Extraido de un Informe-Dosier elaborado por el Dr. Angel Ruiz-Valdepeñas Herreros
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EN RELACIÓN CON LAS MASCARILLAS:
Según la propia OMS en su informe “Recomendaciones sobre el uso de mascarillas en el contexto de la COVID-19, Orientaciones provisionales”, actualizado con fecha 5 de junio de 2020, informe que se adjunta al presente escrito como Documento Nº 11, dice textualmente en su página 2:
“Hasta el momento, los muestreos del aire en entornos asistenciales donde no se practican dichos procedimientos (Procedimientos Generadores de Aerosoles) permitieron aislar ARN del virus en algunos estudios (13-15) pero no en otros. (11, 12, 16) No obstante, LA PRESENCIA DE ARN VÍRICO NO EQUIVALE A LA DE UN VIRUS VIABLE, es decir, capaz de multiplicarse e infectar, y además transmisible y capaz de constituir un inóculo suficiente para iniciar una infección invasora.”
Esto quiere decir que ni siquiera en donde se supone que hay más riesgo de contagio como en un hospital, ni siquiera ahí hay evidencia científica de que el virus sea transmisible y capaz de infectar.
Y continúa en dicho informe:
“Hoy en día, los datos de investigación apuntan a que en su mayor parte LA TRANSMISIÓN DE LA COVID-19 AVANZA DE LAS PERSONAS SINTOMÁTICAS A OTRAS QUE ENTRAN EN CONTACTO cercano, cuando no se usa equipo de protección personal (EPP) adecuado.”
Y todavía en el mismo informe dice:
“Los datos científicos recabados hasta el momento acerca de la transmisión de casos sin síntomas procede de un número escaso de estudios con muestras pequeñas en los que es posible el sesgo de rememoración y no se puede descartar la transmisión por fómites.”
Lo que equivale a decir que no hay evidencia científica sólida de que las personas asintomáticas puedan transmitir el virus, ni aunque den positivo en la prueba PCR, que sólo indicaría presencia de ARN, pero no necesariamente virus viables capaces de transmitir la infección.
Y continuando las referencias del mencionado informe, dice en su página 5:
“Cuando se adopte el criterio del uso continuo específico de mascarillas médicas hay que tener en cuenta los posibles peligros y riesgos mencionados en seguida:
• la contaminación por el propio usuario derivada de la manipulación con las manos
contaminadas;(48, 49)
• la posibilidad de contaminación que puede surgir si el usuario no cambia una mascarilla que se ha humedecido, ensuciado o deteriorado;
• la posible aparición de lesiones cutáneas de la cara, dermatitis irritativa o empeoramiento del acné cuando las mascarillas se usan por muchas horas (43, 44, 50)
• las mascarillas pueden resultar incómodas;(41, 51)
• una falsa sensación de seguridad que puede propiciar una observancia menos rigurosa de otras medidas preventivas esenciales, como el distanciamiento físico y la higiene de las manos;
• el riesgo de transmisión por gotículas y de salpicaduras a los ojos, si la mascarilla no se combina con el uso de protección ocular;
• los inconvenientes o dificultades para usar mascarilla en determinados grupos de población vulnerables como los aquejados de trastornos mentales o discapacidades del desarrollo, los sordos y los niños;
• la dificultad para llevar la mascarilla en ambientes cálidos y húmedos.” Aunque este último apartado se refiere a las mascarillas médicas que no se discuten en este informe, los problemas a los que aquí se refieren son perfectamente aplicables a las mascarillas higiénicas que podría usar una persona de forma frecuente y continuada.
En relación con los POSIBLES beneficios del uso de la mascarilla la OMS recoge en el apartado “Recomendación a las autoridades competentes acerca del uso de mascarillas por el público general” comienza diciendo en la página 8:
- “Hasta el momento, el uso generalizado de mascarillas por las personas sanas en la comunidad no se apoya en datos de investigación de buena calidad o directos, y por ello conviene sopesar los posibles riesgos y beneficios”
Y en la tabla de la página 9, destaca que así como dice con claridad:
- En “Entornos donde no se puede lograr el distanciamiento físico y hay un riesgo mayor de infección o desenlaces negativos” los “Grupos vulnerables: • Personas ≥60 años • Personas con enfermedades concomitantes, tales como afecciones cardiovasculares o diabetes sacarina, neumopatía crónica, cáncer, enfermedad cerebrovascular, inmunodepresión” especifica claramente que la “Finalidad del uso de mascarilla” es la “PROTECCIÓN”
- Y en “Personas con cualquier síntoma indicativo de COVID-19” la “Finalidad del uso de mascarilla” es “CONTROL DE FUENTES”
En esa misma tabla de la página 9 dice:
- En “Zonas de transmisión extensa confirmada o presunta y capacidad escala o nula para aplicar otras medidas de contención tales como el distanciamiento físico, la localización de contactos, las pruebas apropiadas, el aislamiento y la atención de los casos presuntos y confirmados”, “La población general en entornos y situaciones públicos tales como las tiendas de comestibles, los centros de trabajo,
las reuniones sociales, las reuniones multitudinarias, los entornos cerrados, incluidas escuelas, iglesias, mezquitas, etcétera”, y en “Lugares densamente poblados donde no se puede lograr el distanciamiento físico; vigilancia epidemiológica y capacidad para efectuar pruebas, y medios de aislamiento y cuarentena escasos”, las “Personas que viven en condiciones de hacinamiento y entornos específicos como los campos de refugiados, campamentos, tugurios” y en “Entornos donde no puede lograrse el distanciamiento físico (contacto estrecho), “El público general en el transporte público (por ejemplo, autobuses, aviones, trenes) Condiciones de trabajo específicas que ponen al empleado en contacto estrecho real o potencial con otros, por ejemplo, asistentes sociales, cajeros, camareros (meseros, mozos)” la “Finalidad del uso de mascarilla higiénica” es el “POSIBLE beneficio para el control de fuentes”
En el momento que está usando el término POSIBLE en los beneficios del uso de la mascarilla en todas las situaciones mencionadas, que equivalen a todo lo que no sea entorno sanitario o personas enfermas, está admitiendo que no hay evidencia científica en su uso, tal y como SE DICE EXPLÍCITAMENTE en el párrafo antes mencionado: “Hasta el momento, el uso generalizado de mascarillas por las personas sanas en la comunidad no se apoya en datos de investigación de buena calidad o directos, y por ello conviene sopesar los posibles riesgos y beneficios”
Y para terminar con las referencias al informe de la OMS, dice textualmente en su
página 7:
“A día de hoy, no hay pruebas directas (provenientes de estudios sobre la COVID-19 y en personas sanas de la comunidad) acerca de la eficacia del uso generalizado de mascarilla por personas sanas de la comunidad para prevenir la infección por virusrespiratorios, en particular el causante de la COVID-19.” Esta última afirmación no requiere comentario alguno.
Para terminar con este apartado del uso de mascarillas higiénicas de forma continuada y frecuente por parte de la población general, sin datos de infección por enfermedad respiratoria alguna, la OMS dice en el apartado “Recomendación a las autoridades competentes acerca del uso de mascarillas por el público general”, “En muchos países se ha recomendado que el público general use mascarillas de tela o se cubra la cara. Hasta el momento, el uso generalizado de mascarillas por las personas sanas en la comunidad no se apoya en datos de investigación de buena calidad o directos, y por ello CONVIENE SOPESAR LOS POSIBLES RIESGOS Y BENEFICIOS”
Pues bien, sopesados los posibles riesgos y beneficios del uso de la mascarilla, y teniendo en cuenta el momento actual de evolución de la así llamada Pandemia de Covid-19, que técnicamente hablando se puede decir que está terminada más allá de la alarma social que
se pretende mantener desde los medios de comunicación, podemos afirmar con rotundidad que los riesgos del uso de la mascarilla higiénica superan con creces los posibles beneficios. Incluso aunque nos encontráramos en plena pandemia por cualquier enfermedad de transmisión respiratoria o cutánea, las medidas sanitarias a adoptar siempre deberán recomendarse a las personas enfermas y como mucho a los contactos directos con las personas que hayan desarrollado la enfermedad.
El uso frecuente y prolongado de mascarillas dificulta en la persona portadora de las mismas el proceso respiratorio normal. Cuando utilizamos una mascarilla impedimos la incorporación de oxígeno que la persona necesita en el proceso de inspiración,reinhalando, por parte de la propia persona, parte del producto de desecho que se elimina en la espiración en forma de dióxido de carbono, al dificultar su liberación por efecto barrera de la mascarilla.
Esto provoca una baja concentración de oxígeno arterial (hipoxia) y una alta concentración de dióxido de carbono (hipercapnia) y consecuentemente innumerables cuadros clínicos entre los que destacan los que ahora reflejaremos.
Por tanto, cuando existe un aporte disminuido de oxígeno a las células por el uso frecuente y prolongado de las mascarillas, o sea, hipoxia, se ponen en marcha una serie de cambios fisiológicos en el organismo, que intentan devolver el equilibrio, es decir, restablecer los niveles de oxígeno de la sangre arterial.
- De forma automática tiene lugar un aumento de la ventilación (hiperventilación) que sedebe a la estimulación que la hipoxia produce en los quimiorreceptores periféricos (carotideos, principalmente), estimulándose el sistema nervioso simpático que provoca un aumento de frecuencia cardíaca, tanto en reposo como en situaciones de actividad física y esfuerzo físico, con el objetivo de favorecer el aumento del flujo sanguíneo hacia los tejidos.
- Las manifestaciones iniciales más frecuentes son cuadros clínicos de cefaleas y cansancio.
- Esto puede ir seguido en algunos casos de sensación de mareo hasta llegar al síncope.
- Este aumento del sistema nervioso simpático potencia la liberación de catecolaminas, entre las cuales se encuentra el cortisol que inhibe el sistema inmunitario, disminuyendo el sistema defensivo del ser humano, factor que junto con la posible reutilización de las
mascarillas, puede producir enfermedades infecciosas.
- A nivel cerebral, la disminución del suministro de oxígeno provoca una hipoxia cerebral que puede producir dificultad en la actividad mental, deterioro cognitivo, falta de atención y disminución de la coordinación motora. Por la gran sensibilidad que tienen las células
cerebrales a la disminución del aporte de oxígeno, la hipoxia podría producir isquemia cerebral, manifestándose desde un simple mareo hasta un Accidente cerebrovascular en personas predispuestas.
- El aumento de frecuencia cardíaca produce taquicardia que puede condicionar dificultad respiratoria, mareo, debilidad, palpitaciones y confusión mental.
- A nivel cardíaco, la hipoxia podría provocar afectación en el miocardio por un aumento de la frecuencia cardíaca compensatoria, y favorecer la presentación de diversos tipos de arritmias, miocardiopatías e incluso favorecer los Infartos agudos de miocardio.
- A nivel respiratorio se produce una hiperventilación, o sea, una respiración rápida y profunda. El aumento de ventilación por minuto provoca un síndrome de hiperventilación que puede producir confusión, debilidad y lipotimia, principalmente cuando la persona está en un contexto de deshidratación por el aumento de la temperatura ambiental, situación propia del calor en meses de primavera y verano, que provoca un aumento en la eliminación de agua corporal a través de la sudoración.
- A nivel muscular, la hipoxia por uso prolongado y frecuente de mascarillas podría provocar también fatiga y pérdida de masa muscular.
- Por otra parte a nivel dermatológico se pueden producir, por el uso prolongado y frecuente de mascarillas, alteraciones de la microcirculación cutánea como eritemas, inflamación de la epidermis provocando dermatitis de contacto por irritación de las
sustancias químicas propias de las mascarillas, así como alergias cutáneas, por rechazo de tales sustancias, y agravamiento de patologías cutáneas faciales ya existentes.
- A nivel nasal, el uso de mascarillas de forma cotidiana y frecuente también puede provocar rinitis, así como a nivel oral cuadros de sequedad bucal e infecciones fúngicas favorecidas por el aumento de la temperatura y de la humedad en el compartimento estanco que se genera entre la boca y la mascarilla.
- A consecuencia de la hipoxemia e hipercapnia, se afecta el pH de la sangre hacia la acidosis, lo que provoca una caída del sistema inmunológico que favorece infeccionesvíricas, bacterianas, fúngicas y parasitarias, así como se convierte el organismo en terreno
de cultivo adecuado para el cáncer y otras enfermedades crónico-degenerativas. lo que enbuena lógica científico-médica, ocasionará incremento de la tensión arterial, mayor número de infartos cardíacos, aumento de la ansiedad y caída del sistema inmunológico, y
por tanto a la larga aumentarán las infecciones no sólo por el virus que se está tratando deevitar, sino de todo tipo de infecciones víricas, bacterianas, fúngicas y parasitarias, aumento de todo tipo de enfermedades crónico-degenerativas como el cáncer.
- Como consecuencia y por causas multifactoriales mencionadas en varios puntos de este listado de problemas de salud, habrá un incremento notable de accidentes y muertes en carretera, en el ámbito laboral, familiar, etc fruto de los mareos, síncopes, y demás
alteraciones mencionadas.
- Por último, mencionar que el uso de las mascarillas también puede provocar problemasde ansiedad por sensación de ahogo, principalmente en población vulnerable, como los niños y adolescentes, así como exacerbar los Trastornos Obsesivo Compulsivos, favorecidos por el miedo al contagio, todo ello potenciado por el resto de las medidas que en este informe se discuten.
El informe número 33, a día 29 de mayo del 2020, del Instituto Carlos III demuestra que la curva epidémica de mortalidad y contagiosidad en España por Covid-19 ha descendido hasta aplanarse.
La OMS , a través de su directora de Salud pública, la Dra María Neira, declara que la tasa de transmisibilidad del SARS-Cov 2 en estos momentos es muy baja y descarta un segundo rebrote.
La enfermedad en España ha afectado al 0,5 % de la población y ha tenido una mortalidad del 0,05 % en toda la población, según datos oficiales del instituto Carlos III, datos que no muestran una gravedad que justifique las medidas sanitarias adoptadas.
Y aunque estuviéramos en plena fase aguda de esta u otra pandemia, tampoco estaría justificada la implantación de estas medidas en la población sana, menos aún en los jóvenes y en los niños, como demuestra el hecho de que ante esta misma pandemia hay países que han adoptado medidas con diferentes grados de restricción, hasta llegar a tan sólo tener el rango de recomendaciones y sólo para las personas enfermas y contactos, y los resultados no muestran diferencias estadísticamente significativas.
Y como dice el físico teórico y profesor de Biología de Sistemas israelí, Uri Alon, detalla a Efe la estrategia matemática que ha desarrollado con su equipo tras el cierre total impuesto en China e Italia, «que va copiando el resto del mundo» y que, a largo plazo, cree el Instituto Weizmann, destruirá la economía global y generará una pobreza y mortalidad de mayores consecuencias que el la Covid-19. (ver Documento 12)
De forma natural esta pandemia decae a las 6-8 semanas de haber comenzado, independientemente de que se haya hecho confinamiento o no, según otro estudio realizado desde la Universidad de Tel Aviv. No hay claras diferencias en los resultados entre los países que confinaron y los que no confinaron, pero la diferencia brutal está enque la dureza de las medidas restrictivas ha sido directamente proporcional al descalabro económico y social provocado, con la correspondiente repercusión en la salud.
Sabiendo que la mortalidad afectó de forma predominante a los mayores de 80 años de edad, en un 67 %, y en un 61 % a las personas portadoras de enfermedades previas (comorbilidades), no existe justificación clínica ni evidencias médicas que fundamenten la
obligatoriedad del uso de las mascarillas en la población general, y menos en la población sana activa y trabajadora, susceptible de graves problemas de salud por el uso prolongado de mascarillas durante jornadas laborales de 8 horas diarias o más.
Por otra parte, manifestar que los niños y adolescentes que han desarrollado la enfermedad en España han sido 1.399, según datos oficiales del Instituto Carlos III en su informe número 32 del 21 de mayo de 2020, lo que representa un 0,56% de todos los contagiados por Covid-19 y su mortalidad ha sido 0 casos en época escolar, concretamente de 2 a 15 años de edad, y de dos casos en menores de dos años, por lo que se puede concluir que no existe ninguna evidencia científica ni justificación clínica que fundamente la necesidad de que los niños y adolescentes tengan que utilizar obligatoriamente la mascarilla en los colegios; situación que puede afectar gravemente su salud así como su proceso de aprendizaje.