Yo nunca he aguantado los sujetadores, seguramente porque tengo una talla rara que no se encuentra en las típicas tiendas así que siempre se me han ajustado mal, tengo mucha espalda y poco pecho así que o llevo dos conchas vacías delante o me aprieta un montón. Dejé de llevar hace como seis años y no he vuelto a ponérmelo salvo cuando visito a mi familia y casi que ni eso, a parte de ser un bralette de estos que son como no llevar nada tengo que volver corriendo a casa un minuto después de haber salido porque me doy cuenta de que se me ha olvidado ponerlo
En casa ya nunca en la vida he llevado, me parece un concepto rarísimo, como sería estar con zapatos de calle.
Que ya sé que podría medirme y que toda mujer tiene la responsabilidad de conocer su propia talla exacta y precisa de sujetador que luego podría buscar en no sé qué marca super inclusiva y no sé cuántos, pero lo siento pero no me da la gana
prefiero ir sin. Decir que no quiero llevar sujetadores porque no me van bien y que me digan que tal página web te dice tu verdadera talla y tal tienda online te la envía es es como cuando digo que cuánto odio depilarme y me venís con que me haga el láser. No, gracias, no es ese el problema ni es esa la solución. No quiero gastar ni dinero ni esfuerzo en modificar algo de mi cuerpo con lo que yo estoy cómoda y, vamos a reconocerlo, seguramente una parte muy importante de la población femenina igual cuando me ven y si no hacen lo mismo es porque les da palo pero se alegran al ver a otras mujeres que han dado el paso.