A mí se me ocurrió llevar un vestidito de lycra palabra de honor a una cena de fin de curso. En el último instante decidí ponerme debajo un bandeau, "por si se me marcaban demasiado los pezones", y menos mal, porque los pezones no, pero me pasé media noche con el vestido caído hasta la cintura. Claro que eso lo supe días después, al ir subiendo la gente sus fotos al Tuenti
Salía en un millar de fotos bailando pletórica (y borracha), con el vestido arreguñado en la cintura, quedando como una falda, con el abdomen al aire y sólo el bandeau en el pecho, que en algunas fotos ya se veía peligrosamente abajo, también. Y salía en otras posando con los compañeros de la misma guisa, vamos, que o nadie se dio cuenta o me dejaron a mi suerte. Se notaba perfectamente que se me había caído el vestido, que no era un "lookazo" dosmilero.
Nada grave, pero si no se me ocurre ponerme el bandeau hubiera paseado las tetes por todo el recinto.
A una amiga se le rompió una sandalia cruzando un paso de peatones de la Gran Vía; ya en la mitad de la calzada, al ir a dar un paso salió disparada la suela de la sandalia con una parábola perfecta, cayendo a varios metros de distancia. No sé cómo lo hizo. El caso es que se quedó sólo con las tiras colgando del empeine. Para no pisar el suelo se apoyó en mí para caminar coja, como cuando alguien se lesiona, y en esas se puso el semáforo en verde y empezaron a pitarnos, lanzándose muchos vehículos como si no estuviéramos ahí (se me puso muy mala leche, la verdad). Echamos a "correr" (bueno, ella a saltar con una sola pierna
) y nos metimos de cabeza en el Lefties, la primera tienda que nos encontramos.
Las medias no se me han caído nunca de forma preocupante, pero dejármelas retorcidas y acabar caminando como El Langui sí, mil veces.