Me parece de coña denunciar antes el estigma de la prostitución que la inseguridad e inestabilidad laboral que le empujaron a prostituirse. Por supuesto, no creo que lo haga con mala intención y para ella será un trabajo más, solo que igualmente muchas exprostitutas tenían ese discurso y lo cambiaron al dejarlo. Pero reconocer eso es doble estigma.
Luego, «dejo la prostitución unos días» es como decir que dejaste de fumar porque te quedaste sin cambio un finde y al lunes volviste. De la prostitución no es fácil salir ni siquiera cuando te ha dado para ahorrar, entre otros motivos precisamente porque vienes de una situación laboral precaria y no quieres verte en esas, esta muy presente la idea de que hay que aprovechar mientras se pueda para sacar el máximo dinero posible.
También me resulta ingenuo creer que decide el cuándo, quién y cómo. Porque no es así. El cuando es siempre que necesites dinero, el quién es quien esté dispuesto a pagar y el cómo, si bien tendrá sus límites claros, teniendo en cuenta la cantidad de abusos que se dan en relaciones sin pago por medio, me parece un poco de coña ni mentar el tema. Luego sí menciona que tiene sus días malos, como todos, supongo, pero también evita entrar en detalles de las razones. Ella misma cuenta que se interesó en prostituirse tras escuchar experiencias positivas, creo que lo mínimo es contar todo porque mi impresión es que los medios ofrecen una visión polarizada de la prostitución, en la que existe un mundo de terror y otro de lujo o como minimo, de normalidad y seguridad. He leído a prostitutas que entrarían en el segundo mundo decir que destacan lo positivo porque ya los medios y la sociedad se encargan de difundir una imagen negativa. Pero esto no es cierto. Lo que se encargan es de dividir. Así todos contentos. Quienes están en contra tienen sus historias y quienes están a favor también. Y el resto tienen el morbo. Porque las prostitutas no solo se venden como victimas a las que hay que proteger, como a veces se denuncia desde perspectivas «prosex», se erotiza su sufrimiento. Y en el cine y otras ficciones a menudo son mujeres muy listas, ambiciosas y frías, lo cierto es que la única estigmatización que veo es la que sufrimos todas las mujeres y es la de no ser dueñas de nuestra sexualidad.
Sobre el segundo enlace. Me resulta llamativo que ponga el foco en que las mujeres denuncien y que la justicia proteja. Pero en qué cabeza cabe. Estamos hablando de que las explotaciones más duras se dan en extranjeras, de las que amenazan a sus familias, a veces no saben ni dónde están ni conocen mucho del idioma, ¿cómo se espera que vayan a salir por su propio pie de ahí? No se puede comparar la explotación que se puede sufrir en un trabajo determinado con la explotación s*xual, incluso en un escenario en el que cotizasen. Y ella misma lo reconoce cuando se refiere a los traumas ocasionados.