Xi le dice a Scholz que China y Alemania deben trabajar juntos en estos “tiempos turbulentos”
En la primera visita de un líder del G7 a Pekín en tres años, el presidente chino, Xi Jinping, instó al canciller alemán, Olaf Scholz, a estrechar su colaboración y trabajar aún más por el bien de la paz mundial y el desarrollo en estos tiempos de “cambios y turbulencias”.
Reunidos en el Gran Palacio del Pueblo pekinés, Scholz señaló por su parte lo bueno que es que ambos líderes se reúnan en persona en estos tiempos tensos en los que la invasión rusa de Ucrania ha creado problemas para el orden global basado en reglas, según recogió un reportero de Reuters presente en el encuentro.
El germano también apuntó que abordarán juntos asuntos relacionados con los lazos entre China y Europa, la lucha contra el cambio climático o el desarrollo de los lazos comerciales entre ambas naciones.
El canciller es el primer gran líder mundial que se entrevista con Xi después de que el chino consolidara su poder al renovar su cargo para un tercer mandato inédito en el reciente congreso que celebró el Partido Comunista.
Scholz aterrizó en Pekín este mismo viernes encabezando una delegación de políticos y grandes empresarios del país (Adidas, BASF, BMW, Siemens, etcétera). Está previsto que tras su encuentro con Xi también se reúna con el primer ministro, Li Keqiang, encargado de la política económica del país, antes de abandonar el país en el mismo día dadas las restricciones que impone la política de covid cero china.
La visita del alemán ha suscitado numerosas críticas tanto en su país como entre el resto de socios europeos. Desde diferentes países han acusado a Scholz de priorizar los intereses económicos alemanes, tal y como hizo antes la canciller Angela Merkel, sobre la postura geoestratégica común de la Unión Europea, que considera a China tanto socio comercial como competidor y rival sistémico.
Además, muchos señalan que Berlín podría estar tropezando dos veces con la misma piedra: antes, confiando su seguridad energética en el gas ruso; y ahora, haciéndose cada vez más dependiente de la tecnología china.
Incluso medios empresariales alemanes han advertido contra la exposición excesiva a los intereses chinos por parte de empresas germanas, y la Confederación de la Industria Alemana apeló este lunes a redefinir las relaciones con Pekín en el marco de la Unión Europea.
En Alemania todavía colea la controvertida entrada de capital chino en una terminal del puerto de Hamburgo. Los medios alemanes señalaron que Scholz se mostraba partidario de mantener el acuerdo original con la naviera china Cosco, por el que se le autorizaba a la compra del 35% de la terminal, un pacto al que se oponían sus socios de coalición -verdes y liberales- y varios ministros socialdemócratas.
Al final, se alcanzó una solución de compromiso por el que el capital chino se hacía con el 24,9% de la infraestructura, lo que permite que la terminal siga bajo el control de la ciudad de Hamburgo y el operador portuario.
En una tribuna publicada esta semana en defensa de su viaje, Scholz pidió “sentido de la proporción y pragmatismo” en el trato con el gigante asiático, su primer socio comercial. Pekín es un socio “importante”, pero si cambia, también debe cambiar la forma en que es tratado por Occidente, argumentó en su escrito.
Además, agregó que el mundo ha sufrido profundas modificaciones desde la última visita de un jefe de Estado alemán al país hace tres años, por lo que no es posible “seguir como si nada” y es necesario emprender un diálogo directo con China.
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