Realmente no es que no tuviera los ojos abiertos, es que no tenía la capacidad de hacer nada, estaba bloqueada y paralizada.Tampoco creo que sea capaz de ponerme el mundo por montera, pero lo que sí ha valido es para que mi marido me comprenda un poco mejor y a mí para decir esto ya no. En Tenerife se porta mejor, uní porque es un cobarde y se cuida mucho de enfrentarse a mí marido y otro porque estoy en mi casa y si se pone subnormal no me ve el pelo y se jode y baila, pero aquí estoy en su casa y piensa que soy mi hermana y me mantiene o algo así y donde pago cago. Y no, mi niño, ya no. Estoy más triste que enfadada porque le he perdonado la infancia y juventud que nos dio, la vida que llevó con mi madre (culpa de los dos pero sufrida por nosotros), lo que le consintió a sus padres aunque nos perjudicara a mí madre y a nosotros, he intentado establecer una relación adulta y madura pero la realidad es que cada vez es más maniático, más violento, más dictador y más irascible y yo no soy mi hermana, soy una señora de 46 años con un trabajo que ya me hace tratar con suficiente conflicto y no necesito más en mi vida. No me voy a desentender de él, no voy a cortar la relación a no ser que me obligue, esto no es una decisión en caliente, ha sido la gota que colmó un vaso que cada vez era más grande pero no estoy enfadada ni rabiosa. Estoy triste, decepcionada y desilusionada, pero muy serena. Muchísimas gracias a todas, aunque no lo sepáis me habéis ido cambiando la vida y la manera de verla a lo largo de todos estos años y tal vez sin vosotras no estaría aquí ahora y no habría aprendido tanto de respeto y sensatez.