Leyendo a
Lux me acabo de acordar de uno de mis grandes secretos que nadie sabe
En mi armario tengo TRES vestidos de novia. Uno, que fue el que llevé, y dos sin estrenar, con su etiqueta y todo.
Cuando me iba a casar tenía muy claro qué estilo quería y no encontraba nada, así que me compré on line el Carly de BCBGMAXAZRIA, que era lo que buscaba y estaba descatalogado, pensando en adaptarlo un poco. Pero me equivoqué y confundí la talla inglesa y la americana, y me estaba enorme.
Aún así iba a arreglarlo, pero acabé enamorada de uno de Bundó, que es el que llevé, haciéndole mil cambios.
Y este año pasado, en la liquidación de Intropia, me encantó un vestido de novia que tenían en color piedra. Pensé en arreglarlo y hacerme un vestidazo de verano, pero ¡decepción! Aparte de la talla gigante (una 36 enorme), es demasiado “de novia”. Parezco una princesa medieval. Y ahí lo tengo, por si alguna vez voy a una fiesta temática, que parezco sacada de Juego de Tronos
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Cada vez que abro el armario y veo los vestidos pienso “madre mía”. Pero me da pena venderlos.
Hace años una amiga quiso comprarme uno, pero no le parecieron lo suficiente “de boda” (tampoco yo se los hubiera vendido; si acaso, se los hubiera prestado)
Son mi pequeño secreto. De vez en cuando me los pruebo y me siento divina
Así que nada, cualquier día invito a un par de amigas y acabamos así