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por Malen
Egofloja
Se dice que no están en acto oficial y que, por tanto, puede vestir como quiera. Lo que se olvida, a ella la primera, es que tiene intimidad pero no vida privada, por mucho que se empeñe. Su vida oficial lo es toda, cuando se planta la tiara y los joyones, cuando va a la entrega de un premio, una audiencia en Zarzuela o un paseo por Palma. Ella es representante institucional en todo momento y como tal tiene que ejercer, comportarse y vestir. Que para eso tiene prebendas y privilegios. Los cargos, con sus cargas.
No puede hacer lo que le dé la gana siempre y en todo momento; no puede no ir a la puesta de largo de Ingrid de Noruega porque a ella no le gusten esos saraos, no puede plantarse pantalones de cuero para actos oficiales y no, tampoco puede ir tan corta en sus vacaciones. Porque como ella misma se encargó de decir “lo de Mallorca no son vacaciones”. Pues si no lo son, que se comporte como tal y ya en alguno de los paraísos ignotos a los que se van de forma secreta a costa del dinero del contribuyente, que se plante la minifalda, el bikini, el cuero y lo que le apetezca.