Yo de pequeña-adolescente era muy guapa (baja modesto, que sube Winter
). Estaba acostumbrada a recibir elogios sobre mi apariencia, aunque yo no era consciente de mi aspecto; no le daba la más mínima importancia. Sin embargo, tuve un declive físico en bachillerato, justamente cuando más necesitada de piropos estaba y más importancia le otorgaba a mi físico. Lo pasé bastante mal, no entendía cómo, habiendo sido guapa, podía haber dado ese bajón. En mi mente era algo que desafiaba las leyes de la naturaleza; si nacías guapa, morías guapa. Mi autoestima, en paralelo, también se vio muy perjudicada. No me veía nada bien en el espejo y miraba constantemente en internet clínicas estéticas y precios de procedimientos para recuperar la belleza. Desde rinoplastia hasta cantopexia pasando por labios, pómulos... lo necesitaba todo.
No sé realmente si lo que ha mejorado desde entonces ha sido mi físico o mi percepción del mismo. La cuestión es que ahora me veo mucho mejor que antes y mi seguridad ha aumentado notoriamente. No sabría decir si soy guapísima, guapa o normal; creo que tengo la autopercepción un poco atrofiada. Nunca sabré realmente cómo soy, mi subjetividad me lo impide. Unos días estoy a la altura de Angelina Jolie y otros ni me atrevo a mirarme al espejo.
Afortunadamente estoy aprendiendo a relativizar, a restarle importancia a la apariencia física e impedir que controle mis emociones, aunque adelanto que es una batalla extenuante; a veces la doy por imposible. Mi máxima sería retroceder en el tiempo y reencarnarme en mi yo adolescente, la que no se paraba más de 2 segundos en el espejo y no le importaba la imagen que le devolviese.