Doraemon
La desfachatez de Rocío Carrasco al compararse con Laura Valenzuela: "Yo también lo habría dejado todo por amor"
... dijo este miércoles en La 1 Rocío Carrasco, hija de la irrepetible y grandiosa Rocío Jurado,
contertulia bienpagá en la cadena pública y discutible reclamo comercial del programa "Lazos de Sangre", dedicado en esta edición a la sensacional Laura Valenzuela, una profesional de los pies a la cabeza, una mujer de una belleza moderna y eterna, una esposa dulce y una madre de diez.
Poca comparación resiste Rocío Carrasco con la actriz, presentadora, esposa y sobre todo con la madre que es Laura Valenzuela quien, en sus 89 años cumplidos en febrero, no ha dado una mala nota ni un escándalo, ha aguantado la enfermedad de su hija, la viudedad temprana, su propia enfermedad, ha ejercido de madre y abuela ejemplar y además no hay nadie que hable mal de ella.
Pero es que
además, de buena madre la políglota, hermosa y elegante conductora de aquel Festival de Eurovisión sesentero, es simpática, empática, humilde, generosa, tiene un don para la comunicación y encima sabe peinarse bien.Todo lo contrario de la madre de Rocío Flores, que tiene un problema muy serio a la hora de peinarse y habla como si se creyera una diosa que está por encima de todos, pronuncia sus argumentos como si fueran encíclicas.
Rocío Carrasco es a sus 43 años la hija de Pedro Carrasco, uno de los mejores boxeadores españoles de la historia, fallecido hace casi 20 años, y de La Más Grande, enorme artista muerta a causa de un cáncer de páncreas hace 14 años. O sea
el único diploma que acredita a Rocío Carrasco para ir a televisión a darnos clase de todología con esa seguridad insultante es ser "hija de".
José Luis Dibildos le dijo que se casaba con ella pero que se retirara, cuando fue una pionera y una gigante de la televisión.
Y va la niñata esta de 43 años y dice: "Yo también lo habría dejado todo por amor". No será el amor a sus dos hijos. Pero es que no se lleva bien con sus tíos carnales, los Mohedano, ni con la segunda mujer de su padre, Raquel Mosquera, ni con Ortega Cano, ni con sus hermanos Gloria Camila y el pobre José Fernando, adicto a la autodestrucción.
A diferencia de Rocío Carrasco, Lara Dibildos, también "hija de", es una madre top no solo para sus dos hijos, sino incluso para Ana Barrachina, la hija secreta del jinete sevillano, que fue acogida en casa de Lara y tratada como una hija cuando el sevillano estuvo viviendo de Dubai. "Es la hermana de mi hijo Álvaro", decía Lara.
La simpatía que le falta a Rocío Carrasco le sobra a Lara, educada, con estudios, con una vocación de actriz, siempre ponderada, con una sonrisa sin impostar. Y es que esa cara de la hija de Pedro Carrasco y Rocío Jurado, por no hablar de los pelos novia de Frankenstein que nos aterrorizan, solo puede tener un diagnóstico: no es feliz. Ojalá sea una impresión equivocada y sepa Rocío volver a encontrarse con la paz, con el buen humor que tenía de pequeña, con la frescura ingenua y picarona de su juventud, cuando efectivamente lo dejó todo por amor y se escapó con guardia civil a Argentona con una mano delante y otra detrás del bombo que llevaba y que hoy se llama Rocío Flores y es su hija.
Rocío Carrasco discutió con Jesús Mariñas sobre las razones de Laura Valenzuela para retirarse en su momento de mayor esplendor.
Valenzuela defendió siempre que lo hizo por imposición de su marido, el productor José Luis Dibildos. Sin embargo,
Rocío Carrasco ha negado que fuera así , o que se tratara de algo que hoy sería claramente machista e inaceptable. La propia Lara le llevaba la contraria.
Jesús Mariñas cortó a Rociito en seco.
"Él era muy machista", decía el periodista sobre el padre de Lara Dibildos.
"¡No estoy de acuerdo!", argumentaba Carrasco. "Bueno, eso es lo que piensas tú y esto es lo que pienso yo", interrumpía Mariñas. "Claro, porque si no yo sería tú y tú serías yo, está claro", replicaba la hija de Rocío Jurado.
Cuando no se equivoca dice obviedades. Pero las cobra.
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