Me ha encantado Dublín
, además hemos tenido suerte con el tiempo porque sólo llovió algo el viernes y no ha hecho el viento que me esperaba. Eso sí, frío sí ha hecho un pelín, pero aguantable.El hotel Wynns nos encantó, su ubicación, la habitación, el desayuno, lo recomiendo totalmente
.La excursión con Sandemans como siempre recomendada (nos tocó un guía argentino llamado Sergio), la visita nocturna a la zona de Temple Bar imprescindible para ver el ambiente, los parques preciosos, la biblioteca antigua del Trinity College nos dejó con la boca abierta, a mí me dieron hasta escalofríos, espectacular
... Lo que no me gustó... fuimos a probar el estofado irlandés, en un sitio del Temple Bar que ahora no recuerdo el nombre, el que tiene la fachada amarilla llena de banderas... para empezar como el guía nos había dicho que pidiéramos (en cualquier pub) uno para dos pues eso hicimos y nos dijo el camarero que no, que debía ser uno para cada uno y que además uno era muy pequeño... ejem
... joé con el plato pequeño... además que valía 20 euros el plato!!! 
Pues cuando vino era pura pimienta! 
me ardían desde los labios hasta la laringe... nunca me ha sabido tanto un 7up fresquito... En fin, lo dejé prácticamente entero, una pena. Mi novio igual, nos llevamos tal palo que ni postre pedimos, nos fuimos a la planta baja a ver el ambiente de la música en directo.En fin, la ciudad, que es lo que importa, una visita totalmente recomendable
, y la gente muy maja y educada.
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y luego en el aeropuerto de Dublín los volví a ver cuando íbamos a regresar y me compré en formato mini en bolsita... nos las zampamos todas antes de llegar 
Que ganitas tengo de conocer Dublin!!
