De libro
Backlash: The Undeclared War Against American Women - Susan Faludi 1991 sobre la programación de tv, películas y demases de los 80
Los indicadores más sutiles en la cultura popular pueden recibir un aviso mediático momentáneo y, a menudo, desconcertado, y luego escapar de la conciencia social:
Un informe, por ejemplo, de que la imagen de mujeres en programas de T V en horario de máxima audiencia se ha degenerado repentinamente. Una encuesta de ficción de misterio que encuentra el número de personajes femeninos torturados y mutilados misteriosamente multiplicándose. La desconcertante noticia de que, como dijo un comentarista, "muchas canciones exitosas tienen la palabra p**a para referirse a las mujeres que parece que algo de música rap se está desviando hacia la música de viola***n". El predominio de cómics virulentamente misóginos como Andrew Dice Clay, que llamó a las mujeres "cerdas" y "zorras" y se mostró en películas en las que mujeres fueron golpeadas, torturadas y explotadas, o locutores de radio como Rush Limbaugh, cuyo costado contra las "femin**is" hicieron de su programa sindicado el programa de entrevistas de radio más popular de la nación. O la noticia de que en 1987, las Mujeres Americanas en Radio y Televisión no pudieron otorgar su premio anual por anuncios que presenten a mujeres de manera positiva: no pudo encontrar ningún anuncio que calificara.
Todos estos fenómenos están relacionados.
Cita original
More subtle indicators in popular culture may receive momentary, and often bemused, media notice, then quickly slip from social awareness:
A report, for instance, that the image of women on prime-time T V shows has suddenly degenerated. A survey of mystery fiction finding the numbers of female characters tortured and mutilated mysteriously multiplying. The puzzling news that, as one commentator put it, "So many hit songs have the B-word [bitch] to refer to women that some rap music seems to be veering toward rape music." The ascendancy of virulently misogynist comics like Andrew Dice Clay—who called women "pigs" and "sluts" and strutted in films in which women were beaten, tortured, and blown up—or radio hosts like Rush Limbaugh, whose broadsides against "femi-Nazi" feminists made his syndicated program the most popular radio talk show in the nation. Or word that in 1987, the American Women in Radio & Television couldn't award its annual prize for ads that feature women positively: it could find no ad that qualified.
These phenomena are all related