El silencio de la Iglesia española ante el drama de los bebés robados
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Sufrieron el dolor, la pérdida, el estallido en el corazón tras conocer que sus padres no eran sus padres, que en el momento de nacer fueron arrancados de brazos de su madre, que fueron vendidos por médicos, religiosos, monjas, y borrados sus rastros, sin dejar huella. Son los bebés robados, uno de los restos del más rancio nacionalcatolicismo -y parte de la democracia- que, cuarenta años después de la muerte de Franco, continúan pidiendo justicia y reparación.
"Son cientos de miles las personas que en España, ahora mismo, andan por las calles sin conocer su identidad". José Luis Gordillo, periodista, es el autor de Los hombres del saco, un impactante ensayo que aborda la trama de los bebés robados. Y que lo hace de la mano de San Pablo, una editorial religiosa (pertenece a los hermanos paulinos) que, en una decisión no exenta de críticas en el interior de la Iglesia, ha apostado por esta publicación. "Es una cuestión de justicia", afirma su director editorial, Octavio Figueredo. "No podemos quedarnos callados ante el sufrimiento de la gente".
Son muchos los que han sufrido a esos "hombres de saco" en sus propias carnes. Unos 30.000, según los datos oficiales, entre 100.000 y 200.000 según las víctimas. Son los niños robados durante la dictadura, cuyos responsables, algunos de los cuales siguen hoy vivos e "imbricados en los aparatos" del Estado, para evitar que la verdad salga a la luz. A día de hoy, "la Corona se ha negado a recibir a las víctimas", subrayó Gordillo, quien también se quejó de que la actitud de la Iglesia española "ha defraudado a las víctimas" y no ha mostrado en absoluto su predisposición a colaborar. Pero no acabó con la muerte de Franco, la red de corrupción de robo de bebés continuó entrada la democracia.
El año pasado, los colectivos de víctimas se reunieron con algunos obispos (entre ellos, el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, o el nuncio de Su Santidad, Renzo Fratini), quienes les dieron buenas palabras, pero ninguna solución. A día de hoy, ninguna diócesis española, ninguna congregación religiosa, ha accedido a abrir oficialmente sus archivos para que estas personas puedan comprobar sus partidas reales de bautismo, una información indispensable para reencontrarse con los suyos. Queda todo a voluntad de cada parroquia o congregación...