P.- La Casa Encendida (LCE) presenta su trabajo diciendo que se niega a someter al cuerpo femenino al poder masculino. Sin embargo, muchas de sus protagonistas son mujeres que desean ser sometidas. ¿Cómo explica esa contradicción?
R.- Somos animales, nos gustan los hombres ¿no? Eso no quiere decir que la dominación deba ser intelectual o legal. Tener los mismos derechos no es hacer el amor de la misma manera.
P.- La han acusado de misógina.
R.- Escritores como Lautremont o Henry Miller son magníficos y se les permite ser tan misóginos como quieren. Para mí han sido inspiradores, es parte de mi cultura. Puedo escribir textos misóginos increíbles y textos con un enorme desprecio hacia los hombres. Son gestos artísticos, no es política, tengo derecho a no ser políticamente correcta.
P.- ¿Se considera feminista?
R.- Las feministas me odian por hablar del masoquismo de la mujer, del deseo de dominación, de la ambigüedad. "36 fillette" (se proyectará en LCE) habla de una adolescente que fantasea con ser violada. La sociedad le prohíbe confesar su deseo, y eso le lleva a culpar al hombre. Me interesa mucho la negación, me deprime esta sociedad rancia y puritana con las mujeres.
P.- Desde los 60 hasta hoy, ¿hemos avanzado en la liberación s*xual?
R.- No. En los 60 y 70 sí hubo libertad. Hay películas de Ferreri, Pasolini, incluso Bresson o Scorsese que hoy no podrían hacerse. Somos más puritanos. Me gustaría el movimiento #Metoo si no fuese tan puritano, pero ese puritanismo abominable y rancio convierte a las mujeres en seres que no saben defenderse.
P.- ¿No cree que ha servido para armar de valor a muchas mujeres para que denuncien abusos?
R.- La viola***n es un crimen; dejarse hacer por miedo a no obtener un papel es otra. Se condena en redes sociales, sin pruebas, sin investigación, incluso sin denuncia. Hay que denunciar en los tribunales y que se les facilite hacerlo
P.- Sin redes sociales quizá no habría sido posible el movimiento, ¿qué opina?
R.- Estoy en contra de esas redes sociales de mierda, es abominable. Todos los movimientos que prenden en internet son demagógicos, sin reflexión. No es el pueblo, es el populacho, no hay nada más aterrador.
P.- Trabajó como actriz en el reparto de "Último tango en París" de Bertolucci. Otra polémica reavivada 40 años después en redes sociales (la escena de la viola***n).
R.- Maria Schneider es guapa y muy buena actriz, pero las buenas actrices no siempre son inteligentes. Yo estuve allí y no ocurrió nada fuera de lo normal.
P.- El ciclo de LCE se centra en la adolescencia, ¿por qué le interesa tanto esa etapa vital?
R.- Es el ciclo más importante de la vida y está poco contado. Yo no soy psicoanalista ni socióloga, no soy ese tipo de cineasta. Aspiro a contar lo que no se quiere contar, lo que se niega: ese es el denominador común de mis películas, conócete a ti misma, incluso lo que no quieres conocer. A Henry Miller nadie le prohibía nada: tengo derecho a ser Henry Miller. EFE
Súper feminista la que sólo reivindica su derecho a ser tan misógina como Henry Miller.