos y tú respondes a la mayoría con sarcasmo diciendo que qué fácil lo ven todo y qué sencillas tienen que ser sus vidas o cuánta suerte tienen y cuántas horas tienen sus días.
Pues ok.

No sé si eres consciente de que no estás respondiendo muy agradable a gente que intenta ayudarte y que obvia tus respuestas no especialmente simpáticas porque se nota que estás pasando un mal momento y quieren contribuir con lo que pueden a que salgas de ese bucle de negatividad e inacción. Si ese comportamiento lo tienes todo el tiempo, que me temo que sí, dudo que te pueda hacer ningún bien. No dudo que tengas muchas dificultades pero es que eso nos pasa o nos ha pasado a muchísima gente, ni eres la única ni la primera ni la última por desgracia. Y creo que todas coincidimos en que tú tienes capacidad de acción, ojo, que no significa que se vaya a resolver todo pero sí que puedes mejorar tu situación, tu estado de ánimo y la manera de afrontar las cosas.

Yo lo siento pero es que lo que más pena me da leyéndote son tus alumnos. No hay nada peor que tener profesores desmotivados que se pasan la vida quejándose de tener que hacer su trabajo y estar en clase contigo y que todo les supone un mundo. Que sí, que ser profesora tiene que ser durísimo y que habrá muchos niñatos horribles, pero es que también los habrá buenos o normales pero esos hacen poco ruido. Es realmente horrible tener profesores que no quieren ser profesores y afecta mucho a su vida actual y a veces a su vida futura.

Siento ser tan bruta (y si me equivoco porque no te conozco y resulta que me estoy columpiando con mis suposiciones, puedes ignorar mi comentario igual que has ignorado el resto de consejos que te han dado) pero creo que estás siendo bastante egoísta y egocéntrica, como si sólo tú tuvieras problemas en el mundo. Es que te leo y me parece que te ahogas en un vaso de agua, de verdad no eres consciente de la cantidad de problemas realmente graves que tiene la gente a tu alrededor, incluidos tus alumnos??? No tienen porqué contártelos a tí pero gente con graves problemas económicos, de salud, familiares con enfermedades o que acaban de fallecer... los hay a patadas. No crees que poniendo en perspectiva tus problemas no son tan graves e irresolubles?

De verdad que creo que te haría bien ir a terapia en cuanto pase el final de curso.

Yo creo que es normal cuando hay sintomas de apatía, depresión…estar en ese bucle de verlo todo negro y que hasta te sienten mal las alternativas que te dan los otros desde su “perspectiva feliz” porque tú no las ves plausibles y porque piensas que el otro no tiene ni idea de lo que estás pasando. Pero para eso la solución es terapia, para que te ayuden a cambiar lo que está en tu mano para mejorar tu situación y para aceptar lo que no puedes cambiar.

Yo he estado ahí, en el verlo todo negro y que nada me parecía bien, además estaba irascible, irritable, todo me sentaba mal…y era porque tenía síntomas de depresión y ansiedad. Fui a una psicóloga y me ayudó a ver las cosas de manera diferente. No te voy a mentir, mis síntomas desaparecieron cuando desapareció la situación que me los provocaba, pero la situación cambió porque yo me esforcé en buscar alternativas (cambiar de trabajo). Y mientras eso no cambió al menos ir a la psicóloga me ayudaba a desahogarme, explicar cómo me sentía, que alguien me entendiera, me diera pautas para llevarlo mejor…

Es que en el hilo de docentes también ha estado MissMell y también se le han dado consejos y tampoco le sirven.

El principal problema está en que no le gusta nuestro trabajo y de ahí ya todo se le hace cuesta arriba. Porque le ha contestado a missmell de malas maneras que cuántas horas tiene su día y que lo ve todo muy fácil, pero yo estoy en el mismo trabajo así que sé desde dentro cómo es y no es para tanto. Pero a mí me gusta, yo dedico horas en casa a corregir exámenes y trabajos, a preparar actividades y todo eso y no me cuesta, no lo hago agobiada ni amargada pensando que no tengo tiempo para hobbies porque para mí es muy parecido a un hobby y me gusta hacerlo. Que muchas veces se amontona toda la faena y me agobio, claro, como todo el mundo, y acabo cansada y saturada pero no me amarga.

Y por supuesto tengo tiempo de hacer más cosas que trabajar y también de aburrirme. Pero cuando lo digo me contesta poco menos que si fuera una mentirosa, pues vale.

Se ha repetido taaantas veces lo de "qué bien viven los maestros", que luego topan con la realidad y pasa esto.

A lo mejor me equivoco, pero imagino que lo que sucede es que cuando le contamos nuestros puntos de vista, damos consejos o pautas... la forera (perdona por hablar de ti como si este no fuera tu hilo, Azul ) siente que es entonces ella el problema, como si se la estuviera atacando porque claro, si el resto podemos hacer de tó, tenemos tiempo de rascarnos el sobaco y reciclamos materiales... y ella no, pues el problema es ella.

Y ni Juano ni Juanillo.

El trabajo es estresante. Es que creo que ninguna profe aquí va a decir lo contrario. El trabajo es un mojón de patos muchas veces porque las horas no dan y, sobre todo los primeros años, vas a lo loco y sin frenos. Entre la inseguridad, la falta de recursos y materiales, el que no sabes aún muy bien cómo organizarte, que tienes que compaginar curro + estudios (opos, máster, idiomas, etc.), que te toca irte al quinto coño y buscar piso... pues te mueres. Yo me morí el año pasado, pero en mi caso supe pronto que no era por el curro, eso sí, sino por el tema de buscar piso y estar lejos. A mí eso es lo que me mataba y me mata. No obstante, también tuve un momento de preguntarme "¿Quizás no me gusta el trabajo?" y no, el trabajo me gusta, lo que no me atrae son las condiciones que lo rodean, que son un mojón soberano.

Yo entiendo muy bien (y estoy segura que el resto de foreras también) lo del piso porque te quita las ganas de vivir. Y comprendo que quieras ir bien al curro y que para eso tires de tratamientos como el tema de las uñas, tintarte el pelo... y también que las citas médicas te las dan cuando te las dan.
Pero volvemos a lo mismo: el piso es un problema temporal. Si se alarga es porque la época que estamos viviendo con la vivienda es una p**a basura. Yo lloré muchísimo buscando piso el año pasado para las sustituciones. Eso sí, una vez tuve casa... coño, estaba estresada, pero me quité un peso de encima. Eso me ayudó este año a relativizar. Sabía que mientras buscaba o no casa me agobiaría mucho, lloraría y rabiaría y que luego todo iría algo mejor. Como es un proceso por el que hay que pasar sí o sí y que no está bajo nuestro control el que mejore... sólo queda relativizar.

El resto de cosas: lo que se te está diciendo. El tema uñas, ¿realmente es tan necesario? El tinte, ¿cada cuánto te lo echas? No creo que te eches el tinte cada día. Y las citas médicas: ¿no hay nada, NADA, que puedas posponer?

En cuanto al trabajo: ¿no hay manera de que puedas organizar las actividades, evaluaciones... de otra forma? Yo tengo este año una materia, como conté, y les he puesto a hacer un trabajo en grupo. Con eso me he quitado varios criterios de un plumazo y encima corrijo en clase con una rúbrica. Ala, trabajo que me quito. Y cuando les pongo a hacer otra cosica trato que sea, al menos, en parejas. Así reduzco número de alumnos. Lo suyo es encontrar truquillos. Que no niego que vayas apurada y que hay muchísima burocracia que quita tiempo a lo importante (qué me vas a contar de burocracia, si me estoy comiendo de tó ), por eso sólo queda intentar reducir lo que se pueda. A las malas lo que dice LastKiss: leer libro, ejercicios y se corrigen en clase. Cuando vayas menos apurada ya serás una profe más creativa o que haga otras cosas.

No te decimos las cosas a malas, sino para intentar darte otro punto de vista y que intentes verlo desde nuestro prisma. Si yo voy también loca perdía y oye, pues mira, si un día no puedo hacer 8 cosas que me he planificao hago las 3 más importantes y punto. Y cuando planifico actividades y cosillas para los niños miro que me gusten a mí, porque como los niños son cada uno de su padre y de su madre... no me voy a volver loca pensando en algo que les guste a ellos (que eso ya me ha pasado y no me sirvió para nada, luego te frustras mucho porque no te hacen caso, no les termina de encajar tu idea...). Será egoísta, pero yo pienso en algo que me podría gustar hacer a mí si estuviera en su lugar y ala. Luego de 30 hay 5 que piensan como tú y les encanta tu propuesta, 10 que no saben ni contestan y el resto sudan de ti porque están pensando en amoríos. Mientras aprendan un mínimo, pues ala.

Por último, Azul , lo que puse en mi anterior comentario en hidden / oculto... ¿podrías editarlo en tu cita? Que lo puse en oculto por algo, por fi, y prefiero que no se cite ese trocico por si me da por editar

Yo, desde luego, no puedo "hacer de tó", no llego y a temporadas siento que entro en barrena, me frustro y me agoto. Ahora mismo estoy saliendo de una de esas etapas. He llorado, he sufrido, pero es que por más que quiera no llego a todo, porque mi capacidad y me energía es la que es y me toca reequilibrar cada x. Soltar, coger, es mi sino hoy en día. A veces me pregunto en qué he convertido mi vida, pero es eso, cuando estoy agotando mi energía. Una señal de alarma que me dice que estoy agotada, me toca reformular porque voy a full y bajar el ritmo y obligarme a parar y descansar. Parar no significa no hacer nada, que las obligaciones no pueden soltarse, significa reorganizar mi tiempo y mis prioridades, porque cuando me doy cuenta, tengo mi tiempo libre también lleno de obligaciones. No citar.

Lo que pasa que no te gusta tu trabajo y todo te viene cuesta arriba. Yo estuve en una academia y no me cundía, era cómodo, grupos pequeños y me aburría, encima dedicaba mucho tiempo en preparar las clases y les importaba un pepino, y los padres, unos pelmas hasta que hablé con la recepcionista y ella encima cobraba la mitad pero los jefes eran majos y le compensaba. Yo preferí el instituto pero tengo colegas que siguieron allí porque probaron secundaria y casi no lo cuentan.

He tenido épocas malas, en institutos duros y peligrosos, pero tiempo libre también, corregía en el tren y reciclaba material, total, a ellos se la soplaba, pues hacía lo que yo quería.

La era del gran agotamiento: cómo el trabajo consume nuestra energía y hasta nuestro ocio

La era del gran agotamiento: cómo el trabajo consume nuestra energía y hasta nuestro ocio
El 44% de los trabajadores dicen sentirse estresados, una cifra récord en la historia que sugiere que el síndrome del trabajador quemado no es un problema psicológico sino estructural

Beatriz Serrano estaba encerrada en su casa, como medio mundo, debido a las restricciones por la covid-19. No podía quedar con sus amigas, no podía dar un paseo, pero tenía que trabajar a un ritmo agotador. Después de una reunión por videollamada, salió a una pequeña terraza interior y entonces escuchó el silencio: “Recordé todas las ficciones que había consumido acerca del fin del mundo, desde los alienígenas de H.G. Wells a las guerras por el agua de Mad Max, y pensé: ‘Vaya, parece que es el fin del mundo, y nos va a pillar trabajando”, explica Serrano, que trabajaba en el sector de la comunicación.

Aquello le pareció deprimente, pero también inspirador, así que empezó a escribir sobre el tema. Fue el germen de El Descontento, una novela sobre la desilusión y la cultura laboral capitalista. El libro se publicó hace unos meses y se ha convertido en un pequeño fenómeno editorial (con traducciones en marcha en Italia, Francia, Inglaterra o EE UU). La autora lo atribuye a que la historia de Marisa, su protagonista, es común a la de mucha gente. A la suya, que dejó aquel trabajo y hoy es escritora y periodista en EL PAÍS. Y a la de muchos lectores. “Me escribe mucha gente para decirme que se siente identificada. No es que me digan ‘yo soy Marisa’, es que me dicen ‘todos somos Marisa”, confiesa.

El escritor e informático Carl Newport lo ha venido a llamar el gran agotamiento, una sociedad en la que todo el mundo está cansado, quemado, con la sensación de que no le da la vida. En este contexto, la gente busca restablecer su relación con el trabajo y priorizar su vida personal. Es lo que vino a refrendar una reciente encuesta de 40dB para EL PAÍS. En ella se les daba a los encuestados siete opciones y se les pedía que las ordenaran de más a menos importante. La primera fue la salud mental. Después, la familia y en tercer lugar tener tiempo libre. Tener un buen trabajo apareció en cuarto lugar y tener un buen nivel económico en séptimo.

Si el burnout o síndrome del trabajador quemado reflejaba un fenómeno individual, el gran agotamiento viene a señalar la problemática colectiva que hay detrás. La cultura e internet han tenido un papel crucial en la propagación de esta idea, desde los memes hasta la literatura o la música. El libro de Serrano es un buen ejemplo. “Para mí hay dos momentos clave para entender todo esto. Uno fue la crisis de 2008, que nos obligó a buscarnos la vida. Y otro fue la pandemia, que nos obligó a pararla”, explica la autora. Cuando la actividad se recuperó algo se había roto. El mundo obligaba a retomar el ritmo anterior, pero mucha gente, simplemente, no quería.

Fue entonces cuando se empezaron a suceder, en cascada, fenómenos sociales relacionados con el trabajo. El primero fue la gran renuncia, cuando 47 millones de personas dejaron voluntariamente su empleo solo en EE UU, según el Departamento de Trabajo. Después se produjeron las luchas sindicales por el teletrabajo y la conciliación. Por último, el año pasado se empezó a hablar en los medios anglosajones del quiet quitting, que pasa por trabajar lo justo, sin excederse ni en obligaciones ni en horario. La crítica recurrente entre los compañeros de trabajo dejó de ser “a las cinco se le cae el boli”, para transformarse en “este se cree que va a heredar la empresa”. Se empezó a fraguar un cambio de paradigma.

Pero la realidad laboral no se adaptó. Esta también sufrió cambios importantes durante la pandemia. En los primeros meses, se produjo un aumento exponencial de las comunicaciones digitales: Zoom y Slack se convirtieron en el salvavidas al que agarrarse en medio de un tsunami laboral. Su uso aumentó un 350 y un 400% respectivamente. Vías de comunicación más informales como WhatsApp se normalizaron para tratar temas laborales. Y así, el trabajo se empezó a filtrar en el hogar y la vida privada. La tecnología ayudó a difuminar las fronteras entre ambos mundos.

Tras la pandemia, los trabajadores volvieron a las oficinas físicas, pero la cantidad de comunicación digital permaneció estable. Según un informe de Microsoft, el tiempo dedicado a reuniones en línea ha aumentado más de 350% entre febrero de 2020 y 2022. Los usuarios de su paquete ofimático dedican ahora cerca del 60% de su tiempo a utilizar herramientas de comunicación digital —correo electrónico, chat y videoconferencia—, y el 40% restante a programas de creación, como Word, Excel y PowerPoint. Uno de cada cuatro trabajadores dedica nueve horas a la semana solo al correo electrónico. Casi dos de cada tres personas (el 64%) afirman tener dificultades para sacar el tiempo y la energía necesarios para realizar su trabajo, siempre según este informe.

El problema de esta nueva realidad es que la investigación relaciona el aumento de la comunicación digital con la disminución de la satisfacción. Y esto se refleja en los números. El último informe de la consultora Gallup sobre el empleo, publicado en 2023, arrojó datos históricos: el 44% de los trabajadores se sentían estresados. Las cifras son inéditas y no solo se explican por el mayor uso del email. Para Yolanda García Rodríguez, profesora del departamento de Psicología Social, del Trabajo y Diferencial de la Universidad Complutense de Madrid, “las exigencias laborales ahora son mayores. La complejidad de las tareas es mayor, la cualificación exigida en los puestos de trabajo va en aumento. Se exigen toma de decisiones muy rápidas, una adaptación continua y rápida a las nuevas tecnologías y una mayor competencia y productividad.”

Por otro lado, las sucesivas crisis, lo inestable del trabajo y la precarización han terminado de crear un ambiente inestable que ha ayudado a cambiar la mentalidad del trabajador y su relación con la empresa. “Se frustran las expectativas laborales de los trabajadores y su nivel de autoestima laboral. Aparecen síndromes como el del impostor y aumenta la probabilidad de desgaste emocional o síndrome del trabajador quemado”, explica la experta. Los trabajos ya no son lo que eran, así que nuestra relación con ellos, tampoco.

Para retener al trabajador, en los últimos años se ha optado por crear una épica de lo laboral, una nueva narrativa que ve el trabajo no solo como una forma de ganar dinero, sino de ganar estatus. “De repente, los trabajos son apasionantes, nos definen, cumplen nuestros sueños”, señala Juan Evaristo Valls Boix, profesor de Filosofía de la Cultura en la Universidad Complutense de Madrid y autor del libro Metafísica de la pereza. “Surgen todas estas prácticas de teambuilding, el mantra de que en este trabajo somos como una familia”, añade. Y así, en nuestra vida privada, empezamos a imitar la mentalidad empresarial.

Cuando el ocio también cansa
El gran agotamiento parte del trabajo, pero lo trasciende. Términos como el burnout, asociados al entorno laboral, se han empezado a aplicar en los últimos años a la crianza. El 66% de los padres trabajadores cumple con los criterios para encajar en este perfil, según un informe de la Universidad de Ohio. El agotamiento empieza a salpicar a otras esferas sociales como el ocio, relegado a un espacio mínimo en medio de una rutina que coloniza el calendario. Hay que planificar agendas con los amigos con semanas de antelación, todo el mundo está agotado y nadie tiene tiempo.

Valls Boix asegura que esto se debe a que “la lógica capitalista del trabajo, es decir, de la inversión y del beneficio, está expandiéndose y va saturando otras esferas de la vida”. El filósofo cree que nos hemos convertido en pequeños empresarios de nuestro tiempo libre. Hay un culto a la productividad que se inicia en la oficina, pero permea en nuestra vida privada. “Se ha generado una suerte de solapamiento entre la lógica del trabajo y el espacio afectivo y las emociones”, explica. Los amigos se ven como capital social, las citas, como entrevistas de trabajo, con aplicaciones para ligar que funcionan como castings y redes sociales que nos empujan a crear contenido para aumentar la marca personal.

El ocio ya no consiste en no hacer nada, sino en llenar nuestro escaso tiempo libre de experiencias: leer los libros que hay que leer, ver las series que están en la conversación, ir a la fiesta de moda o probar el último restaurante viral, si consigues reservar. “Esta es la parte más perversa”, opina Valls Boix. “No estamos trabajando, pero seguimos con la dinámica laboral”. De esta forma se crea una sociedad del estrés, en la que, incluso el ocio ha dejado de ser un espacio de relajación y desconexión. Las series y los audios de WhatsApp se reproducen a velocidad 2x, las aficiones se monetizan y surgen síndromes como el FOMO (miedo a perderse algo por sus siglas en inglés). Se empieza a dar forma a una cultura que glorifica estar siempre ocupado (hustle culture, en la denominación académica anglosajona). “Vivimos en una excitación constante, sobreestimulados, y eso puede ser frustrante y agotador”, resume Valls Boix.

De este modo, puede que la sensación de agotamiento no provenga solo de nuestro trabajo sino de nuestro ocio. Según un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) el número de horas trabajadas ha caído un 3,8% respecto a 2008. La OCDE también ha señalado en distintos informes que, en las últimas décadas, las horas efectivas de trabajo han descendido de forma gradual. En España, el Banco de España y la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, Fedea, han llegado a conclusiones similares. Esta tendencia, concluyen desde el FMI, “no es cíclica, sino estructural” y “parece improbable” que se revierta próximamente.

Trabajamos menos, pero estamos más cansados. Esta aparente paradoja ha despertado el interés de expertos y psicólogos sociales, quienes exploran las dinámicas que influyen en nuestra percepción del tiempo. Hal E. Hershfield es uno de ellos. Este profesor de Marketing y Toma de Decisiones Conductuales en la Universidad de California, autor del ensayo Your Future Self (de próxima publicación en España) cree que el problema no está tanto en la cantidad sino en la calidad. “En realidad, creo que tenemos mucho más tiempo. Pero, ¿en qué lo empleamos? Si lo pasamos en el teléfono, viendo la tele o haciendo cosas sin sentido ni propósito, no veo en qué nos va a beneficiar”.

Para indagar en esta idea, Hershfield realizó un macroestudio con los datos de 35.000 personas. En él se analizaba si había una relación directa entre la cantidad de tiempo libre y su bienestar subjetivo. El experto y sus colegas comprobaron que tener poco tiempo libre conlleva un aumento del estrés y el malestar. No fue una gran sorpresa. Más llamativo fue constatar que tener demasiado, tampoco es positivo. Hay un punto exacto de tiempo libre, en torno a las cinco horas diarias, a partir del cual, el malestar comienza a aumentar. Aunque ese malestar volvía a reducirse si el tiempo libre se llenaba de actividades sociales.

En el clásico ensayo de 1930 Posibilidades económicas de nuestros nietos, John Keynes pronosticaba un siglo XXI con una semana laboral de 15 horas. Parece que el economista erró el tiro, pero en ese texto escribía una reflexión que puede aplicarse al contexto actual. “No hay país ni pueblo que pueda esperar la era del ocio y la abundancia sin temor. Porque hemos sido entrenados demasiado tiempo para esforzarnos y no para disfrutar”. Esta idea, expresada hace casi un siglo, puede estar en la base de lo que se ha venido a llamar el gran agotamiento. El trabajo sigue estando en el centro de la sociedad, de las conversaciones, de las ciudades. Y a pesar de que muchas personas se hayan replanteado su relación con el mismo, las dinámicas laborales han impregnado todos los rincones de nuestra vida. Los avances tecnológicos han ayudado a agilizar el trabajo y deslocalizarlo, pero están difuminando los límites entre lo laboral y lo personal, creando un estado perpetuo de conectividad. Esto puede ser estimulante. Pero también resulta agotador.
https://elpais.com/salud-y-bienestar/20 ... -ocio.html

Muchas gracias. Yo también entiendo que no es fácil cuando dedicáis un tiempo a responder y yo digo que no me vale. Lo entiendo. Y no rabio contra vosotras sino, como ha mandado la última forera, esta mierda de sociedad que no sé cómo no ha caído ya, con tanto disparate. No sé tomarme las cosas de otra forma, que igual es lo que debería hacer, porque me enerva enormemente. Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que dices, la verdad. Yo sólo sé desahogarme y lo que me daría ganas es meterle de ostias a todo, la verdad.

Y sé que no soy solo yo, sino otros profesores y otros trabajadores.

Lo del piso es un tema que ya de por sí es un disparate mayúsculo. He perdido un montón de oportunidades de visitas por cosas como no poder responder al teléfono en horario laboral, no poder hacer visitas en horario laboral o no poder ir por la tarde cuando tengo que corregir, entregar informes o notas. Ahora tengo humedades en mi piso de alquiler y una imposibiilidad enorme de coordinar la visita del manitas con tanta gestión, reuniones y visitas que ya tengo por la tarde. Y solo suplicando he conseguido que vengan por la tarde, porque todo el mundo prefiere mañana (las visitas a médicos también cuesta horrores conseguirlas por la tarde, que es lo que todo el mundo quiere y por eso se llenan).

Que es una temporada....es que llevo así desde que trabajo porque siempre ha sido trabajar y al salir encargarme de otras muchas cosas que forman parte de la vida de una persona y que no son distracciones, precisamente. En los 4 años que llevo trabajando en esto, en concreto, el primero fue una pesadilla porque hacía el máster y trabajaba, práctias y trabajaba; en el segundo hacía el curso de noveles y trabajaba; en el tercero tenía la inspección y trabajaba, y luego las oposiciones y trabajaba. Antes estudié y trabajé también al mismo tiempo.

Lo de buscar piso es algo que tampoco es temporal porque lo sufrí hace dos años buscando habitación, hace un año buscado otra habitación, el verano pasado buscando piso, este año buscando piso de nuevo. Y por más que uno haga y deshaga, al final, o no encuentras, o no te lo dan. trabajo inútil donde los haya.

No es sólo mi trabajo, como dices, sino sus condiciones y el tiempo que requiere, y cómo está montado todo este sistema tan absurdo, con todas sus cosas absurdas. Que hay días que cuando paro un momento me quedo con la mente en suspensión, pienso y me parece todo un teatro buñueliano. Para qué, todo? Siempre es "estudia, tendrás un buen trabajo y luego vivirás bien", "ahora tienes que corregir pero luego estarás bien", "ahora tienes que hacer tal curso pero luego estarás bien"; "ahora buscas piso pero luego estarás bien", y no es así porque las cosas funcionan a medias, son temporales y tendrás que ponerte otravez (no encuentras trabajo de lo tuyo y tienes que volver a estudiar, tu piso se va a la mierda y tienes que volver a buscar, después de estas correcciones vienen otras, etc).

Ahora miro lo de editar.

Todo lo que cuentas es verdad, pero es que es la vida que llevamos, igual es que tú no te imaginabas que la vida adulta fuera así, pero lo es.

Lidiamos como podemos, y además tenemos problemas familiares, de salud... Simplemente priorizamos y dejamos cosas a medias o sin hacer porque no se llega.

A veces veo a mis alumnos que serán como serán, pero algunos padres trabajan todo el día, les dejan la comida hecha para que se la calienten en el microondas y ganan una miseria, que no sé cómo pagan un alquiler.

Y el mundo no está hecho para las personas solas, siempre dan por supuesto que alguien puede quedarse a que vengan los del contador, los de la lavadora, que alguna vecina abra...

LastKiss escribió: 29 May 2024, 16:13 Todo lo que cuentas es verdad, pero es que es la vida que llevamos, igual es que tú no te imaginabas que la vida adulta fuera así, pero lo es.

Lidiamos como podemos, y además tenemos problemas familiares, de salud... Simplemente priorizamos y dejamos cosas a medias o sin hacer porque no se llega.

A veces veo a mis alumnos que serán como serán, pero algunos padres trabajan todo el día, les dejan la comida hecha para que se la calienten en el microondas y ganan una miseria, que no sé cómo pagan un alquiler.

Y el mundo no está hecho para las personas solas, siempre dan por supuesto que alguien puede quedarse a que vengan los del contador, los de la lavadora, que alguna vecina abra...

No entiendo que se siga con este modelo de vida y que todo el mundo haga como que no pasa nada. Por eso me asombra la gente de servicios que exigen visitas por la mañana (a mí se me enfadan y todo por pedirles que venga por la tarde). Si es que la vida no es más que un teatro de tres al cuarto y vamos sobreviviendo con el autoengaño, contándonos mentiras y aceptando mierdas.

El mundo no lo puedes cambiar tú sola, pero sí tu actitud. Es lo único que puedes hacer realmente, por eso se te ha recomendado que hagas algo (en mi opinión unas sesiones con un psicólogo te irán de maravilla). Por qué no haces eso un tiempo y luego decides?

Para que las cosas cambien, hay que hacer cambios.

Por ejemplo, yo nunca escribo a nadie del trabajo fuera del horario laboral, tengo el correo planificado de forma que las notificaciones sin de 8 a 16h y luego ya es asunto mío si quiero mirar, los correos los planifico para que se envíen a las 8h...

Este trabajo a mí me parece duro, difícil y dedicado, pero lo compenso con otras cosas fuera, si sólo fuera trabajar estaría igual que tú, jodida. Pero tengo muchos hobbies e intereses que cultivo y me sirven para pensar que trabajo para eso, para disfrutar de mi vida.

Hay que ser fuerte para la docencia, tener la autoestima alta y ser proactiva, pero además saber cortar. Igual desahogarse es la primera fase de ver que tienes un tema que quieres mejorar, ahora falta actuar y dar cada vez un paso más hasta que lo consigas.

LastKiss escribió: 01 Jun 2024, 08:32 Para que las cosas cambien, hay que hacer cambios.

Por ejemplo, yo nunca escribo a nadie del trabajo fuera del horario laboral, tengo el correo planificado de forma que las notificaciones sin de 8 a 16h y luego ya es asunto mío si quiero mirar, los correos los planifico para que se envíen a las 8h...

Este trabajo a mí me parece duro, difícil y dedicado, pero lo compenso con otras cosas fuera, si sólo fuera trabajar estaría igual que tú, jodida. Pero tengo muchos hobbies e intereses que cultivo y me sirven para pensar que trabajo para eso, para disfrutar de mi vida.

Hay que ser fuerte para la docencia, tener la autoestima alta y ser proactiva, pero además saber cortar. Igual desahogarse es la primera fase de ver que tienes un tema que quieres mejorar, ahora falta actuar y dar cada vez un paso más hasta que lo consigas.

Sigo sin entenderlo. Yo no puedo tener hobbies. Hace dos meses me apunté a un gimnasio, fui tres semanas y me cayó la mierda en la que ahora estoy metida. Cada vez que inento hacer algo que no sea trabajar tengo que dejarlo. Ayer estuve trabajando hasta las 12 de la noche y ahora estoy aquí, también trabajando. Me queda todo el finde igual. Cuando he parado me he puesto a limpiar mi casa y revisar mensajes para ver pisos que no he podido atender y ya he perdido las visitas. Con sólo decir que ayer tenía que hacer una entrega a las 12, me escribieron al mediodía y era para la tarde ir a verlo. Como no he estado pendiende de todo he perdido el piso. Esta mañana me ha pasado igual, al estar currando no he visto que en idealista me escribían a las 8 para ir a ver un piso a las 10. Esta semana he tenido dos reuniones online, en una estaba visitando un piso al mismo tiempo y en la otra atendiendo al lampista. Tenía hora para el psicólogo y he teindo que cancelarla, la próxima es para dentro de un mes, yo qué sé que mierda voy a tener ese día. Yo trabajo más de 8 horas diarias, con todos los festivos y fines de semana para hacer más tareas. Simplemente no entiendo que no tengáis esta carga de trabajo ni otras muchas obligaciones que interfieren.

LastKiss escribió: 01 Jun 2024, 08:32 Para que las cosas cambien, hay que hacer cambios.

Por ejemplo, yo nunca escribo a nadie del trabajo fuera del horario laboral, tengo el correo planificado de forma que las notificaciones sin de 8 a 16h y luego ya es asunto mío si quiero mirar, los correos los planifico para que se envíen a las 8h...

Este trabajo a mí me parece duro, difícil y dedicado, pero lo compenso con otras cosas fuera, si sólo fuera trabajar estaría igual que tú, jodida. Pero tengo muchos hobbies e intereses que cultivo y me sirven para pensar que trabajo para eso, para disfrutar de mi vida.

Hay que ser fuerte para la docencia, tener la autoestima alta y ser proactiva, pero además saber cortar. Igual desahogarse es la primera fase de ver que tienes un tema que quieres mejorar, ahora falta actuar y dar cada vez un paso más hasta que lo consigas.

Sigo sin entenderlo. Yo no puedo tener hobbies. Hace dos meses me apunté a un gimnasio, fui tres semanas y me cayó la mierda en la que ahora estoy metida. Cada vez que inento hacer algo que no sea trabajar tengo que dejarlo. Ayer estuve trabajando hasta las 12 de la noche y ahora estoy aquí, también trabajando. Me queda todo el finde igual. Cuando he parado me he puesto a limpiar mi casa y revisar mensajes para ver pisos que no he podido atender y ya he perdido las visitas. Con sólo decir que ayer tenía que hacer una entrega a las 12, me escribieron al mediodía y era para la tarde ir a verlo. Como no he estado pendiende de todo he perdido el piso. Esta mañana me ha pasado igual, al estar currando no he visto que en idealista me escribían a las 8 para ir a ver un piso a las 10. Esta semana he tenido dos reuniones online, en una estaba visitando un piso al mismo tiempo y en la otra atendiendo al lampista. Tenía hora para el psicólogo y he teindo que cancelarla, la próxima es para dentro de un mes, yo qué sé que mierda voy a tener ese día. Trabajo más de 8 horas diarias, con todos los festivos y fines de semana para hacer más tareas. Simplemente no entiendo que no tengáis esta carga de trabajo ni otras muchas obligaciones que interfieren. A la que me doy momentos de descanso, o de salir, o no estoy pendiendo de todo, pago las consecuencias. Sé que si hoy, porque estoy con ansiedad, elijo no trabajar, mañana mi día va a ser de pesadilla y voy a estar igual. Ni squiera puedo tomarme el tiempo que se requiere para tomar una decisión bien pensada porque voy de tarea en tarea y no hay momentos para reflexionar.